lunes, 9 de abril de 2018

PERSONALIDAD CANARIA


PERSONALIDAD CANARIA
JM AIZPURUA
La pasada semana, reunidos en torno al escritor J.A. García de Paredes y su obra #Putafamilia (fascinante irrupción en las letras canarias; léanla), un puñado de amantes de la literatura y de la nación canaria, nos encontramos para oír su presentación y dialogar de lo de siempre: esta bendita patria canaria colonizada.

Lo primero que debo decir es que me asombra la riqueza creativa de Canarias, y sus escritores y escritoras, son extraordinarios navegantes de altura en un mar literario, mercantilizado y asimilado al Sistema, en el que inasequibles al desaliento continúan creando literatura y aportando un grado de intelectualidad al acervo canario.
Lo segundo es el grado de melancolía canaria, que siempre surge cuando un grupo de canarios se miran a si mismos. Siempre hay en ellos una falta de autoestima nacional y un triste lamento por la situación de su tierra. Buscan en su interior las causas, sin acertar a ver que es en el exterior, en la metrópoli, el origen, desarrollo y actual momento de la increíble situación socio económica que se da en el archipiélago, incompatible con su pertenencia europea.
 No se necesitan genios economistas para observar el riesgo social de su población, la falta de proyecto de desarrollo isleño y su adscripción al turismo de monocultivo, la despreciable política de desarrollo logístico que hizo destinar los fondos europeos a otros territorios en donde sobran aeropuertos, les salen por las orejas las autopistas y las tienen que refinanciar, cuando Canarias sufre de un atraso en comunicaciones indigno de su potencialidad y su lugar en el mundo.
Déjense ya de flagelarse, canarios, y busquen plataformas para revertir la situación, pero sin complejos, que, por su personalidad e historia, la causa canaria tiene tanto o más soporte que la vasca o catalana.
El mundo está siendo objeto de una nueva revolución industrial en donde nada quedará como estaba. Canarias y sus gentes deben sumarse al pensamiento colectivo, desde su propia personalidad, buscando su lugar y no aceptando el que el señorito metropolitano les asigne, que atendiendo a la historia será el último del cortijo, para regocijo de los caciques isleños y sus peculios.
Sus complejos tradicionales, no los dejan avanzar; cuando oyen hablar peninsular su argumento canario parece que se desinfla. La autoestima canaria debe rebrotar en su conciencia de último de la fila: porque no lo dejaron ocupar su sitio.
La política no ha sido un remedio para Canarias, pero es inevitable contar con ella y elegir mejor a los representantes para una mas justa posición canaria en el concierto internacional.
¡No me lloren; actúen!




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