LA CORRUPCIÓN ESTRUCTURAL ES TERRORISMO DE
ESTADO
ESCRITO POR JOSÉ ANGEL HERNÁNDEZ
Por patriotismo, PP y PSOE
deberían auto disolverse, para no seguir dañando aún más la democracia, pero el
patriotismo de populares y socialistas reside en el pensamiento que les hace
sentirse sentimentalmente ligados y ligadas a un billete de 500 euros
La
presión ciudadana en forma de movimiento de protesta que se comienza a gestar a
partir sobre todo del 15 de mayo de 2011, conocida como Movimiento 15-M, tiene
su primera consecuencia política en las elecciones europeas del 25 de mayo de
2014, con la irrupción de Podemos en el Parlamento Europeo con cinco
parlamentarios.
La
segunda consecuencia política, a raíz de que todos los estudios de sociología
están constatando un ascenso electoral imparable de Podemos, se ha comenzado a
visualizar el 28 de octubre de 2014, en el 32 aniversario de la gran victoria
electoral del PSOE de 1982, cuando el presidente del Gobierno Mariano Rajoy
declara en el Senado:
---"Pido
disculpas en nombre del Partido Popular por haber designado en puestos a
quienes no eran dignos y no han estado a la altura de los cargos que
desempeñaban. Comparto la indignación y el hartazgo de los españoles.”---
Mariano
Rajoy dice pedir disculpas por algo sobrevenido sobre lo que no tiene culpa alguna
por desconocimiento, el haber designado a personas corruptas para determinados
cargos de los que luego se aprovecharon sin su conocimiento, y continúa
alegando lacónicamente que comparte nuestra indignación y hartazgo por la
corrupción personal de esas personas..
Al
decirse indignado como nosotros y nosotras intenta hacer una identificación
subliminal con el movimiento de los indignados del 15-M, como si la corrupción
no fuese con él ni con su partido, sino con esos otros y otras que le son
ajenos y que se han aprovechado malévolamente del Partido Popular, dejándole en
vergüenza e indignado por su conducta corrupta. Nos está diciendo con ello que
el más perjudicado por esa actitud es el mismo y su partido, presentándose así
ante nosotros y nosotras como víctima más que como verdugo.
El
Presidente del Gobierno Mariano Rajoy no es consciente de que su estrategia la
percibimos como una burda y cínica burla hacia nuestra inteligencia, y que su
práctica recurrente de afear al PSOE su propia corrupción ya no sirve para
descargar su culpabilidad política ante la opinión pública por la corrupción
estructural que corroe su partido.
Lo
único que ya patéticamente está consiguiendo cada vez de manera más marcada es
que la corrupción estructural se conciba como parte intrínseca al statu quo, o
sea, al sistema de rotación en el Gobierno de los dos grandes partidos que son
el PSOE y el PP.
Mariano
Rajoy no es consciente de que ya no hay vasos comunicantes entre PP y PSOE, es
decir, que los votos que pierde el PSOE no van al PP ni viceversa, sino que los
votos que pierde el PSOE se van en gran parte a Podemos, y en una parte menor a
la abstención, mientras que el voto que pierde el PP se va en gran parte a la
abstención y en menor parte a Podemos.
La
burla de Mariano Rajoy hacia la ciudadanía es profundamente ofensiva, sobre
todo por la trivialización que hace de la corrupción que corroe los cimientos
de su partido, pero sobre todo porque el Presidente pretende ignorar que la
corrupción estructural que sabe corroe al PP y al PSOE agrede la democracia, y
está poniendo a la ciudadanía en estado de alerta ante el trabajo diario de
nuestros representantes políticos, a los que ya en gran medida se perciben como
agresores violentos, porque la corrupción estructural de PP y PSOE está
provocando sentimientos de violencia en la ciudadanía que cada vez se van
ahondando más..
Estamos
ante una agresión violenta del Estado que se manifiesta en forma de ataque a
los derechos sociales perpetrados desde la vileza de la corrupción que preside
la acción política de los dos partidos que se rotan en el Gobierno.
La
corrupción estructural de PP y PSOE ya se ha transformado en terrorismo de
Estado, y la ciudadanía se ve en la necesidad de defenderse de ese terrorismo
que es esa forma de corrupción profundamente arraigada en una y otra formación
política.
Por
patriotismo, PP y PSOE deberían auto disolverse, para no seguir dañando aún más
la democracia, pero el patriotismo de populares y socialistas reside en el
pensamiento que les hace sentirse sentimentalmente ligados y ligadas a un
billete de 500 euros..
Este
es el penoso país que tenemos
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