jueves, 6 de abril de 2023

CHIRINGUITOS Y PAGUITAS

 

CHIRINGUITOS Y PAGUITAS

Jorge Dioni escribe sobre el "entramado asociativo" creado por la derecha para arrogarse una mayor representatividad social.

JORGE DIONI

El exministro Jaime Mayor Oreja en la cabecera de la manifestación contra el derecho al aborto en junio de 2022. DANI DOMÍNGUEZ

El pasado 24 de enero, la Universidad Complutense de Madrid tenía previsto nombrar alumna ilustre a la presidenta de la Comunidad. Quien paga manda. Madrid es una ciudad de oportunidades en la que, si tienes contactos, puedes conseguir cualquier cosa. Por ejemplo, ser candidato a una moción de censura para presidir el Ejecutivo o aprobar media carrera de Derecho en seis meses. Quizá, una foto del expresidente del PP terminó de convencer al rector de que era una excelente idea otorgar esa distinción. Hay ofertas que no se pueden rechazar.

 

Ese día se dieron a conocer algunas asociaciones universitarias, como Con la libertad o Libertad sin ira, presentado como el movimiento universitario más grande de la Comunidad de Madrid. El sustantivo es importante porque encaja con el lema usado por el PP en las pasadas elecciones y, en el caso de la segunda, se trata de la canción que simboliza el espíritu de la Transición. La presencia en los medios de estas asociaciones ofrece la sensación de una universidad dividida entre partidarios y detractores de la presidenta, pero con diferente papel. Los segundos tratan de acallar autoritariamente a los primeros que resisten en nombre de, ya saben, la libertad.

 

La asociación Libertad sin ira se presenta como el movimiento universitario más grande de la Comunidad de Madrid. El adjetivo está bien elegido porque no tiene nada que ver con ningún elemento mensurable. El equipo más grande puede ser el Betis, el Celta o la Cultural Leonesa. Va en gustos. También sostiene que es un think tank, centro de pensamiento. Es algo que le permite organizar actos para establecer contactos y, claro, recibir pasta para hacerlo. El investigador Marcelino Madrigal dio algunos datos: 36 suscritos en un canal de Telegram, donde hay tres fotos y un vídeo. En un año, su página de Facebook ha recibido siete me gusta y tiene doce seguidores. El canal de YouTube tiene cuatro vídeos, uno de ellos con Juan Lobato, y 57 suscriptores. La web tiene erratas y, en su sección Contenido, hay seis temas y dos artículos. Es decir, cuatro secciones donde no hay nada. Tres colaboradores firman varios artículos con el mismo título: prueba prueba prueba. Tienen razón. Son muy grandes.

 

Condicionar el debate

¿Por qué la derecha está tan preocupada por las subvenciones, lo que llama chiringuitos y paguitas? Por una cuestión de mercado. Si nos fijamos en los convocantes de la manifestación contra el Gobierno de enero encontramos, por ejemplo, Foro Libertad y Alternativa, Foro España Cívica, Unión 78, Libres e Iguales, Impulso Ciudadano, Resiste España, Convivencia Cívica Catalana, Hablamos español, Foro Generación 78, La España que Reúne, Dignidad y Justicia, Diálogos en Libertad, Asociación por la Tolerancia, Foro España Hoy, Pie en Pared, De español a español por la Constitución. Ojo, no están todos los convocantes de la manifestación.

 

Esta última asociación, además de tener una relación tortuosa con la sintaxis y el branding, revela bien el funcionamiento de la cosa. En una de sus noticias leemos: «En el acto intervinieron: Ignacio Buqueras y Bach, coordinador de De Español a español por la Constitución; José Domingo, presidente de Impulso Ciudadano; Ángel Escolano, presidente Convivencia Cívica Catalana y vicepresidente de Cataluña Suma por España; Amalio de Marichalar, Conde de Ripalda, coordinador de De Español a español por la Constitución; Javier Megino, presidente de Cataluña Suma por España y vicepresidente de España y Catalans; Chantal Moll, fundadora de Universitaris per la Convivència; y Fernando Sanchez Costa, presidente de Societat Civil Catalana». No es lo mismo una reunión de amigos regada con brandy que una reunión de amigos con títulos civiles, aunque también tenga el mismo nivel de brandy. La segunda se convierte en una representación de la sociedad civil.

 

entrevistas antifascistas

El entramado asociativo tiene varias funciones. Una de ellas es precisamente atribuirse la representación de un grupo social y, por tanto, condicionar el debate. Por ejemplo, se pueden tener muchas conversaciones sobre la política lingüística, pero la que protagonicen las personas del párrafo anterior será una muy concreta. Sobre todo, si al otro lado de la mesa están Professors per la Llengua y Convenció per la Independència. La primera es inventada.

 

La polarización del debate provoca no solo la sensación de que esa es la realidad, ya que la asociación invita a deducir que hay asociados y, por tanto, representatividad, sino que cualquier persona sin un criterio claro que lo mire puede verse interpelada a decidirse entre una postura y otra. Fíjate, si no te unes, esta es la alternativa. Tienes que posicionarte. Se transmite una situación que no existe; pero, a base de insistir, puede acabar cobrando vida. La gente que sostiene que algo no es verdad por más que se repita supongo que no está al tanto de la existencia de religiones. En esencia, el ser humano crea realidad con el lenguaje, aunque no siempre funcione. El mejor libro sobre el tema es Don Quijote de la Mancha.

 

Es algo que viene de Estados Unidos. En los 50 y 60, aparecieron en el espacio público asociaciones estudiantiles, de mujeres o contra la segregación. Eran una voz fuerte y nueva que no tenía una especial presencia en los medios, pero sí destacaba por su diferencia. Rompía la hegemonía. Llamaba la atención dentro del monopolio de la representación que tenía el varón blanco de mediana edad. El equipo de Nixon captó el desconcierto que provocaba esa heterogeneidad con la expresión «mayoría silenciosa». Hay grupos que se manifiestan, pero son más los que no lo hacen. No se da voz a las mayorías. Ahí comenzó esa idea de que la censura es que los que siempre han hablado tengan que escuchar.

 

La idea funcionó, pero tenía sus límites, así que la mayoría silenciosa se concretó en, por ejemplo, asociaciones vinculadas a la derecha religiosa y a ideas como familia. Esta estructura puede ser muy efectiva, por ejemplo, en la elaboración de la inestabilidad: pánicos morales o shocks de inseguridad ciudadana. Para vender protección, hay que crear miedo. Por ejemplo, para crear un estado de opinión que ofrezca esa sensación de crecimiento de la inseguridad, es más efectivo un debate en el que participen Madres contra la delincuencia, Vecinos unidos por el barrio, Asociación popular de comerciantes y Convivencia contra la impunidad. El uso de conceptos positivos, como libertad y seguridad, es muy importante.

Tú me das cremita, yo te doy cremita

También hay una parte material, el chiringuito y las paguitas. Vamos a imaginar un caso práctico. Dos diputados del PP que se quedan fuera de las listas se juntan con otro cargo del PSOE, desplazado por Zapatero. Los tres se juntan con tres periodistas y, entre los seis, pueden fundar Libertad y Convivencia, Plataforma por la Concordia y Foro Cívico Constitucional. Cada dos, una asociación. Es una forma para que los ex políticos puedan seguir participando del debate como si tuvieran representatividad, ya que son presidentes de esas asociaciones. Sucede lo mismo con los periodistas, que pueden figurar como vicepresidentes y, como editores de las revistas, intercambiar favores con otros medios.

 

Cada una de las tres asociaciones recibe 10.000 euros de tres comunidades distintas, 5.000 de tres diputaciones y otros tantos ayuntamientos. 60.000 pavos por asociación. Eso vale para tener tarjetas de crédito de la asociación, editar revistas trimestrales y montar unos premios. Los galardones de Libertad y Convivencia premian al presidente de la Plataforma por la Concordia, los de la Plataforma por la Concordia resaltan la labor del Foro Cívico Constitucional y estos últimos destacan el infatigable compromiso de la presidencia de Libertad y Convivencia. Entre las tres organizan anualmente el Congreso por la Concordia, que también sirve para intercambiar favores. Tú me das cremita, yo te doy cremita. Así funciona Madrid. El movimiento de toda esta gente es una fuente de energía inagotable. Es la fusión fría. En la izquierda, sucede lo mismo, pero hay que cambiar el dinero por superioridad moral. Lo importante es tener razón y eso hace que todo sea personal. Cada cierto tiempo, un Chernóbil.

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