martes, 7 de febrero de 2012

INTERVENCION DE RICARDO DIAZ EN LA PRESENTACION DE LA BIOGRAFIA DE NINO MORALES

 Nino Morales
El corazón en la Lucha Canaria
            Esta tarde, con motivo de la presentación del libro Nino Morales El corazón de la Lucha Canaria, me ha tocado a mi glosar la figura del amigo Nino, para lo que intentaré recordar mis vivencias  junto al segundo Pollo de Fasnia.
            Como quiera que el autor, Anghel Morales García, de una forma amena,  deja constancia en la primera parte del libro,  de la biografía luchística de Nino Morales, yo me voy a limitar a relatar aquellas anécdotas  de las que, por su cercanía, fui testigo directo. Al mismo tiempo, intentaré resaltar las principales virtudes de las que siempre Nino ha hecho gala.
            Ya el autor, en el título del libro, menciona el coraje con el que se empleaba en el terrero, pero hay otras virtudes como la constancia, la lealtad, la dedicación y los grandes conocimientos del deporte que siempre ha amado, que debemos significar en éstas líneas.
            A lo largo de su vida deportiva fue siempre de dos equipos, el Brisas del Teide y el Santa Cruz y como de ambos equipos tuve el honor de ser Presidente, puedo dar fe de su lealtad y dedicación, no solo cuando luchaba, sino como mandador, directivo o seguidor. Creo no equivocarme si afirmo que Nino Morales ha sido el antiguo luchador que más luchadas ha visto y sigue viendo.
 Todos sabemos que la cogida de muslo era la maña preferida de Nino Morales, hasta el punto de asegurar que en la historia de la lucha no ha habido otro igual. Gonzalo García me decía que Ramallo de Tegueste, al que yo no vi  luchar, también lo cogía muy bien, y después recordamos a El Chasna, Chicho Ramos, Domingo Peña, Gregorio Gil, etc., pero que lo hiciera con tanta seguridad, difícil de sacar, y tanta variedad en el remate, es decir, tronchando hacia abajo, levantando por encima de la cabeza o muslo y garabato, alcanzando una gran efectividad. Precisamente, uno de los mejores defensores de la cogida de muslo que ha tenido la Lucha Canaria, Orlando Sánchez (El Estudiante), entrenó, durante un verano, en la IPS en los Rodeos, con nuestro protagonista con motivo de su Servicio Militar, a lo que le atribuyo yo el que uno y otro hayan perfeccionado tanto esa maña y sus contras.
            Pero Nino no fue solo la cogida de muslo, dominaba todas las luchas bajas. Recuerdo en una luchada en el Cine del Tablero tirando a José Santana por garabato ya que en  una luchada anterior el Rey de la Cadera le había contreado la cogida de muslo y lo había tirado en El Escobonal. Eso sí, como era un luchador netamente de ataque utilizaba siempre su lucha más segura.
            En el libro que hoy presentamos, se hace referencia a las hazañas más importante realizadas en los terreros de toda  Canarias por Nino Morales, tanto con el Brisas del Teide como con el Santa Cruz. Sin lugar a dudas, con el equipo fasniero, hay que hablar de la famosa luchada de Arafo en la que derribó a once contrarios del Chimisay de los que seis le dieron la primera lucha, lo que hizo comentar a Jerónimo Dionis que entre los dos habían terminado con todo el equipo, pues Brazos de Hierro había tumbado uno, concretamente a Juan Luis Flores “El Pastor”.
            Como queda constancia en el libro, Nino tuvo dos etapas en el equipo de la capital. En la primera, durante el Servicio Militar, con el Unión Santa Cruz, militando en Segunda Categoría, aquel equipo heredero del Hernán Imperio del Frente de Juventudes y que se trasladó al Puente Zurita con Dionisio, Domingo Cruz, Álvaro Arbelo, Domingo Díaz, etc. con Camurria de mandador, cuando se luchaba en el Frontón. En éste terrero, con una lesión en la oreja y una cura de urgencia a cargo del médico de la Casa de Socorro, Nino siguió luchando y ganó la luchada que era decisiva para el título,  tirando a los dos puntales del Beneharo de Geneto: El Zurdo y el Ovejero.
            En su segunda etapa, ya en primera categoría con el C.L. Santa Cruz, fue el año 1.962 su mejor temporada en sus enfrentamiento con el Real Hesperides y sus victorias sobre los mejores puntales del momento como eran Felipe del Castillo y el Pollo de las Canteras. Era una época en la que se llenaba la Plaza de Toros, con más de 10.000 personas en las gradas,  sillas del terrero y gente de pie, cuando el C.D. Tenerife acomodaba sus horarios para no coincidir con las Luchadas de la Plaza de Toros. Fue famosa la luchada que se llamó de “los pollos”, por las pancartas de la afición donde se veían comiéndose los pollos del Hesperides:  de las Canteras, de Tegueste, de San  Antonio, de la Esperanza, etc., de mal recuerdo para Nino pues fue la única vez que lo tiró Vidal Martín quedándose solo el Pollo de Maguez y perdiendo el Santa Cruz.
 Por aquel entonces no había tiempo para recoger dinero de los espectadores y Nino recorría rápido las gradas y el ruedo de la Plaza de Toros recaudando, cada tarde, unos cuantos kilos de monedas de veinticinco, cincuenta y cien pesetas, pues recuerdo que el peso del bolso al final de cada luchada era considerable, pues era yo el encargado de cargarlo. Sobre todo, en los enfrentamientos con equipos de Gran Canaria, Adargoma, Vencedor y Rumbo, con luchadores fuertes que caían uno tras otro por la famosa cogida de muslo.
            Pero, sin olvidarnos del deporte vernáculo, cosa imposible hablando de Nino Morales, intentaré hacer una semblanza de la persona de NINO, desde su juventud en la Morra de las Vistas en Fasnia hasta la actualidad. Desde muy temprano comenzaba su  trabajo en el campo o haciendo hasta tres viajes diarios con el mulo hasta las galerías del Chifira, La Plata, Aguas del Teide, etc., para sin perder un día, ir por la tarde a entrenar, siguiendo la estela de sus hermanos Pablo y Paco. En esta época salía una nueva camada de luchadores jóvenes como él, Pedro Rodríguez, Luis Trujillo, Angel Chico, etc. con los que el eterno capitán Benildo Frías iba sustituyendo a los más veteranos.
            Su entrada al Servicio Militar y la suerte de que le tocase en Tenerife, supuso un gran cambio en su vida, al que rápidamente se adaptó muy bien. Le recuerdo de “ordenanza” del Comandante Fernández Ovache que vivía en la Cerrajería Zamorano en la calle Diego Crosa justo enfrente de mi casa, donde el trabajo que tenía que hacer era llevar el pan y los niños al Colegio. En esa época, el Unión Santa Cruz entrenaba en una finca situada en el actual Parque de la Granja, y allí estaba Nino, como un clavo, todas las tardes.
 Esta zona del Puente Zurita, donde estaba la parada de la Guagua de Los Campitos, hay que tener en cuenta que en el equipo había muchos luchadores de ese Barrio alto de Santa Cruz y de los Valles de Jimenez y Tabares, era lugar de reunión de todos pues, además el Presidente del Club; Juan  Jerónimo Pérez, vivía en la calle Febles Campos. Allí conoció Nino a Pepita que trabajaba en un negocio de comestibles de sus tíos que estaba situado en la esquina de la calle San Cristóbal.
Después de cumplir el Servicio Militar, volvió al Brisas del Teide ya como puntal, dejando campeón al equipo en una Segunda Categoría muy fuerte con  pocos  equipos, coincidiendo con la vuelta a los terreros de Gonzalo García Pollo del Escobonal. De ésta época es la hazaña de los once contrarios en Arafo y también en Arafo, el fallo de la caída con el Cafetero en un desempate con el Victoria.
Vuelve a Santa Cruz, yá al C.L. Santa Cruz de Primera Categoría, que con la incorporación de Demetrio Domínguez (Pollo del Rapido) y sobre todo, de Andrés Lutzardo (Pollo de Maguez) y Tino Diepa se había convertido en el equipo a batir en Canarias.

            
           
Como todo buen aficionado de aquellos tiempos conoce, la Lucha en la Capital se trasladó a la zona del Parque García Sanabria, pues era la Draga, en la calle Los Campos,  el sitio de reunión y de entrenamiento y el equipo alquiló un piso en la calle Méndez Nuñez, frente a la Palmera. donde Nino vivió bastante tiempo. Trabajaba en la Iberica, una Cía. Auxiliar de la Refinería y al fin consiguió la entrada en Cepsa.
Por el año sesenta y cuatro se casó en el Charco del Pino, y fuimos a la boda, por la carretera vieja,  en el  “perol” que yo tenía:  Benildo Frías, Lolo Díaz, Arturo Marrero, Julio el Tambor y el que suscribe.
            A lo largo de estos recuerdos hemos visto que Nino conoció muy bien dos zonas de Santa Cruz, la del Puente Zurita y la del Parque García Sanabria pero todos sabemos que la que conoce al milímetro es la de la Plaza de Weyler. Allí ha tenido su oficina “virtual” durante muchos años y voy a recordar una anécdota del gran aficionado que fue Mario Marrero que ante la pregunta de una señora que donde tenía la oficina un señor de Fasnia que se dedicaba a la compra venta de viviendas y que tenía una oreja un poco deteriorada le contestó “desde la esquina del Bar Callao a la del Bar El Porvenir”, y así era y es en la actualidad.
            En fin, con lo que antecede, he querido dejar constancia del gran valor deportivo y humano que, para mí,  ha tenido Nino Morales a lo largo de su vida. Creo que ya va siendo hora de que se le reconozca estos méritos, pues, como hemos dicho más arriba, sigue al pie del cañón.
            Espero que con la lectura del libro que ha realizado el amigo Anghel, que se lee de un tirón, y el análisis de las interesantes fotografías que se incluyen, el aficionado pueda hacerse una idea de quien ha sido y es Nino Morales.
            Muchas gracias por su atención.

            Ricardo Díaz Cruz 

2 comentarios:

  1. Interesante comentario. Invita a leer el libro. ¡Enhorabuena, Anghel!

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  2. gracias mi querido amigo por estar siempre apoyando a los amigos... un fuerte abrazo

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