jueves, 12 de febrero de 2015

El triste placer del conforme

El triste placer del conforme

LIZ MARTÍNEZ VIVERO
Tú conoces mis defensas y a propósito derrumbas mis barricadas

Te enseñé a hacerlo, de las muchísimas formas en que ya podías

Me quedo con tu sonrisa y con el halo sudoroso de tu sexo

Halo de estrella que eterniza todo, catapultándonos al cielo

Mi boca no era más mía en mis realidades diarias

Resbalo por tus caderas y te beso los sueños,

Me muerdes los labios con ningún permiso

Me atas y envuelves, sucumbo a todo, me rindo a todo

Entrego el cuerpo, perdida y ciega

Sin vernos, viendo nada, sigo tu luz.

Ofreces poco y mi hábito conformista se acostumbra.

II

Nadie habló de anhelos, nadie prometió

Luego vino el fin, acompañado de lágrimas

A sorbos primero, a cucharadas

Sin previo aviso y como pandemonium

Quedaste detrás de mi puerta

Empecé a odiar tus manos, causantes de mi delirio

Me odié a mí misma, maldiciendo fechas

Adivinaste caídas; dijiste: “luego”… y dolió.

III

Ahora todo se ha ido, espero

Al lugar lejos donde quedan los sueños que no fueron

Pregunto todo el tiempo: ¿Dónde es eso?

El aire se enrarece por tu adiós definitivo

Interrogo al viento, sobre posibles paraderos

Y me concentro en detalles, posibles pistas

Sobre enterradores de recuerdos.


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