UN ENCANTADO
POEMA
Rafael ZAMORA
MÉNDEZ
Como una singular retentiva puramente
familiar, aún atesoro de mi fenecida prima, Angélica Barreda Padrón, unos magníficos
versos que ella solía acumular en una vieja libreta, ricamente heredada de su
halagada abuela y que hoy, me permito traerles a NACIÓN CANARIA, ya que son muy
dignos de dar a conocer y que, muy bien, podrían haber figurado entre las
mejores rimas que engalanan a nuestra
rica Lengua Castellana.
Por lo mismo, origino este individual
preludio, de forzada introducción:
Doña MARIANA
AYALA CASAÑAS,
fue una dama
laboriosa,
que, por
razones extrañas,
tuvo sus
trucos y mañas,
para salir
estudiosa.
Fue por el año aquel de mil ochocientos
setenta, que nació
en Frontera de El Hierro, la “Cenicienta”. Procuró educarse con aprovechados
herreños Procuró
educarse con aprovechados herreños
que en su
atrasada época existían, pobres, sin luz, emigrando con su familia en plena
juventud, hasta esa
realzada Cuba de los fantásticos sueños. Allí, contrae matrimonio, Con ISIDRO BARRERA PADRÓN, dejando por testimonio, a estos hijos de retoño: LEOCADIA,
ANTONIO y JOSÉ RAMÓN.
Con el tiempo, regresa a la Isla, a la que no dejó de amar, pensar o
sentirla.
Retorna, como con gracia decía, “a su
barranco”, para
legarnos abundantes pruebas de creación, en las que destacaremos la enorme
inspiración que, en sus
rimas ejerciera todo poeta cubano.
Buena
prueba de lo dicho, ahora mismo, aquí, rebosa, porque,
sinceramente, mucho más que cualquier cosa, quiere departirles de esa localidad famosa, que a todo El Hierro incrementa por su
agua milagrosa y, a la
propia Mariana, por su Poema “A SABINOSA
“A SABINOSA”:
“A ti,
bella Sabinosa,
estos
versos te dedico,
por ser el
pueblo más rico,
en clavel,
jazmín y rosa.
Matizadas
mariposas,
juguetean
en tus faldas.
Las jóvenes
mil guirnaldas,
tejen con
crecido afán,
en abril,
mayo y San Juan,
en tus
campos de esmeralda!
Allí poseo
un tesoro
que es
inmensamente grande.
Tengo
hermana y una madre
que con
lealtad adoro.
¡Toda la
plata y el oro
que el
mundo pueda abrazar,
jamás me
harán olvidar
estos seres
tan queridos,
ni el
pueblo donde he nacido,
a mis
estudios unidos,
patrio suelo,
nuestro hogar!
Allí yacen
mis abuelos
que mis
sueños arrullaron
y mil
cuentos me contaron,
dando a mi
llanto consuelo.
Por eso,
todo mi anhelo,
cuando
llegan vacaciones,
es retornar
jadeante a aquel nido tan risueño
que meció
mi primer sueño,
como la
cuna del Dante.
En los días
de verano,
cuando el
sol llega al ocaso,
las horas
muertas me paso,
mirando al
mar africano.
En otros
días, temprano,
me dirijo a
la marina
y me siento
en la arena fina,
de La Punta
en La Dehesa,
donde la
naturaleza,
puso
conchas tan divinas
Caro
lector:
Si algún
día puedes al Hierro llegar,
no dejes de
visitar
a la pobre
choza mía
Dispensa mi
poesía
porque no
vale gran cosa,
pero... ¡mi
corazón goza,
cuando
trazo estos renglones
y da vida a
mis pulmones,
el aire de
SABINOSA!”
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