EL TETE
JOSU AIZPURUA
En tiempos
difíciles, el Athletic Club de Bilbao, que el fascista renombró como Atlético
de Bilbao, fue un apoyo vasco, un lugar de encuentro y cuna de muchas
militancias resistentes que, sin él, hubieran sido más complicadas.
El sentido de pertenencia
a un Club era el sinónimo de una patria vasca que se enmascaraba con el
futbol y la diferenciaba al R. Madrid, el equipo del Régimen.
Mis amigos independentistas, canarios de corazón, aquí son del Tete, pero es un Tete sin alma chicharrera. De su entorno no nace un sentido de pertenencia canario, chicharrero, más bien lo contrario; tiene un tufo godo que tira para atrás.
La Casta mantiene
al Club bajo criterios coloniales, para evitar que los niños, la población, se sienta
atraída por el Club de su Tierra y se mantenga fiel al R. Madrid, donde nunca
se sentirán “en casa”. Burda maniobra para impedir crear lazos chicharreros,
sin ídolos en el Club que no tiene cantera, y que Pedri debiera estar en sus
filas y no en el Barsa. Todo lo isleño se disfraza de “español”, como antaño en
mi Tierra Vasca, donde se obligaba a decir al frontón “el más español de los
deportes”. Y al equipo Beti-aurrera, lo decían en la radio el “siempre
adelante” y nadie sabíamos quién era, ni dónde jugaba.
Hoy es muy
necesario descolonizar el Tete, apegarlo a su Tierra y que sus dineros vayan
para los talentos isleños, que lo gastan aquí y hacen lazos con la afición.
Pocas cosas serán más rentables a Tenerife que invertir en un Tete nativo,
apegado a su Tierra, banderín de enganche a su pertenencia isleña, a su
canariedad hoy discutida, y a su imagen que el fútbol presenta nítida al Mundo.
En estos tiempos de
hooligans, de gamberrismo mundial en los estadios donde hasta los jugadores hacen
espantosos ridículos frikis para celebrar ¡un gol! como si se tratase de algo
divino. Luchar por un equipo pegado al suelo y a la normalidad; es un buen
intento.
Hay buenos ejemplos
de clubs de cantera y el Tete no tendrá dificultad en inspirarse.
Sus dificultades vendrán de los Colonizadores, los godos pretenciosos que ensoñan su cantera en pleno Burgos y se lamentan de haber dejado sin esclavizar y vender muy lejos a todos sus nativos, pero, sus ingenios necesitaban mano de obra. Ahora sobran los descendientes de aquellos esclavos y alzados, pues en su ensoñación goda siguen siendo; todos castellanos, todos españoles, todos por la Patria, pero por la mía: no por la suya.
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