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domingo, 26 de agosto de 2018

ALBOROTO


ALBOROTO
JM AIZPURUA
Ayer se me alborotó el banco. Los viejos, no somos indiferentes a la palabra Franco, y salió en el banco para revuelo de los repantingados en él y provocó que Paco el Facha se tuviera que tomar de nuevo la pastilla. Como siempre, los prudentes chicharreros no enseñaban sus cartas y se salían del circuito con el “¡Mejor dejar las cosas como están”! Pero Paco blandía su cachaba y anunciaba grandes males para los profanadores de tumbas. ¿Y que dije yo?
Pues intenté, como siempre, dar versiones diferentes, ángulos distintos para hacer pensar y que cada uno tenga su propio criterio y no el manipulado desde el poder.
Yo, que me pasé muchos años en conspiraciones de atentados contra Franco y atentados contra sus símbolos y monumentos, lo que me destrozó la juventud, no me siento particularmente ofendido por su presencia en aquel lugar en el quinto coño, donde nadie se ve obligado a pasar, y sin embargo me ofende todos los días el pajarraco de Las Ramblas y que los niños chicharreros entren a sus colegios bajo signos fascistas y se instruyan en el Onésimo Redondo. Esto si es grave.

Nadie recuerda a los presos. El comandante de ANV Santi Zubiaga, ingeniero, siempre nos contaba su orgullo de recluso por hacer posible aquella obra que dirigía el también vasco Huarte y en la que sin el concurso de aquellos presos no hubieran podido llevarla a cabo. Clandestinamente discutieron si boicotearla o impulsarla y decidieron apoyar su construcción para que quedase constancia de su existencia cuando regresase la democracia. En sus memorias, que me dejó como encargo que yo transmití al Gobierno Vasco y que no publicó, revela detalles importantes de lo que para ellos los presos trabajadores en redención de pena, significó aquella obra que consideraban suya y no de los facciosos. Curioso.
Tampoco yo veo agravio en la cruz, en la punta de un cerro remoto, aunque la presencia rectora de un grupo de benedictinos al mando de un falangista me parece un atentado a la democracia.
Lo malo suelen ser las inscripciones de caídos por Dios y por España, que deja a los fieles a la democracia en el 36 sin Dios y sin España. Seguramente lucharon por las Brujas y por Marte.
Y peor la manipulación: cambiaron la Constitución en su artículo esencial 135 en un instante, pero para hacer una exhumación aparentan dificultades con plazos y conflictos jurídicos en un Sistema donde no existe separación de poderes para lo que les conviene. Y nosotros peleándonos en el banco, que es lo que les interesa. ¿no ven la larga mano del sociata Maquiavelo?
Sánchez; si tan exquisito es tu temperamento antifascista, quita el pajarraco de Las Ramblas, que ese si lo vemos obligados y los turistas pasan por su acera. El simbolismo del pajarraco es más fascista y nocivo que la momia.
Frente al banco vemos pasar a gente joven, en edad de trabajar pero que seguro no encuentran un trabajo y que con Franco dentro o fuera del Valle, tampoco conseguirán y la gente seguirá en precario, en desahucio, en terror ante una vejez insostenible que a las viudas de pensionista les impide vivir y les pone ante la disyuntiva de comer o medicarse. ¡Qué nos importa la momia!
Nadie se hace cargo de los problemas reales y en unión de la TV y los periodistas mercenarios, crean un escenario de basura donde simulan una actualidad donde la vida transcurre para Chabelita, Belén, Ronaldo etc. en la “Gran Nación de 500 años España” y toda la población está pendiente de sus graves conflictos profusamente aireados, pero de los que sufren en silencio en su propio barrio la miseria y la marginación, nadie tiene constancia. ¡Vaya mierda de sociedad!
El sol no sale cada día para todos: sale para los ricos, para los amigos de los ricos, para los enchufados, para los corrompidos y corruptores, para los dirigentes franquistas, para la familia real, para M Punto, pero, para el currante de base, el que pretende sacar una familia adelante con su esfuerzo, negros nubarrones le amenazan y el sol solo lo ve en la TV.
En el banco estamos tratando de arreglar la situación, pero no creo que lo consigamos, y los políticos menos.

 


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