PODEMOS, SUMAR Y LA GUERRA DE UCRANIA
PABLO IGLESIAS
“Nos han llamado de todo por decir que alimentar la escalada bélica en Ucrania solo traerá más guerra, por preguntarnos si no acabaríamos viendo militares españoles en combate. Estas noticias son muy preocupantes”. Esto lo decía esta mañana la secretaria general de Podemos y ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra.
Y lo decía porque la reciente filtración de documentos del Pentágono, de la que en España solo han informado Público y El Confidencial, ha confirmado la presencia de militares de élite de países de la OTAN en Ucrania. Estos documentos de seguridad filtrados confirmarían una implicación de Estados Unidos y Europa en la guerra que va más allá del envío de dinero y armas. Es decir, confirmarían que se nos ha mentido. Por muy obvio que resulte que nos mientan, que haya documentación que lo confirme es siempre importante.
La guerra de
Ucrania ha militarizado a la práctica totalidad de los medios de comunicación
en España. Son, como digo, excepcionales las piezas que se refieren a la
filtración del Pentágono y, en general, las noticias que informan de asuntos
que pueden perjudicar los intereses de la OTAN. La militarización de los
periodistas ha llegado incluso a sectores autodenominados progresistas, que no
pierden ocasión de señalar como partidario de Putin a cualquier medio que se
atreva a alejarse de la disciplina otanista o a cualquier formación política
que critique a la OTAN o el envío de armas a Ucrania. El linchamiento contra
CTXT por publicar la investigación de Seymour Hersh sobre la autoría
estadounidense de los atentados contra infraestructuras estratégicas de
Alemania es solo un ejemplo más de ello. Hubo que aguantar que periodistas de
izquierdas dijeran que aquello era “impublicable” al tiempo que blanquean cada
día a lo más repugnante de la profesión periodística española.
Ese llamamiento a
filas en los medios ha creado incluso una tensión en el ala izquierda del
Gobierno de coalición. El comentado vídeo de Podemos del pasado lunes provocó
malestar en una de las almas de Sumar, Izquierda Unida-PCE, porque en él se
recordaba que los ministros con carnet comunista fueron mucho más tímidos que
las ministras de Podemos a la hora de posicionarse sobre la guerra y la OTAN,
algo que llamaba la atención, siendo la de IU una tradición política para la
cual la oposición frontal a la OTAN es un asunto identitario.
Recuerdo las
críticas que en su momento recibió Podemos, por parte de muchos sectores de
IU-PCE cuando incorporamos a nuestras listas y a nuestra dirección a militares
profesionales y a guardias civiles como el general Julio Rodríguez o el
portavoz de la Asociación Unificada de la Guardia Civil Juan Antonio Delgado.
Con roles muy diferentes, ambos sirvieron como profesionales en las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado sometidos a la disciplina militar
correspondiente pero, una vez liberados de sus obligaciones como militares, no
han dudado nunca en señalar las contradicciones de esta guerra y de la Alianza
Atlántica al tiempo que los ministros con carnet del PCE guardaban un prudente
silencio.
A mi juicio son
respetables las estrategias que apuestan por evitar poner el foco en temas que
te empujan a recibir un fuego mediático inmisericorde, pero no hay derecho a
afear a quienes defienden una estrategia de combate cultural e ideológico que
se reivindiquen en público. Es legítimo decirle a Podemos que es demasiado
radical (y los portavoces de Sumar y sus altavoces mediáticos lo hacen cada
día) pero es legítimo también decirle a Sumar que le faltan proteínas
ideológicas y le sobran ambigüedades en una sociedad donde la reacción
conservadora penetra en todos los sectores políticos y mediáticos. Eso forma
parte del debate ineludible en sociedades mediatizadas.
Las declaraciones
en Twitter de Ione Belarra son enormemente valiosas, no por lo que dice, una
obviedad al fin y al cabo, sino por lo que representa que las haga una ministra
de un gobierno de la UE y a su vez secretaria general de un partido que está en
el Gobierno. Las declaraciones que haga un diputado o un dirigente de partido de
poco sirven para romper el bloqueo mediático atlantista. Le salen gratis a
quien las hace si no tiene responsabilidades de gobierno. Las de una ministra
sí son relevantes y la mejor prueba es la violencia mediática que reciben las
ministras de Podemos por atreverse a decir lo que, en privado, los dirigentes
de Sumar reconocen como cierto.
Está por ver que
las estrategias que apuestan por ocupar el espacio cultural e ideológico del
PSOE y de la progresía desde la “seducción” a sus aparatos culturales funcione
electoralmente. En mi opinión eso solo funciona en un contexto de ataques a
Podemos. Pero es una estrategia legítima y respetable. Por esa misma razón, la
estrategia de Podemos de asumir el combate ideológico como base de
transformación y de avance electoral debe ser respetada también.
Es obvio que ambas
estrategias configuran dos espacios políticos cada vez más diferentes en
estilos y discursos, y pienso que eso debe ser naturalizado. Pero es obvio
también que las coincidencias programáticas entre Sumar y Podemos, así como las
características del sistema electoral, aconsejan a ambos espacios políticos ir
juntos a las elecciones sin que ninguno aspire a integrar ni hacer desaparecer
al otro. El jefe del PCE ya ha dicho que su partido apuesta por las primarias
abiertas a la ciudadanía. Si convencen de ello al resto de sectores de Sumar, y
Yolanda Díaz se compromete con Ione Belarra, creo que la unidad electoral que
Más Madrid y Compromís no quisieron en la Comunidad Valenciana y en Madrid,
será posible a nivel estatal. Ojalá sea pronto y podamos ponernos todos a
trabajar en ganar las elecciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario