sábado, 8 de noviembre de 2014

LOS SUEÑOS NO COTIZAN EN BOLSA

LOS SUEÑOS NO COTIZAN EN BOLSA

LUIS NIETO
 Ayer vinieron a casa a comer Marta y Juan, una pareja de amigos que como nosotros viven en el barrio madrileño de Hortaleza. Estaban destrozados. A ella se le acabó el paro hace cinco meses y a él le falta un mes para que se le termine el contrato. No pueden pagar la hipoteca del piso y piensan en entregarlo al banco, pero no saben cómo pagar la deuda que resta. Los sueños de intentar ser padres se esfumaron y les atenaza la angustia ante un futuro más bien incierto. Ambos padecen de insomnio, tienen crisis de depresión, toman pastillas y no entienden que hace tres años estuvieran felices, con trabajo y sueños. La duda que les asalta es si ellos han sido los causantes, que tal vez lo que les pasa sea algo merecido. Los amigos que aún tenemos trabajo, intentamos ayudarles y pensamos en constituir un fondo que les permita tener un techo y malcomer. Por otro lado tratamos de fortalecerles su autoestima, que dejen de culpabilizarse y que entiendan que el responsable es el modelo económico neoliberal que padecemos y que ha provocado esta crisis. Un modelo que tenía el crecimiento como eje de nuestro modelo social y que ahora se ha sustituido por unas políticas de ajuste culpables de dramas personales como el de mis amigos. Un sistema que provoca el retroceso del principio de ciudadanía social y la reducción del gasto público, trasladándonos la responsabilidad a las redes de apoyo constituidas por las familias, amigos y organizaciones sociales.

El gobierno del Partido Popular es un alumno aventajado de las políticas económicas que provocan dramas como el de Marta y Juan. Es innegable que estas políticas de ventanilla abierta para la Banca y austeridad para el resto de la población están generando un aumento de la pobreza, exclusión y desigualdad. ¿Cómo llegamos hasta aquí?

Si echamos la vista atrás observamos cómo el pensamiento económico neoliberal, donde se encuadra el Partido Popular, basado en su Biblia particular llamada “Consenso de Washington”, pretendió recuperar la tasa de ganancia a través de la reducción generalizada de los salarios. Pero con ello la población no puede obtener los recursos necesarios para pagar lo que el consumismo ofrece. La respuesta hallada fue el crédito, el endeudamiento. Paralelamente se engordó el mercado financiero internacional con el trasvase de los excedentes monetarios procedentes de la reducción de la masa salarial que no es absorbida por el consumo y por dicho endeudamiento. Así se configura un modelo universal cuyos ejes principales son la reducción del peso del sector público, las privatizaciones, la disciplina fiscal, la desregulación, la apertura de los mercados y la potenciación de la productividad y la competencia. Este modelo alteró la correlación de fuerzas existentes hasta el momento y favoreció la globalización y la financiarización.

Durante la comida con nuestros amigos estaba puesta la televisión y en las noticias nos informaban acerca de cómo Blesa, Rato, Moral Santín y otros habían dilapidado los recursos de los usuarios de Caja Madrid con gastos que para nosotros eran inalcanzables y en cosas que ofenden a las personas que vivimos de un salario o que están paradas. Es evidente la dualidad de nuestra sociedad: unos pocos acaparan cada vez más renta, mientras otros tenemos menos, incluso están aquellos, los más perjudicados, que ni salen en las estadísticas, pasando a ser invisibles, desechables y por tanto dejando de tener derechos. Al dejar de ser éstos parte fundamental de la estructuración social, desaparecen las obligaciones, es decir, el Estado no tiene que preocuparse de ellos. La pérdida de los derechos lleva consigo la pérdida de las condiciones de acceso a los bienes necesarios para satisfacer las necesidades mínimas de las personas.

La política del Partido Popular es clara: Uno es pobre, está excluido o vive en la precariedad porque no ha sido suficientemente activo y/o inteligente para aprovechar las oportunidades que se le han planteado. Su situación es producto de sus propias decisiones, es un acto individual en el que apenas influye el contexto y por lo mismo, las personas de más ingresos, los ricos, creen que su situación es producto justamente de lo contrario y que por ello no deben nada a la sociedad, no tienen que contribuir al bienestar general porque cada uno tiene lo que se ha ganado. Son insensibles a la situación de una parte importante de la población española y como controlan el Estado, lo impregnan de su insensibilidad y no están dispuestos a aceptar una redistribución de los recursos más justa, ni mayores políticas de empleo, ni desean atajar el aumento de la precariedad o darle una esperanza a la juventud. Si una parte de la población está mal, que se preocupe su familia o las redes de ayuda a que tengan acceso. No son conscientes de que estas estructuras empiezan a flaquear y de que puede llegar el día en que la sociedad genere tal conciencia de estas injusticias que se produzcan grandes sacudidas. Esta perspectiva es en la que muchos y muchas estamos embarcados.

La Historia futura no está escrita. En los últimos años la ciudadanía se ha echado a la calle en distintos momentos: desde el 15M hasta las Marchas por la Dignidad, pasando por las Mareas. Estamos a tiempo para emprender una reacción colectiva que invierta la tendencia y que personas como Marta y Juan vuelvan a sonreir. Las próximas elecciones municipales y autonómicas son una buena oportunidad. Estoy seguro que las aprovecharemos.

Luis Nieto es Profesor de Historia Moderna y Contemporánea y militante de la solidaridad internacionalista.

Blog: luasura.wordpress.com

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