sábado, 24 de noviembre de 2018

RESENTACION DE LA NOVELA LA MUECA DE LA SONRISA DE JUAN MANUEL FERNÁNDEZ DEL TORCO, EN LAS PALMAS


PRESENTACION DE LA NOVELA
LA MUECA DE LA SONRISA
DE JUAN MANUEL FERNÁNDEZ DEL TORCO

QUE TENTRA LUGAR EL DIA 30 DE NOVIEMBRE DE 2018 A LAS 8 DE LA NOCHE, EN LA CASA DE EL HIERRO (UBICADA EN LA CALLE PIO XII Nº 30  (CIUDAD JARDÍN), EN LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

EN EL EVENTO ESTARÁN ACOMPAÑANDO AL AUTOR, LA PRESIDENTA DE LA CASA DE EL HIERRO, DOÑA CONCEPCIÓN PADRÓN PADRÓN, QUE DIRÁ UNAS PALABRAS DE BIENVENIDA, DON JUAN FRANCISCO SANTANA DOMÍNGUEZ, PRESTIGIOSO ESCRITOR, PERIODISTA Y PROFESOR Y DON ANGHEL MORALES GARCÍA, ESCRITOR PERIODISTA Y DIRECTOR DE EDICIONES AGUERE. LA NOVELA HA SIDO COEDITADA POR LAS EDITORIALES IDEA-AGUERE.

Juan Manuel Fernández del Torco, nace en Santa Cruz de Tenerife en 1950. Estudia en la Universidad de La Laguna, licenciatura que finaliza en 1974, y se doctora en la Universidad de Alicante en 1992. Pertenece por oposición a los siguientes cuerpos del Estado: Secretarios Jurídicos, Rama de Tribunales; Fiscal y Magistrado. Ha ocupado diferentes cargos de prestigio a lo largo y ancho de una amplia carrera como jurista, siendo su primer trabajo como Secretario del Cabildo de El Hierro, cuando apenas contaba con 23 años, isla en la que contrajo matrimonio y que visita con bastante frecuencia, como un herreño más. Ha publicado PALABRA DE LEY, Ediciones Idea, que también estará al alcance de los que quieran adquirirlo en la presentación y donde este prestigioso jurista analiza temas de rabiosa actualidad.

PSINOSIS


Nuestro personaje había sido formado con una educación casi espartana, lo que había hecho de él, un hombre disciplinado amante del orden y la responsabilidad. Lo que le llevó al ámbito de la reeducación de aquellos a los que la sociedad no les había brindado, la posibilidad de serlo.
Seres humanos de difícil convivencia, pero no por eso había que dejarlos a su suerte, pretendiendo solo indicarles un camino que aunque áspero, difícil y tortuoso al menos les brindaba la posibilidad de encontrar la salida. Interés y deseo que nunca su familia compartió. Sin embargo con el tiempo comprobó que aquel sistema que el defendía con uñas y dientes, no solo no compartía su hacer sino que su brazo togado ejecutor, de manera grave se lo recriminaba.
Esto le producía un desasosiego, que no sabe si por nervios o por desidia, se reflejaba en el rictus de su cara, parecía el esbozo de una sonrisa, en un ser inanimado, como si de vulgar esfinge se tratara.

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