TIERNO RELATO VIVIDO
Rafael
ZAMORA MÉNDEZ
El
corazón se conmueve y el alma se ensancha, cada vez que uno tiene la cruel
realidad de enterarse de cosas, como las que, seguidamente, aquí, en NACIÓN
CANARIA, les comento.
Resulta
que en una de esas frías mañanas de la pasada
Semana Santa, mientras estiraba las piernas por un amplio paseo
"ramblero", logré encontrarme con una muy fraternal vecina que, hace
ya algunos años, habitara a la vera de mi piso.
Una
diligente y cariñosa abuela que, a su cargo, tiene a unos mimados nietecitos,
huérfanos de madre,- tristemente desaparecida de este mundo-, en unas trágicas
y lamentables accidentales circunstancias.
Con
incontenibles lágrimas prendidas en las dilatadas pupilas, me decía de la
angustia y congoja que a cada instante se le presentaba, cuando la niñita, de
cinco años de edad, le preguntaba:
-.-
ABUELITA, A TI TE LLAMO MAMI, PERO, CONOZCO ALGO DE LA HISTORIA Y SÉ QUE, EN
REALIDAD, NO LO ERES
¿EN
DÓNDE ESTÁ LA MÍA VERDADERA?
Absorta
y sin saber cómo debidamente responderla, lo consulta con su hijo, el padre de
la criatura, y, éste, le dice:
..-
CUANDO VUELVA A HACERLO, AFÍRMALE QUE ESTÁ EN LAS ESTRELLAS Y, ASÍ, SE QUEDARÁ
TRANQUILA.
Lo
mas impactante vino a resultar ser que, una noche, asomadas ambos a la ventana
y mirando hacia el azul estrellado del inmenso cielo, la pequeña exclama:
-.-
Y, SI ELLA, ESTÁ ALLÁ ARRIBA...¿POR QUÉ NO BAJA A VERME? ES QUE YA NO ME
QUIERE?
¡Que
filial agudeza infantil, increíble de ni siquiera suponer, en una frágil
personita de tan corta edad!
En la tierra prometida,
a su madre ya no encuentra.
¡Tristemente dolorida,
llora amarga una partida,
que en las alturas se encuentra!
Ocultados sentimientos
de prodigiosa dulzura,
evocando los momentos,
de maternales sustentos,
revestidos de ternura.
Un cuento de hadas parece,
de exagerada ficción,
pero, el dolor aparece,
y, esta verdad, bien merece,
figurar en el AMOR.
Las desdichas imprevistas,
son fatales de entender.
¡Como chicas de revista,
se presentan a la vista,
para hacernos padecer!.
La RULETA del DESTINO,
nunca deja de girar
y, a la vuelta de la esquina,
nos depara algún castigo,
imposible de evitar.
Sin jamás haber pecado,
hiriente sangra la herida,
y un ánimo traspasado,
acapara lo ordenado,
protestando a la deriva.
Esta infanta de los hechos,
nos llena de compasión.
¡Un cariñoso respeto,
y, un palpitar en el pecho,
de entregada admiración!
Con el tiempo irá creciendo,
descubriendo la verdad.
¡Por seguir así existiendo,
se encrudece un sufrimiento,
imposible de aguantar!
De esta preciosa criatura,
aprendamos la lección
que, la Sagrada Escritura,
resplandece de hermosura,
por sobrarle corazón.
¡UNA ESTRELLA REFULGENTE,
ETERNAMENTE ESTARÁ
Y, UNA MADRE, ANDA PRESENTE,
PARA BESAR EN LA FRENTE,
A SU ANGELITO CARNAL!
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