(Este artículo fue escrito el
17-octubre-1991 y publicado al día siguiente en Diario de Las Palmas formando
parte, con el número 11, de la primera serie, titulada “RESPONDO” –sacada en
libro por BENCHOMO, editorial llevada por Cándido Hernández, Anghel Morales y
Pablo Quintana. Lo publico motivado por la reciente visita de Vargas Llosa a La
Palma. Han pasado casi 28 años de su escritura, sí)
¿VARGAS LLOSA?
VICTOR RAMIREZ
Me preguntas sobre
qué pienso y cómo he reac-cionado tras la presencia muy activa del otrora
admiradísimo Mario en el Contracongreso Cu-bano realizado en París de la
Francia... Perdona si te digo que me llenó de contradicciones, pa-riente.
Sabes mejor que
nadie del gran cariño y res-peto que aún mantengo por el recuerdo del Ma-rio
que conocí allá por comienzos de los setenta, cuando la feliz y fructífera
aventura editorial "Inventarios Provisionales".
Yo, como sí dijera
advertirlo otro querido a-migo, no advertí ambición desmedida ni sober-bia
simulada en el escritor peruano. Tan sólo a-precié gentileza y cordialidad de
hombre erudito nada pretencioso -dentro de lo que cabe- y de novelista
magistral.
Sin embargo lo he
dejado de leer. Me cuesta leer sus libros actualmente, muchísimo; tanto, que
casi me he olvidado de él, que casi ni vale para mí -lo que, por supuesto, es
insignificante para sus lectores.
Pero te respondo
con la menos mentirosa de las sinceridades. Y pienso que ese odio visceral a la
Cuba mal y pérfidamente llamada "de Castro" sí que puede responder a
su soberbia resentida, probablemente a unos incontrolables celos hacia personas
concretas como Julio Cortázar, Mario Benedetti y, sobre todos, el difícilmente
supera-ble Gabriel García Márquez.
Porque la soberbia
del aupado socialmente es enorme, y ciega irremediablemente al supuesta o
realmentemente más lúcido de los hombres (La historia, la pobre historia, está
llena de casos así).
El querer "ser
el primero a costa de lo que sea" (una manera como otra de totalitarismo
tiráni-co) es, acaso, el castigo que más temo, proba-blemente sea el tormento
más feroz del infierno si existiera éste. Pues te impide practicar lo más
hermosamente humano: el amor y el respeto y la consideración a tus semejantes,
a la obra rival de tu semejante. Es lo que creo, pariente, que pasa con Mario
Vargas Llosa; y que me disculpe y perdone si me equivoco.
Sí: ojalá yo me
equivoque, y Mario se mueva por impulsos altruistas. Pero... no, pariente; creo
que no puede ser verdad esto. Porque una persona que se ha enriquecido y que
sólo busca compañía y amparo (sin poder saber yo de ver-dad las innúmeras
dejaciones éticas que tuvo que realizar para aceptar él y encabezar una opción
política totalmente traidora a su pobrísimo pueblo) en los ultracapitalistas
-esa parte de los humanos que tienen sojuzgado el cacho de mundo que les toca-
no puede ser altruista.
Esa rabia que
muestra hacia la Revolución que dio pie a que se le respetara y alzara como
es-critor (al igual que a tantos: desde Juanito Rulfo a Guimaraes Rosa, pasando
por muchísimos de mis más queridos escritores latinoamericanos) y como hombre
de valía no puede ser racionalmente dialéctica, pariente. Sí, la difusión y el
respeto a la Literatura Iberoamérica se debe a la existencia de la Revolución
Cubana; sin ésta (guste o no guste, y por muchos fallos y deficiencias que
tuviere) no existirían…
Tiene que ser
visceral, totalmente irracional –algo peligroso en gente de excelsitud
intelectual. Porque si pusiere Mario ese empeño y esa valía cultural y social
que tiene (y que yo no le niego) al servicio de la denuncia y lucha contra la
absoluta miseria y el probablemente irremediable abandono y la insufrible
situación de injusticia asesina que sufren Perú (¿su pueblo?) y todos los demás
países latinoamericanos, probablemente correría peligro su ¿prestigio? Mundano,
perdería las ¿amistades? que lo sostienen riquísimo y bienvividor.
Además de que es
más ¿fácil? apostar a ca-ballo ganador: aunque este caballo esté montado por
los jinetes del Apocalipsis. ¡Qué pena, pariente! ¡Y yo que no puedo olvidar el
cariño y el respeto que le tuve... !
17-octubre-1991
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