LOS SIETE RISCOS..5
DUNIA SÁNCHEZ
Los lamentos
aparte, desconocido para estas siete mujeres de los sietes riscos. Se sentían
conformes con las pisadas dadas cuando su vida se abriga de la aldea, de la
gran aldea. Ellas seguían con el tarareo inacabable con el paso de ese amanecer
tan pletórico para cada una de ellas,
como si nacieran de nuevo enroscadas a la fortaleza de lo bonancible, de lo
bueno para ese estado ahora de cárceles prendidas por cada uno de los siete
riscos. El remordimiento de cada una de sus hechos, de sus cavilaciones, de sus
actuaciones las llevaba a erupcionar como hijas de callados besos, de callados
caricias a medida que las estaciones pasaban. Sí, erupcionar con la respiración
profunda de sus sentidos, siempre, en vertical . Ausentes de la necesidad de
comunicación con cada uno de los aldeanos. Cada una de ellas sabía que se
encontraban ahí, en cada uno de los riscos al derredor del extenso pueblo. Es
como si fueran vigías eternas de lo que allí debajo pasaba. Satisfechas con
cada acción del ayer seguían con la tonada a medida que la mañana se estiraba
hasta el gozo del sol en su plenitud. Una plenitud que las llevaba a un canto
unísono, un canto que hacía siempre estremecer la faz donde ambulaba aquellos
que se burlaron, que atacaron, que manipularon para que las siete mujeres de
los siete riscos terminarán así. “
Vivir, vivir y vivir. Hemos vivido tantas cosas , tantos hechos que ahora somos hijas de sutiles palpitaciones de las aves que nos abrigan cuando la mañana gira y gira entornos a nuestras manos satisfechas, sensibles, emocionadas cuando despertamos y somos reflejo de los soles guardianas en la cumbre de su alegría. Ven sol…ven. Hemos vivido tantas cosas que ya no buscamos. Nos encontramos en las entrañas recónditas de nuestros latidos aun visibles, aun existentes en la conmemoración de una nueva jornada. Nosotras mujeres, mujeres hechizadas por el curso de estos manantiales secretos. De ellos beberemos. De ellos nos alimentaremos y llegará el día en que nuestra vida sea espejo de otras, de muchas otras. Hemos vivido tantas cosas que el soplo de este viento del norte nos anuncia ya el mañana. Un mañana donde las flores maduras nos recogerán con sus brazos abiertos”. Y la altea temblaba, existía un cierto temor, miedo a estas. Sangraban de prejuicios, de supersticiones elaborada por la propia iglesia…
Vivir, vivir y vivir. Hemos vivido tantas cosas , tantos hechos que ahora somos hijas de sutiles palpitaciones de las aves que nos abrigan cuando la mañana gira y gira entornos a nuestras manos satisfechas, sensibles, emocionadas cuando despertamos y somos reflejo de los soles guardianas en la cumbre de su alegría. Ven sol…ven. Hemos vivido tantas cosas que ya no buscamos. Nos encontramos en las entrañas recónditas de nuestros latidos aun visibles, aun existentes en la conmemoración de una nueva jornada. Nosotras mujeres, mujeres hechizadas por el curso de estos manantiales secretos. De ellos beberemos. De ellos nos alimentaremos y llegará el día en que nuestra vida sea espejo de otras, de muchas otras. Hemos vivido tantas cosas que el soplo de este viento del norte nos anuncia ya el mañana. Un mañana donde las flores maduras nos recogerán con sus brazos abiertos”. Y la altea temblaba, existía un cierto temor, miedo a estas. Sangraban de prejuicios, de supersticiones elaborada por la propia iglesia…
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