FINAL DEL VIAJE
Eduardo Sanguinetti, filósofo y poeta.
Ya no hace falta que se discutan en centros internacionales de exterminio una Ley de Eutanasia, el coronavirus llegó para ahorrarles la molestia de tomar decisiones un tanto antipáticas para los, aún, dueños del mundo y sus acólitos.
Siempre podemos negar lo que está vivo, basta esperar algunos siglos para tener razón, pues como pocos ignoran, mi pensamiento devenido en actos de vida, desafía al Poder oculto, es inevitablemente silenciado e ignorado por los medios corporativistas, asesinos de la verdad como valor supremo.
Sobre todo, si este
pensamiento, proviene de una persona que, como yo, que siempre ha operado con
pasión, humanidad, mostrando amor y empatía hacia todos los seres que he visto
sufrir… detestando al mundo donde reina el “destripe”, en todos los tonos,
mundo, donde es peligroso dar prueba de amor o simplemente de dignidad o de
valor.
Por el contrario,
parece que, para salvar la piel, hay que mentir, reptar, engañar y ser
cobardes: consigna de una humanidad mansa y obediente.
Tampoco he dejado
de denunciar jamás, el avasallamiento de las libertades civiles de los pueblos,
ni las guerras que se vienen sucediendo sin pausa ni espera en el mundo, la
contaminación atroz del medio ambiente en diversas latitudes, ante la
indiferencia feroz del sistema genocida y “terricida”... al terrorismo del
estado privatizado, una guerra paralela que hace estragos en las relaciones de
las comunidades, exiliadas y parias en este mundo, violentamente afectivo.
Me he manifestado
de manera clara y sin dobleces, entre otros conceptos, acerca de la incapacidad
de los gobiernos excluyentes y tibios (de todos los colores) a la hora de
luchar por la igualdad, la libertad, la solidaridad y de "liderar la lucha
contra la corrupción endémica", que está asimilada al derrotero de
nuestras naciones, tan pobres en sus fines y sumo a mi crítica, el no poder ir
más allá del modelo de explotación de materias primas.
Estos puntos son
relevantes a la hora de hacer un (re)planteo de hacia dónde vamos, de qué
manera y cómo salimos de esta encrucijada neoliberal infiltrada en todos los
repertorios de la vida bajo el estupro democrático-procedimental.
Como militante de
los derechos civiles y humanos, en un mundo que se debate entre el pánico y la
furia, en plena pandemia de Covid-19 y sus mutaciones diversas, que están
provocando estragos en el mundo todo, hago extensivas mis demandas a los
estados centrales sobre la vacunación en el planeta.
El riesgo para el
mundo es que cuanto más grande sea el grupo de infecciones a nivel mundial,
mayor será el riesgo de que las mutaciones produzcan variantes más contagiosas
o resistentes a las vacunas.
Sobre esto,
advierto de que un proceso de solidaridad total y absoluta, debe producirse en
un tiempo perentorio, a modo de evitar “el fin de la vida humana”. Lo
importante es que se puede hacer y es perfectamente realizable, si los
intereses del mercado que dicta y rige en el planeta son dejados de lado de
inmediato.
He alertado en este
año y medio, desde los más diversos medios que tuve a mi alcance, que debe
internalizarse en todos los ámbitos que, a menos que haya una vacunación rápida
de miles de millones de personas en los países pobres, va a ser un desastre
jamás experimentado, el que se gesta, por avidez de los poderes de laboratorios
y negociados de gobiernos de países centrales europeos, que olvidan que el
centro del mundo, fue, es y será el hombre.
Siempre es
importante prestar atención a las estructuras de poder actuales y a las resistencias,
a los cambios que tienen dichas estructuras para utilizar la mejor estrategia
para desmantelarlas en el caso de que no se justifiquen y remplazarlas por algo
más libre y justo.
Saber esto
significa ser lo suficientemente audaz y buen estratega para combatir toda la
propaganda que el poder utiliza para perpetuar situaciones injustas. Las
experiencias personales que he vivido lo confirman. Lo que a veces parece
imposible, se convierte en realidad. Las victorias son posibles porque el
verdadero poder lo tienen los gobernados, si estos tienen la voluntad y el
coraje de asumirlo.
Y así, con la
'lógica' de los justos, la benevolencia impasible de 'caritativos', la seriedad
adusta de los 'virtuosos', los obscenos teóricos de salón e informantes de medios
mercenarios, se provoca la indigencia de millones de seres humanos y se
perpetra el despojo de derechos, la expoliación de la vida, la degradación de
la salud, las horas vacías, la vida atroz de multitudes, abandonadas al margen
de la existencia...
Enfrentar sin temor
todo lo que de siniestro nos ofrece este sistema, sería la orden del día, sin
dejar amedrentarse por el inmediato argumento que imponen los señores del
fraude y la mentira, como leyes de competencia, la competitividad, la
adecuación a las normas internacionales de desregulación, mientras se cantan
himnos a la flexibilización laboral y la inclusión jamás implementada:
“sarcasmo en estado impuro”, al que hay que responder con “sarcasmo en estado
puro”, hacia la “porquería” meditada, de un mundo en el que no hemos pedido
vivir.
Una desesperanza
ilimitada, una ternura a la deriva, un sufrimiento ininterrumpido, un estilo de
nómade del tercer milenio, dorado al fuego de humor denso como el argot pujante
controlado de un intelectual comprometido con este tiempo, mi obra encarna una
de las crisis de la cultura sociopolítica y cultural de este milenio de boatos
fúnebres.
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