domingo, 21 de junio de 2020

PALABRAS


PALABRAS
JM AIZPURUA
Confinamiento, coronavirus, mascarilla, triaje, franja, inmovilidad, ¡vaya mierda de palabras! yo no las quiero usar, ni verlas, prefiero estas últimas que aprendí en la calle; guagua, garbanza, totufo, astrocito (esta me la chivo Agustín), tolete, y todas las que Pepe tiene en su laboratorio de la palabra en San Andrés y Londres. Pero estas bombardeadas desde la TV: no quiero volver a oírlas y no pienso usarlas.

El poder de la palabra es el milagro que hace que aquello que se dice; existe. Y vivimos en el Sistema 78 con sequía de nuevas palabras que traigan esperanza. Nos hemos quedado en una cochinera revolcándonos en palabras negativas del tipo crisis y similares, que lo que nos dicen es que nos despedirán, que los precios básicos subirán, que las pensiones y los sueldos bajarán, que vivimos por encima de nuestras posibilidades ¿cómo se hace? no es mala idea, pero luego te pasan por Hacienda y te crujen.

Yo les confieso que no uso demasiadas, prefiero hacer pensar con la idea y no con su vehículo: la palabra. Los vascos somos cortos en palabras y largos en hechos, según decía Cervantes, y algo de eso hay hoy. Tener que advertir que el fascismo resurge, es mi único motivo de escritura, y tengo abandonadas dos o tres novelas y alguna es divertida, pero el momento histórico me obliga a relatar lo que viví para aviso de navegantes. Si el virus les dio miedo; el fascismo les debe dar mucho más.
El fascismo es cosa de blancos, por lo que siempre va montado en racismo y si tienes algo de dinero; ya eres candidato perfecto. La ignorancia y la conveniencia son los justificantes de posturas inhumanas, excluyentes, dañinas para el pobre y negro, para beneficio propio.
¡Qué asco de fascismo! Ya nos contaron que todos los Humanos venimos de semi monos africanos, que lo inteligente es la solidaridad y no la competencia, que el capitalismo hace mas ricos a los ricos y más pobres a los pobres, que la vida es muy breve y que más allá de los 70 no merece la pena, ¿a qué bien en 2020 revivir el fascismo?
Seguramente la ambición de los necios les hace preferir el fascismo a la democracia porque ven en ello mayor facilidad para el engaño, el privilegio, la unificación, la dictadura. Nunca les gustaron los colores y el gris es su proyecto, apagado, triste, sin destellos. La realidad les golpea con tesón: la diversidad les abruma; hay altos y bajos, negros y blancos, gay y heteros, pijos y progres, poligoneros y de chalé, hombres y mujeres, civiles y militares, y para todos ellos sale el sol por la mañana. ¡No nos vengan con normativas unitarias de fascismo!
 Este siglo XXI merece de ser vivido a la luz del consenso sin abusos de posición, y menos la histórica que se basó en el robo simple del que no se pudo defender. La opresión debe cesar y el fascismo ser eliminado de las teorías políticas respetables. El Holocausto nazi es su obra cumbre y hay que ser malnacido para justificarlo. El Caudillo manita en alto y sus secuaces ya cayeron por la cloaca de la Historia y sus recuerdos tienen muy mal olor.
No demos a la infancia más basura; no hay Reyes Magos, ni Ratoncitos Pérez, pero si hay democracia, igualdad y solidaridad, y estos son valores firmes que vacunan contra el fascismo. El siglo XXI debe ser la refundación de la sociedad sobre valores eternos de los DDHH; demos a los niños del Estado la posibilidad de entrar en él, sin rémoras y prejuicios españolistas fachas. Fuera Colon y su sociedad colonial esclavista, fuera su memoria, fueran monarquías falsas y nobles de pacotilla, fuera explotación y fuera discriminación, fuera la historia-fake, la del señorito que tuvo siervos, esclavos u obreros. Un Mudo libre está para ser disfrutado por todos en el camino del reconocimiento al mérito, al trabajo, y a la entrega por el prójimo. Y en él tendrán cabida los fascistas si deciden aceptar la realidad.


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