A contracorriente
“MIENTRAS DURE LA GUERRA”
Enrique
Arias Vega
Hay que ser cainita en uno u otro
sentido (es decir, muy bestia) para hacer una crítica frontal y despiadada a la
película de Alejandro Amenábar. No
sólo porque es estéticamente bella, sino porque intenta, de todas, todas, algo
tan imposible y deseable como la ecuanimidad.
Claro que está llena de imprecisiones
de detalle que un salmantino de pro y cinéfilo, como mi buen amigo el
periodista Ignacio Francia, descubre
en seguida dado su amor al rigor geográfico e histórico. Pero, como él mismo
reconoce, en “una obra de ficción muy
ficcionada”, todo “es lícito”.
Por eso, no me preocupa en absoluto
el intencionado cambio de localización de escenarios históricos en una
bellísima Salamanca que sólo sirve de atmósfera de fondo de los
acontecimientos, a diferencia, por ejemplo, del filme “En el punto de mira”, en el que su director, Pete Travis, deformó ridículamente la Plaza Mayor salmantina que,
en realidad, era la protagonista de aquella película.
El resultado final del filme de
Amenábar, que es de lo que aquí se trata, consiste en que muchos espectadores,
después de verlo, saben más y mejor sobre los orígenes de la rebelión de 1936 y
del específico papel de Francisco Franco
en ella.
No es moco de pavo tal objetividad
cuando el tema sigue levantando pasiones 83 años después. Ni de lejos pasó lo
mismo en su tiempo con la invasión francesa o con el desastre del 98, por poner
dos ejemplos no demasiado alejados de la Historia. Y es que, como dijo el actor
Antonio Banderas en una reciente
entrevista, “en 1985 Franco llevaba más
tiempo muerto que ahora”.
La prueba del nueve de ese aserto (o
la prueba del algodón, como se dice hoy día), es que mi nieto de 7 años me
preguntó ayer mismo: “¿Por qué se habla
tanto de Franco?”. Reto a que
alguien de mi generación hubiese oído hablar con esa edad de Fernando VII, Miguel Primo de Rivera o cualquiera de los dictadores o hideputas
que por nuestra Historia han pasado.
Por eso tiene más mérito, para mí, el
verídico y ajustado retrato de Franco que hace la película, sin dejarse llevar
por los excesos que impone la obligada y unidimensional Memoria Histórica, y el
fiel reflejo de la barbarie y el vandalismo perpetrado en la contienda civil “por los hunos y los otros”, que decía el
propio Miguel de Unamuno.
Así que a evitar que vuelva a suceder
algo semejante, aunque por desgracia muchos parecen empeñados hoy día justamente
en todo lo contrario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario