sábado, 14 de mayo de 2011

PROPIAMENTE EXTRAÑOS

POR YERAY BARROSO



[ “Se preocupa por la extinción de la flora autóctona, al mismo tiempo que penetra cada vez más la foránea” [P.9] 1 Así se introduce un estudio sobre la descripción física de las islas canarias realizado por Leopold Von Buch, pero no vamos a hablar ni de flora, ni de fauna ni de naturaleza abundante o deficitaria. La flora autóctona se evapora en el marco de la globalización, al igual que lo imprescindible: la cultura. Cuando hablamos de globalización podríamos verla desde el punto que menos debería acercarse a las prácticas culturales – aunque en la realidad se verá que no es así- , es decir, desde la óptica de la economía. Una economía que gire en torno a un mismo sentido asegura que el libre mercado sea más aseado y fácil para un empresario de cualquier lugar o para cualquier estado. Sin embargo, aunque la globalización aporte facilidades económicas y ayude a integrarse en el marco mundial: en la universalidad, que es donde actualmente se vive, cuando esta se extiende a la cultura hace que lo propio quede mermado hasta hacerse un ente extraño y, así, como temía Von Buch, lo autóctono queda en un estrato inferior a lo importado. Cuando nombro a amigos míos que el archipiélago canario tiene uno de los mayores legados culturales del mundo en cuanto a juegos de inteligencia, directamente no me creen. No los culpo, pues lo desconocen, pero si existiera ese arraigo de lo propio como lo hay de prácticas anteriormente extrañas – véase la celebración del halloween - se crearía un ente propio dentro de la universalidad. Y es por ahí por donde debe caminar la globalización. Si el término globalización tiene que llevar consigo la pérdida de la diversidad cultural y la creación de un conglomerado cultural ininteligible, solo podrá llevar consigo pérdidas y más pérdidas. Hablamos de que las costumbres, por muy pequeñas que puedan parecer, fundan la identidad de los pueblos y, en consecuencia, las culturas. Sin embargo, cuando como en el caso de Canarias, lo propio se desconoce, se corre el riesgo de despedazar más la cabeza y el tejido cultural. En las islas hemos visto últimamente Ferias de Abril, Halloweens y demás fiestas que nunca antes se habían dado, mientras prácticas como la de los juegos de inteligencia autóctonos, han quedado totalmente olvidadas. ¿Quiere decir esto que el conocimiento y la muestra de otras costumbres sea malo? No, pues toda práctica cultural aprendida enriquece. Lo que es malo es que se pierda lo propio a favor de lo que no lo es y, cuando un pueblo desconoce, cuando un pueblo no es, se termina alienando y, cuando se aliena entonces comienza este problema. Cuando el pueblo es ajeno a su realidad se anuda a otras realidades, quiere tener algo tangible, algo suyo, algo propio que no encuentra por puro desconocimiento de lo que sus anteriores han labrado. La globalización humaniza, o debería hacerlo, pues acerca a todas las culturas, pero para acercar culturas antes hay que conocerlas. En Canarias hay un grave problema y es que muy poca gente sabe dar respuesta a una cuestión fundamental: ¿Qué es la cultura canaria? ¿El gofio, la folía, la romería y el tajaraste? No, es mucho más, desde la historia hasta las prácticas más insignificantes que se llevan realizando en las islas durante muchos años. Hablaba antes de los juegos tradicionales, que hoy en día son absolutamente desconocidos, y con ellos voy a seguir: la dama, carro de tres, la chascona, los perros y la liebre. Algunos nombres de juegos que se pueden ver en escasos documentos que hoy los recogen, como se
[Image] hace en un librito llamado
Juegos guanches inéditos, de José Manuel Espinel Cejas y Francisco García – Talavera Casañas. Son juegos, eran juegos, que hoy en día son desconocidos por la inmensa mayoría de los isleños. Pero el verdadero problema es que esto no solo ocurre en juegos, sino en literatura, en pintura, en historia, y en cualquier dato heredado de los antepasados. Entonces, cuando el pueblo vive totalmente aislado de su realidad, cuando un pueblo desconoce lo que es cuando lo foráneo se termina imponiendo a lo propio, no a punta de pistola, pero si bajo el desconocimiento. La globalización mueve a la humanidad hacia una misma dirección, pero para que esa dirección siga con una riqueza cultural enorme y con una variedad de prácticas incontable para la humanidad, debe revalorizarse lo propio y, a partir de conocer lo que nos rodea, conocer todo lo importado, que no es menos importante, pero que debe ser lo que nos aporte un extra cultural y no lo que primero nos llegue al conocimiento, 1 Von Buch, L. Descripción física de las islas canarias, Bodegas insulares Tenerife S.A, 1999, Tenerife


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