BLABLACAR, UN PELIGRO PARA LA DEMOCRACIA
JUAN CARLOS ESCUDIER
Una nueva amenaza
ha pasado estos días a engrosar la lista de peligros que se ciernen sobre la
democracia representativa con más poder destructivo que el descrédito de la
política, el autoritarismo, el populismo, el saqueo de las arcas públicas o el
sometimiento de jueces y legisladores a los respectivos Gobiernos. Se trata de
BlaBlaCar, una plataforma de Internet que conecta a conductores que viajan en
sus vehículos particulares con pasajeros que buscan llegar al mismo destino. En
los últimos días esta red social se ha cobrado la cabeza de dos diputados del
Parlamento andaluz y a poco que se escarbe es capaz de dejar sin quórum a la
Cámara autonómica.
De BlaBlaCar debe
de ser más difícil salir que de las drogas y esta adición es la que se ha
llevado por delante a Andrés Samper de Ciudadanos y a José Luis Cano Palomino
de Adelante Andalucía. Ambos han tenido que reconocer que compartían su coche
con otros viajeros a los que cobraban una cantidad por trayecto al mismo tiempo
que recibían de su Parlamento las correspondientes dietas de desplazamiento. En
cierta moda habían perfeccionado el llamado sistema Monago que, con cualquier
excusa, cargaba al Senado los viajes para ir a ver a su novia, para convertirse
ellos mismos en una línea regular a lo Alsa pero en pequeño.
Los afectados han
explicado las razones por las que mantenían este servicio discrecional de
viajeros doblemente remunerado. Samper, el primero en dimitir tras se pillado
en flagrante itinerario, ha venido a decir que BlaBlaCar le ha salvado la vida
ya que cuando viajaba solo entre Sevilla y Almería había tenido varios
percances, desde cabezadas al volante por el enorme cansancio que le producían
las fatigosas sesiones parlamentarias al atropello de un perro en Loja, al que
desde aquí se ruega por su eterno descanso. Compartir su vehículo, una idea
que, al parecer, le propuso su hijo, además de darle de alta en la aplicación,
le permitía entablar conversación y, posiblemente, le facilitaba también
practicar la oratoria que luego pondría en práctica desde la tribuna.
El caso de José
Luis Cano, maestro y “traductor sin ánimo de lucro”, es algo distinto ya que,
como ha argumentado lo de compartir su coche desde Jaén, además de hacerle mas
ameno el viaje, le permitía luchar a su manera contra el calentamiento global
al contribuir a la reducción de emisiones de CO2. En definitiva, puede que se
beneficiara un poco pero quien lo hacía de verdad era el planeta.
Sus dimisiones ya
no tienen vuelta de hoja pero sus razones tienen suficiente peso como para que el
Parlamento andaluz tomara medidas, ya sea habilitando un servicio de
acompañantes con facilidad de palabra a los diputados con residencia fuera de
Sevilla, facilitándoles la compra de vehículos eléctricos respetuosos con el
medio ambiente o ambas cosas a la vez. Lo de eliminar las dietas por
desplazamiento está, claro, fuera de lugar. Cada diputado autonómico, con
independencia de las aportaciones que a título particular cada cual haga a sus
partidos, percibe un sueldo neto que ronda los 3.750 euros netos al mes, dietas
aparte.
Más allá de estas
cuestiones, no deja de ser un avance que sus señorías se hayan visto impulsados
a hacer mutis por el foro por un quítame allá menos de 100 euros por trayecto
en vez de por reventar la caja fuerte de alguna institución pública, que era lo
que se estilaba hasta la fecha. A lo que hay que poner coto con urgencia es a
esta economía colaborativa de BlaBlaCar que puede dejarnos sin cargos electos
en un santiamén.
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