HAY QUE DESENTERRAR LA MEMORIA
DE LAS CUNETAS
POR JAVIER GALLEGO
Es hora de
desenterrar la memoria de las cunetas y de las salas de tortura de la Dirección
General de Seguridad, como hace “El silencio de otros”, la película que debería
enseñarse a todos los españoles para que conozcan el relato que se enterró: el
de los torturados, los ajusticiados, los bebés robados por el franquismo.
España desconoce lo
que fue la dictadura de Franco. Sus herederos y cómplices impusieron por ley el
olvido de los asesinatos, torturas, robos de bebés y este país ha terminado por
creer que el franquismo tampoco era para tanto. Hasta la Academia de la
Historia, nostálgica del pasado, se negaba a llamarle “dictador” y “régimen
totalitario”. Lo dejaron todo atado y bien atado para que así fuera.
Desde el Rey que
juró lealtad al genocida, hasta sus ministros, jueces, militares y policías se
acostaron franquistas y se levantaron “demócratas”, enterraron la memoria con
la ayuda de una izquierda traicionera y construyeron un recuerdo a su medida
que ha blanqueado a Franco con éxito durante décadas.
Pero hay un
silencio que grita desde las cunetas. Más de 100.000 asesinados por la
dictadura que claman Justicia. No se trata de reabrir heridas, se trata de
abrir agujeros para que las familias puedan enterrar a los suyos. Somos,
después de Camboya, el país con más enterrados en fosas comunes. Somos un país
que no permite juzgar a sus criminales fascistas, un país que no le da Justicia
a las víctimas vivas y a las familias de los muertos, que tienen que irse a
Argentina a pedirla.
En un documental
francés reciente definían el franquismo como un régimen sanguinario y brutal
que dio un golpe de Estado a una democracia, eliminó a la disidencia, cerró
España y le impuso una moral ultracatólica con la ayuda de la Iglesia. Jamás me
contaron así la dictadura en el colegio. Tampoco en la tele o en casa. No es
eso lo que he oído sobre ella. Sí he oído mil veces que la culpa fue de la
República, de la víctima, vaya. A la calle le han borrado la memoria y le han
implantado una mentira.
Es hora de
desenterrar la memoria de las cunetas y de las salas de tortura de la Dirección
General de Seguridad, como hace “El silencio de otros”, la película que debería
enseñarse a todos los españoles para que conozcan el relato que se enterró: el
de los torturados, los ajusticiados, los bebés robados por el franquismo. El de
las violaciones con barras de hierro, las humillaciones a los presos, los
fusilamientos contra las tapias. El que nunca me contaron. Es desgarrador ver
la lucha incansable de las víctimas por encontrar Justicia y devastador ver un
país que ha olvidado lo que los franquistas les hicieron a miles de personas.
Es la Infamia Nacional.
En otros países se
avergüenzan y juzgan a los genocidas. Aquí se les aplaude y amnistía. Como me
decía hace unos días Pablo Romero, hijo de un asesinado de ETA, olvidar a las
víctimas es matarlas otra vez. Una víctima no olvida. Un país no puede
olvidarla. Un Estado no puede perdonar los crímenes que cometió la dictadura.
Ha pasado el tiempo suficiente para desenterrar la memoria de las cunetas.
Sería un buen sitio para tirar los restos inmundos del carnicero del Valle de
los Caídos.
Fuente:
http://www.eldiario.es/carnecruda/lo-llevamos-crudo/desenterrar-memoria-cunetas_6_837526263.html
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