LÍNEA LÍQUIDA
por Eguiar Lizundia
De hecho, en el devenir de acontecimientos
cotidianos que constituye el grueso de la narración, aquí también la referencia
a determinados lugares es clave, hasta el punto de que estos trascienden su condición
de meros escenarios para constituirse en coprotagonistas de la acción. Espacios
como el “Castillo”, el parnaso de San Andrés y, sobre todo, el bar Parra, son a
Línea líquida lo mismo que el Café des Fleurs y el estudio de Gertrude Stein a
la obra de Hemingway. Con la diferencia de que en el caso de Lizundia es él
quien crea estos lugares, que carecerían de entidad más allá de la meramente
física y observable si no fuera por el quijotismo del autor.
Y es que el libro de Lizundia constituye un homenaje
involuntario a la ciudad en el que transcurre. Al que conozca de primera mano
las limitaciones de la vida cultural de Santa Cruz y lo grisáceo de sus gentes
no podrá si no sorprenderle esta obra. Referencias urbanas desprovistas de singularidad
o belleza a los ojos de cualquier vecino, son elevadas en la obra de Lizundia a
hitos arquitectónicos sólo posibles en grandes urbes europeas o norteamericanas.
Por no hablar de la moribunda movida nocturna de la capital, presentada aquí
como refugio de personajes singulares y garantía de experiencias memorables.
Que en una ciudad media de provincias se hagan realidad tanta
extraterritorialidad y cosmopolitismo es uno de los muchos méritos de Línea
líquida.
Pero si algo define al último libro de Lizundia es la
transgresión. Tanto a nivel formal, como ya hemos descrito, como en lo que se
refiere a su mordaz humor y atinada ironía. En esto mucho tienen que ver los coprotagonistas, a los que si hay algo que los defina, es la
aversión a la norma. Una cualidad que el autor ha hecho consigna y que está
presente de principio a fin del relato en forma de implacables y cómicas
reflexiones sobre progres, burgueses y demás guardianes de la convención. Una
caricaturización que nos recuerda cómo hay más pose e insustancialidad, o sea,
frivolidad, en los apegados a la regla, a la línea, que en quienes la traspasan
y vulneran, es decir, aquellos que la hacen “líquida”.
Eguiar Lizundia
Washington, 28 de enero de 2013
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