SIGAMOS....
DUNIA
SÁNCHEZ
Sigamos.
No. Es mejor
quedarnos aquí a la intemperie perdida en el ciclo de las horas, de los
momentos con el brío apagado de las olas…olas.
Sigamos.
No. Es mejor estar
unidas en la inmensidad de los astros, de un universo hechicero de nuestro
estático pero vertical correr de las acaricias.
Sigamos.
No. Es mejor estar
perdidas ante tanta polución, ante tanta lengua de alfileres en su
aburrimiento, en su inutilidad.
Te escucho.
Pertenecemos a un mundo aparte donde los recuerdos nos reconforta de cuando
éramos más jóvenes, más vitales y corríamos contracorriente. Te entiendo,
cansada, neutra, con la levedad del aroma de la mar prefieres estar aquí…a
solas, conmigo contemplando el concurrir de las jornadas. Es nuestra huída particular
o no. Te confirmo que estoy de acuerdo contigo, aquí quietas, dejando pasar
horas, los astros, la polución.
Sí. Confinadas al
espacio de nuestros latidos lumbre de nuestros besos, de nuestras palabras
hasta el fin...y qué fin , me pregunto. Lo eviterno se vuelve estallido de un
resplandor cuando en la vida acordamos, somos cómplices del tiempo.
Te escucho. Parece
que llueve, nuestras ropas no sirven de nada. Mira, mira allá lo lejos, son
ballenas en la despedida de la tarde, en la bienvenida de la noche, en la
libertad de sus cantos bajo un océano sibilino.
Si. Nos
entregaremos como agua que somos al mar, nadaremos y bucearemos junto a ellas.
Vamos.
Te escucho. Pero
aún es temprano, una idea precoz que hace caer en la desesperanza del mañana,
del jaleo de despertares esbozados en una sonrisa. No, todavía no, los
dejaremos a su ritmo, nosotras tomaremos el aliento de la vida. De esta vida
muerta.
Un gato maúlla. Un
perro ladra. Pardelas lanzando el quejido de la humanidad cuando el nocturno
penetra en las rocas de las olas rompientes. Se escucha un tiro. Cristales
rotos. La distorsión de una sociedad que se vuelve vulnerable.
Vámonos. En la
huída está nuestro renacer en el equilibrio. Esta atmósfera está viciada de
sangre, de ojos blancos, de corazones estrangulados.
Si ¿habrán niños?
¿Habrá mujeres? ¿Habrá hombres? Nacidos con el tambor que decapita todos los sueños. Nacidos con
los cuchillos que raja sus pasos a lo largo de la existencia. No sé lo que
siento, estoy cansada…da asco esos que se esconde detrás de sus escudos de
minas. La gangrena arremete contra las ciudades en la miseria, en la muerte, en el más absoluto silencio.
Vámonos. La
tormenta está cerca, muy cerca. Una tormenta donde la nada nos rodeara y
seremos vacío. Solo vacío. Aún no quiero despedirme de ti. Aún tenemos que
cabalgar mansamente por las praderas de verdes hierbas y subir a la cima más
alta para gritar libertad, esperanza. Todo ha terminado.
Si. Me elevo y solo
veo llantos desgarradores y solo veo sangre y más sangre ¿ Para qué continuar?
No merece la pena. Todo tiene que cambiar, dar un giro a la visión de los
otros. Sí, los otros, los que con sus combates y guerras exterminan los
inocentes.
Vámonos. Ya es
hora.
Sí. Ya es hora.
Atravesaremos el espejo que nos refleja y en su opacidad seremos ajenas a este
turbulento designio de estas tierras pero, estarán las murallas de fuego, de
veneno, de elocuentes navajazos para quien intente ¿Existen las fronteras? Solo
en las miradas torpes, absurdas, incoherentes
Un gato maúlla. Un
perro ladra. Pardelas atravesando a trompicones una frontera que a la luz de su
sombra no existe. No. No existe. El mar tan lejano, tan cercano. Ballenas
lanzando gemidos cuando la luna se evapora ante tanta y tanta penuria. Tal vez
exista la magia, una magia que lucubre sobre la existencia como benefactora del
bien, de la paz. Mientras, ellas, siguen
oteando el horizonte donde las ballenas lloran.
No hay comentarios:
Publicar un comentario