jueves, 24 de octubre de 2019

QUÉ ES PACÍFICO Y QUÉ NO


A contracorriente

QUÉ ES PACÍFICO Y QUÉ NO
Enrique Arias Vega
Me sorprende el enfermizo interés de todas nuestras televisiones en calificar de pacíficos una serie de actos en los que, simplemente, grupos de radicales armados no agreden a la policía, pero sí que practican todo tipo de desmanes alternativos.

         Existe un viejo refrán, en latín, ni más ni menos, que explica esa actitud: “Excusatio non petita, accusatio manifesta”. Es decir, que quien se excusa sin venir a cuento es que se siente culpable de lo que intenta justificar.

         Porque ya me dirán si son o no violentas este tipo de actuaciones para aquellos que las padecen: cortar carreteras; obligar a cerrar comercios contra la voluntad de sus dueños; impedir que la gente viaje en tren, en avión o como sea, ser objeto de insultos, vejaciones y ridiculizaciones en público; ofender a los padres delante de sus hijos y deslegitimar sus opiniones; despreciar los símbolos y las convicciones de los demás; arrojarles basura, excrementos y todo tipo de objetos degradantes; acosarles multitudinariamente en público; impedirles manifestarse, reunirse, ir a clase o dar conferencias… ¿Quieren seguir un rato más? ¿Qué habría ocurrido si, en cambio, esto lo padeciesen sus autores y no al revés? Los medios de comunicación, hechos unas panteras, los habrían calificado de todo menos bonitos.
         No me refiero aquí a la existencia de dos varas de medir, lo cual es evidente, sino a un intento deliberado y masivo de edulcorar lo que está ocurriendo. No es la primera vez en la Historia que eso sucede. Ocurrió, por ejemplo, en la Alemania nazi y no sólo no sirvió para atemperar las cosas, sino que el asunto acabó como acabó. Y no digo más.

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