DIVAGACIONES
DE UN AMANECER DE ENERO...
DUNIA SÁNCHEZ
Y de repente llego la
aurora con sus pisadas tiernas de lluvia. Yo regresaba de la madrugada con una
capa que me envolvía de sueños. Y hacía frío. Y no había estrellas que me
dijeran lo tarde que ya era. Pero desperté bajo la sonata de un piano que toda la
noche andaba. Y el olvido se edifico en
el engendrar una nueva jornada. Una
jornada donde el invierno acecha en cada acera plomiza. Me eleve bajo el peso
del despertar. Un café entre mis labios. Un aislamiento donde el ensueño me iba
haciendo vertical para la búsqueda del horizonte. Un horizonte de bruma y
sequedad de imágenes. Y pasan las horas. Y me gusta ese café que vierte la
esencia de la danza como auge de la alegría cuando el tic-tac se emancipa de mi
yo. Venga para arriba, ascendamos sobre los arco iris de la conciencia, seamos
pinzones azules de vuelo bajo por las cascadas emocionantes de una nueva ruta.
Y de repente llego la aurora ceniza. Yo estaba ensimismada en un balcón donde
las palomas iban a posarse. Y hacía frío. Y otra vez el nutrir de mis pasos de
habitación en habitación. Pero desperté con la luz de un enero cansada de
retornar a las espadas de la humedad.
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