Ni fácil, ni oportunista
Cándido Quintana
Ya sé que cebarse con algunos tras una
fuerte tormenta y las desgracias consiguientes, como las acaecidas el pasado
domingo 19 de octubre, puede ser fácil u oportunista, pero no por ello debemos
callarnos, porque todo lo que hagamos o aportemos para mejorar lo que ha vuelto
a fallar, aunque los poco previsibles azotes de la naturaleza hayan sido los
máximos culpables, es bueno para que los gobernantes que hemos elegido y
pagamos tomen debida nota, que parece que no ha sido así. Eso sí, con la verdad
por delante y sin invenciones, como algunos han hecho confundiendo a la gente.
Tampoco basta con simplemente decir desde el Consistorio o desde el Cabildo que
esto no se volverá a repetir o que no habrá más muertes, y no hacer lo máximo,
o echarles las culpas a otros por las predicciones del tiempo.

Pero dejando a un lado al alcalde y a
otros gobernantes por lo que ahora alegan, si debemos analizar lo que han hecho
tras el temporal del 31 de marzo de 2002, en el que ocho personas fallecieron
en esta Ciudad por sus violentos efectos, para minimizar estas situaciones y
que no se vuelvan a repetir con tanta virulencia. Y aquí sí es verdad que,
salvo honrosas excepciones, no han dado la talla. Han malgastado ingentes
cantidades de dinero en cosas innecesarias o muy poco importantes, que se
podían haber utilizado en mejorar las infraestructuras que ahora han vuelto a
sufrir las consecuencias de su mal estado, que nos han pasado las caras
facturas que nos han pasado. Y meto en ese paquete los muchos dineros que han
volado miserablemente, que ojala algún día recuperemos.


Podría relatar muchos casos en el
recorrido, pero solo paré en María Jiménez en donde vi bastantes destrozos,
aunque en menor medida que en 2002. Continué hacia San Andrés, y allí hay
demasiada tela que cortar, ¡realmente de pena y de mucha vergüenza la situación!,
en un entorno en el que empresarios, políticos y listos de todo tipo han
querido hacer su agosto. Inmersa aún en un interminable proceso judicial, mucho
tiene que ver con lo sucedido esa trama que han calificado de libro, la de Las
Teresitas. Los importantes, hablando de avenidas de aguas de lluvia, barrancos del
Cercado y de Las Huertas, se han dejado ver otra vez, y no exactamente por culpa
de su desembocadura, que también.
Y digo -que también-, porque el
mamotreto, aún en pie por obra y gracia de algunos pero por fortuna no
operativo, agravó las cosas. No nos quepa duda que si hubiese estado operativo,
un domingo cálido de playa, nos podría haber pasado facturas en vidas, ¡menos
mal! Aun así, requintó los daños en la zona, porque su lugar de asentamiento es
muy peligroso, sin duda el menos adecuado del entorno, a la vera de esos
barrancos con mucha historia que debemos tomar más en serio. Los
estrechamientos de sus cauces barranco arriba, llámense campo de fútbol u obras
del valle, que aunque no deberían políticamente han consentido y siguen
consintiendo, generaron embalsamientos y las negativas consecuencias que ahora nos
tenemos que tragar. ¡¡¡MUY LAMENTABLE!!!

Tampoco quiero pensar sobre lo que
hubiese pasado de estar, como también persiguen y hay por ahí un plan parcial
que tratan de sacar adelante para beneficiar a quienes sabemos, superpoblado San
Andrés en Las Huertas. Vayan, vean e imagínenselo. Por todo esto, por simple
congruencia y por una más que exigible responsabilidad, espero que el mamotreto
sea demolido de una vez, sin tirar más dinero público como continúa haciendo el
Ayuntamiento de Santa Cruz, y que jamás se urbanice el valle-barranco de Las
Huertas, por su ya contrastada peligrosidad. Espero también que la Justicia tome cartas en estos asuntos y
actúe de oficio, por todo lo grave que en un futuro pudiera suceder, y no hablo
exclusivamente de CC y PSOE, que actualmente cogobiernan en
Santa Cruz, sino también del PP y de cualquier otro partido político que se
sume a estas locuras que traen las gravísimas consecuencias que traen.
© Cándido Quintana
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