sábado, 17 de octubre de 2015

ACABEMOS CON EL SUEÑO DE MONSANTO

ACABEMOS CON EL SUEÑO DE MONSANTO

Dalia Hashad - Avaaz

12 países acaban de sellar un acuerdo secreto que otorga a las corporaciones amplios poderes sobre el 40% de la economía mundial. Pero, para que se convierta en ley, cada país debe ratificarlo. La buena noticia es que un número creciente de congresistas demócratas y republicanos se oponen a él. Vamos a darles el respaldo ciudadano que necesitan para que puedan pararlo. Firma ya y comparte con todo el mundo:

Queridos amigos y amigas:

12 países acaban de sellar un acuerdo secreto que otorga a las corporaciones amplios poderes sobre el 40% de la economía mundial. Pero, si actuamos ya, el Congreso de EE.UU. podría frenarlo.

El Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP por sus siglas en inglés) es el sueño dorado de Monsanto y de las grandes farmacéuticas. Un tratado monstruoso que podría además extender la censura en Internet de forma masiva. Por suerte, para que se convierta en ley, cada país debe ratificarlo.

La buena noticia es que en EE.UU. un creciente coro de voces de los partidos demócrata y republicano se está posicionando en contra y, si el Congreso dice NO allí, se paraliza el acuerdo.

Avaaz está en una posición única para irrumpir en el debate con las voces de cientos de miles de personas de estos 12 países y del mundo entero. Vamos a darle a nuestros aliados en el Congreso el respaldo ciudadano que necesitan para proteger nuestras libertades. Suma tu voz y díselo a todo el mundo -- entregaremos nuestro llamamiento directamente al Congreso:

https://secure.avaaz.org/es/tpp_2015_loc/?bcrKKbb&v=66291

El TPP condicionará nuestra forma de vivir desde Norteamérica hasta Chile, pasando por Nueva Zelanda. Además, la mayor parte del texto lo redactaron los negociadores y las empresas en secreto, y de espalda a la ciudadanía. Cuando Wikileaks reveló una parte, pudimos ver una muestra de lo nefasto que es:
Si un país prohíbe una sustancia química tóxica, etiqueta alimentos transgénicos o endurece la legislación medioambiental, el TPP da poder a las empresas para denunciar a cualquier gobierno en un tribunal secreto presidido por jueces ligados a las corporaciones. Si el gobierno pierde, los contribuyentes podrían verse forzados a pagar a estas empresas miles de millones de dólares en concepto de pérdida de beneficios.
Con el TPP, los gigantes farmacéuticos podrían extender tanto sus monopolios que el acceso a los medicamentos baratos que salvan la vida a pacientes de cáncer y SIDA podría verse restringido.
El acuerdo podría criminalizar a todos aquellos que den la voz de alarma sobre actividades corporativas ilegales a través de sistemas informáticos.
Esos puntos son solo una pequeña parte del acuerdo. No tenemos ni idea del grueso del tratado que los grupos de presión empresariales han redactado, porque los gobiernos se han opuesto a hacerlo público. Aunque los tratados comerciales pueden ser vitales para que disfrutemos de una economía mundial sana, nuestros representantes nunca deberían hacernos tragar con nuevas leyes sin dejarnos conocer su contenido -- y definitivamente no deberían hacerlo en beneficio de las empresas y a expensas del bien público.

Hemos estado luchando contra este tipo de acuerdos durante años, y hemos ganado. Nuestros aliados en el Congreso de los EE.UU. nos acaban de decir que “este acuerdo no está cerrado” pero, para desterrarlo, necesitamos toda la ayuda posible por parte de la opinión pública. Frenemos el secuestro de nuestras democracias por parte de las empresas. Únete al llamamiento y corre la voz. Tenemos que estar juntos en esto: 

https://secure.avaaz.org/es/tpp_2015_loc/?bcrKKbb&v=66291

Es fácil sentirse insignificante ante la presión de las grandes corporaciones a nuestros gobiernos. Pero cuando intentaron forzarnos a aceptar un acuerdo comercial que ponía en peligro la libertad de Internet, casi 3 millones de miembros de Avaaz actuaron y nuestra comunidad fue una fuerza clave a la hora de paralizarlo. Hagámoslo de nuevo ahora y recordemos a nuestros gobiernos que la verdadera fuente de poder no es el dinero, sino seguir el dictado de los ciudadanos.

Con esperanza y determinación,

Dalia, Nataliya, Alice, Mais, Emma, Danny y todo el equipo de Avaaz

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