A contracorriente
LAS RAZONES DE LOS “INDEPES”
Enrique
Arias Vega
Entiendo perfectamente las razones de
los independentistas catalanes. Incluso que lleguen a ser una gran mayoría
social. La gente se mimetiza con su medio. Sucedió aquí con Francisco Franco (no todos los
asistentes a sus multitudinarias muestras de apoyo fueron forzados), con Adolf Hitler (hasta Austria se
incorporó voluntariamente al III Reich) y con José Stalin, cuya muerte lloraron desconsoladamente las masas de
medio mundo.
Pero no es sólo eso. Los
manifestantes (pacíficos o no) tienen razón al considerar a España un entre
jurídico tan distante como Uzbekistán o Papúa Nueva Guinea, sin otra
vinculación con ellos, en su caso, que cobrar impuestos para mantener un
Ejército de ocupación, Embajadas donde se sirve vino de Jerez y funcionarios
que no hacen más que tocarles los cojones.
Digo que tienen razón porque eso es
lo que han aprendido en una escuela donde no existe libertad de expresión y sí
una visión sesgada y excluyente de la historia del país (Cataluña) y hasta de
sus logros y frustraciones. Es más: para ratificar en la edad adulta esos
conocimientos adquiridos ya están las múltiples televisiones públicas haciendo
esa patriótica labor.
Es lógica, pues, la insurrección
nacional ante un Estado extranjero, ladrón, opresor, antidemocrático, fascista,
bla-bla-bla y que ni siquiera habla catalán (el promotor de la pitada al himno
nacional en el partido Barça-Athletic, llamado Santiago Espot, tras intimidar humillantemente al director de un
centro de salud en el que se atendió a alguien en castellano, afirmó que “dentro de unos años no se entenderá el
español en Cataluña”. ¡Menudo avance!).
Tampoco hay que escandalizarse ante
la violencia juvenil, pues ya se sabe que un exceso de testosterona propicia estos lógicos desmanes. Además, para que una
revolución triunfe, aunque sea ésta democrática, siempre hace falta una minoría
radical y hasta terrorista, para ponerle las cosas a huevo a los considerados
moderados o pacíficos.
Y una consideración más, por no
extenderme. Dicen los españoles (todos) que los CDR y compañía tumultuaria
están perjudicando gravemente la economía catalana. ¿Y qué? ¿Qué importa ir
hace atrás, diez, veinte y hasta cien años cuando se trata de instaurar un
proyecto milenario que tendrá tiempo de sobra para recuperarse y convertirse en
la Arcadia feliz?
Porque esa es otra: los insurrectos
no usan el pensamiento lógico, como hacemos ustedes y yo, sino el mítico, el de
las grandes expectativas, como un tal Juli
Gutiérrez, quien afirma con una clarividencia envidiable, que “Cataluña
dominará lo próximos 1.700 años el mundo occidental”.
¡Acabáramos! ¿Ven cómo los “indepes”
tienen razón?
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