EL QUINTETO DE RITA Y LA
BATALLA DE MADRID
FERNANDO LÓPEZ AGUDÍN
Justo en el momento
más inoportuno, a unos meses de la apertura de las urnas municipales, vuelve a
reaparecer la crisis política en el Ayuntamiento de Madrid. Un destacado
quinteto de concejales del gobierno de Manuela Carmena, miembros de Podemos,
encabezados por la actual portavoz Rita Maestre, decide en el último minuto no
presentarse a las primarias de la formación morada para defender, dicen, el
actual proyecto electoral de la alcaldesa que, además, alaba la gestión de los
cinco críticos. Cuando se creía cerrada la anterior discrepancia entre la edil
y los morados, acerca de la celebración de primarias, vuelve a rebrotar para
gran desasosiego de su electorado que no comprende el por qué de este divorcio.
Sorprende mucho que
estos dos dirigentes honestos e inteligentes, Manuela Carmena y Julio
Rodríguez, al frente del ayuntamiento y de Podemos Madrid, no hayan podido
evitar este espectáculo que no les
favorece. Dada su larga experiencia, capacidad profesional y provecta
edad, hacían esperar que encauzarían por
el camino de la sensatez las discusiones internas en el municipio y en el
partido político. No ha sido así, y justo por ello, alarma su impotencia para
encontrar una síntesis política que hubiera impedido el ajuste de cuentas
personal en el que ha desembocado la crisis recién reabierta, cuya consecuencia
inmediata es el regocijo de sus oponentes que reciben un regalo político tan
agradable como inesperado.
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distanciar a Carmena de Rodríguez o a Rodríguez de Carmena significaría cometer
un serio error político, sobre todo, en el espacio progresista. En la amplia
coalición heterodoxa que hoy apoya a la alcaldesa se impone la suma y no la
resta. Es ese sumando el que puede multiplicar los votos en favor del actual
gobierno municipal de Madrid. Máxime cuando su labor ha sido
extraordinariamente eficaz, y, junto con la del ayuntamiento de Barcelona, se
han convertido en un referente de buena gestión municipalista. Manuela necesita
a Julio tanto como Julio a Manuela. Quien estime lo contrario, sea por las
razones que sea, no ayuda a la reelección.
Como Carmena se ha
limitado a elogiar a los cinco concejales de Rita Maestre, y Rodríguez ha
suspendido la rueda de prensa que había convocado, no conocemos cuál es la
controversia, más allá de la diferencia organizativa del citado quinteto con
Podemos. Llama la atención que sea imposible llegar a un acuerdo cuando a nivel
estatal, tanto el PSOE como Podemos, están dando una excelente lección política
sobre como afrontar el reto involucionista de las tres derechas, de Casado,
Rivera y Abascal. Sobre todo porque las
tres candidaturas del PP, Cs y Vox tienen serias dificultades para
encontrar candidatos a la altura de la alcaldesa. De todas formas, si dan la
piel del oso de la derecha por vendida, se equivocan.
La batalla de
Madrid no está ganada, ni tampoco será nada fácil conseguirla. Al ser la
capital madrileña el rompeolas municipal de España, se van a utilizar
considerables recursos, tanto económicos como
mediáticos, a fin de recuperar para la derecha el ayuntamiento
madrileño. Ir a a esa guerra de trincheras sin ejército es una insensatez que
puede salir muy cara para los intereses populares, y sería todo un suicidio
después de la eficaz gestión municipal desarrollada. Es todo un contrasentido conseguir
lo difícil, mejorar la vida de los barrios, para luego no saber obtener lo
fácil, rentabilizarlo en votos en las próximas elecciones municipales. Alguien
yerra aquí, o apuesta por un caballo que no es el de Carmena.
Todavía hay tiempo
para recuperar la sensatez. Afortunadamente, Podemos ha echado el freno a la
tentación de expulsar al quinteto de Rita Maestre. Al haberse limitado a la suspensión permite
aún que la jueza edil y el teniente general político se arremanguen e intenten
superar esa pésima tentación cainita. No tiene el mismo valor político, ni por
supuesto idéntica repercusión electoral, que Podemos vaya a aceptar, únicamente
por responsabilidad política, el hecho consumado del quinteto de Rita, que la
imagen pactada de Manuela Carmena y Julio Rodríguez unidos de la mano en las
urnas de mayo. Quienes conocen bien a ambos saben que no es ninguna propuesta
descabellada. Les sobra ética e inteligencia y, lo que es mejor, no pecan de
soberbia. Pueden, pues, encauzar con
generosidad y sabiduría lo que ya el ínclito Mao Tse Tung analizaba hace
décadas como contradicciones en el seno del pueblo.
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