LAS MARISMAS DE LA
OSCURIDAD...3
DUNIA SÁNCHEZ
La mesa manantial
virgen de papeles que revolotean ante la mirada fija de ella. Por donde iba, se
pregunta. Qué personaje entrará ahora en escena después del alejamiento por
unas cuantas horas. Tic- tac, tic-tac…todavía la noche la embelesa con la luna
roja, una luna ardiente que le da ánimos de continuar con esa historia que
parece no acabar. Coge su pluma, mira su ordenador. Correcciones se revuelcan
en lo pesado de los folios. No, no estoy por contar y contar con la ligereza de
las repeticiones, se dice. Me transformo y de la reconditez de mis pensamientos
viene alguien, alguien estático en emociones, alguien cenizo con el paso del
tiempo, alguien bello pero a la vez con una cierta melancolía que lo ata, que
la ata al aislamiento. No sé, mujer perdida en las condiciones de sus pisadas.
Sí, será una mujer. Una mujer que siente el
respiro de la libertad, que se estira en sus ojos ante tanta y tanta
hipocresía por las esferas donde ronda. Una mujer que no sea yo. Una mujer que
de tanto y tanto peso sobre sus espaldas, se ha enganchado al vagón que nos
lleva en la seguridad, en la censura grotesca de este viejo mundo. Revuelve los
papeles, mira otra vez la pantalla del siguiente capítulo y captura en esa
noche de luna roja las vivencias de su otro yo, ese desdoble preciso para
agigantar el avance sin celeridad de
ella. Una mujer , no sé, se dice así misma, transcurriendo en el son de los
oleajes, en el palpitar sereno de lo cotidiano. Una mujer , por qué no, neutra
en el aroma de los vientos. Una mujer, aliada a la paz, a los movimientos
voluntarios que diezman este globo ¡La luna roja¡ todavía está ahí. La
madrugada no tiene prisa. Una mujer que habrá que vestirla, por dentro, por
fuera o más bien medita ella, por dentro, por cada recoveco de su espíritu libre,
manso, aliada al crecer de los días como nuevo resurgir de sus singladuras.
Todas distintas. Todas iguales. Inspira
y espira…espira e inspira. Parada en su personaje estudia cómo será su
comportamiento…continuarÁ
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