viernes, 15 de julio de 2022

CURRÍCULUM


CURRÍCULUM

QUICOPURRIÑOS

Antonio Francisco  Purriños Corbella (quico). Santa Cruz de Tenerife.

18 de Abril de 1958

Abogado de profesión, aunque eso no viene al caso, se encuentra con los pinceles, casi por casualidad, hacia el 2010. Parte de la culpa se debe a unos 100 metros cuadrados de planchas de polietileno que le regaló un mayorista de frutas y verduras, como remedio para bajar la temperatura del sofocante calor de la terraza cubierta de su casa. Y cierto que en algo ayudó. Pero como los ingresos de la abogacía fluctúan como la bolsa, quiso la ruleta de la fortuna que una minuta posibilitara la instalación de un aire acondicionado, con mando a distancia y todo, lo que permitía pasar la tarde en ese patio techado a una agradable temperatura. Por la educación recibida o por los años, quién sabe, es lo cierto que en su cabeza lo de usar y tirar no cuadraba, acostumbrado como estaba desde la infancia, de guardar que para algo servirá. Y así fue como esas planchas de poliuretano se convirtieron en lienzos, el barniz en pintura y los callados de playa en elementos de sus primeras "obras". También sirvieron las planchas para aceptar un reto, decorar por carnavales una cafetería,  que al final fueron dos. Y así, las planchas se convirtieron en partes de un barco pirata debidamente protegidos con barnices y tonalidades oscuras, las botellas de agua, en cañones las de litro y medio y en caras y cuerpos de corsarios las más grandes con la ayuda de trapos, pinturas y sombreros desechados. Llegada La Cuaresma tocó retirar tanto desmadre, justo tras enterrar la sardina, pero el gusto al lienzo, el gusanillo por pintar, había nacido y aún quedaban muchas planchas que colorear.

 

Y pasaron los años y, como el adicto que precisa su dosis diaria, se engancha a pintar, sin estudios ni conocimientos previos, descubre en el abstracto, un medio de expresión. Cada cuadro surge de la inspiración del momento y, obviamente, el estado de ánimo influye en el trazo, en la combinación de colores, en la forma, en el resultado. De la época de los callados pronto olvidada, queda, sin embargo, el gusto por incorporar materiales, telas, papeles, cuerdas, o lo que se  guardó, que nada se debe tirar por si algún día sirve.

 

Y como cualquiera que disfrute pintando, su sueño es exponer, mostrar sus trabajos y hasta vender, que soñar no está prohibido, sus primeras muestras fueron en la Cafetería de la esquina, en la que tomaba café. La oportunidad de una primera ¡Exposición! se la brindó el Casino de La Laguna, en Julio de 2020 a la que sigue una Exposición Permanente en El Patio Canario  (Sala Mustelier) de la c/ Ossuna. Ahora guarda pacientemente, a la espera de un espacio público, obras para colgar, para mostrar, que nada hay que tirar por si algún día sirven de algo.

 

 quicopurriños
          El sapo de la noche

 

Dedicado a mis hijas Carla y Ana

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