Eduardo
Sanguinetti
-
Filósofo(Ph.d., Cambridge
,
England)
En la República Argentina al amparo de quienes
dicen combatirlo el fascismo está instalado subrepticiamente y pareciera que
por siempre. Esta aberración que no es producto de una fábula, ni de un mal
sueño no es manifestada ni interpretada así por la inmensa mayoría de los
políticos, ni por los medios de difusión, ni por los periodistas, ni por los
escritores, ni por los "intelectuales", pero sí manifestada en voz
baja y con temor por una mayoría de ciudadanos que en silencio esperan un
milagro de libertad ante tanto atropello a los Derechos Humanos , a la
Constitución, ante tanta impunidad y autoritarismo puesto en acto.
El fascismo es una formación autoritaria de
juventudes organizadas en milicias unidas por el símbolo de las fasces romanas,
esto es, la insignia del cónsul romano, para imponer un nacionalismo jerárquico
opuesto al "internacionalismo" socialista. El autoritarismo basado en
la supresión de los partidos políticos y los derechos individuales fueron la
consecuencia inmediata en la Italia mussoliniana. Nacionalista, guerrero y
antidemocrático, el fascismo fue copiado en todo el mundo con distintas
variantes. En España, representado por el Gran Dictador Franco.
En Argentina el general Juan Domingo Perón fue
el heredero auténtico del fascismo, creador de un movimiento de masas "el
peronismo" que a lo largo de seis décadas marcó el rumbo de la historia
política y social de la Argentina, con breves interrupciones de golpes de
Estado y algún intento democrático fallido. La dictadura de Las Juntas Militares
eligió entre todos los sistemas para eliminar a una generación , el mismo
método genocida del "generalísimo" Francisco Franco.
El fascismo es, pues, antagónico de la
democracia en su sentido estricto y no difiere del sistema de partido único
perteneciente al Estado de cualquier régimen comunista.
Esta breve reseña con la que intento definir el
contexto de este comentario es fundamental para avanzar en él.
¿Existe en la Argentina actual una clara
existencia de partidos políticos o éstos tienden a desaparecer defenestrados
por el poder del partido gobernante tal como ocurriera en México, por ejemplo,
en los años que siguieron a la revolución zapatista original?
¿Existe en la Argentina de 1945 a esta parte
algún vestigio de democracia sindical sin exigencias de "personería
gremial" otorgada por el Estado y sin afiliación cuasi obligatoria?
¿Se da en la Argentina partidocrática que nos
toca vivir la posibilidad de "internas abiertas" (pese a la ley que
sigue vigente) o de alcanzar un rango en una lista partidaria por mérito propio
y no por amiguismo o nepotismo?
Este es un país esencialmente prepotente y
autoritario. Los piqueteros que toman comisarías para convertirse luego en
funcionarios del gobierno con una impunidasd que aterra. Los sindicalistas que
muchas veces se "refugian" en el búnker del sindicato para no ser
desplazados. Los consejos de profesionales que obligan a afiliarse para ejercer
cualquier profesión. La educación básica y la superior basada en "planes
de estudio" de contenido oportunista y político variables en maneras y
manías según el amplio expectro de programas existentes adoptados a los usos y
costumbres de las distintas provincias.
Acá no hace falta ganar elecciones libres. Hace
falta tener patoteros armados que impidan que cualquier ciudadano se acerque
siquiera a lidiar por un cargo sindical o político. Lo manifestado no lo ignora
ninguna de las voluntades lúcidas que aún quedan en esta tierra, pero estos se
remiten al silencio, la pausa y la espera, esperando el "milagro". Actitud
anacrónica al ser y pensar de un pueblo que dice vivir en Democracia..
Esto no pretende ser una acusación, sobre todo
en materia de manejo del dinero. Es un dato que los fondos públicos los usa
indiscriminadamente el jefe de gabinete si superan lo presupuestado. Y el año
2007 tiene previsto un crecimiento del 4% cuando todos los pronósticos serios
anuncian un mínimo de un 6% (con un arrastre estadístico de un 3%).
¿Es verdad o no que muchos fondos se usan para
hacer obra pública en provincias o municipios adictos al poder?
Hay intendentes que han sido de todo, como un
tal Quindimil (intendente del Partido de Lanús, Provincia de Buenos Aires),
para citar un ejemplo. Renovadores, menemistas, duhaldistas, kirchneristas,
pero sobre todo y ante todo peronistas.
Da igual, ¿esta es la nueva política?
Pero no quiero desviarme del centro de
atención. En un país donde las patotas y los barrabravas son sostenidos ¿por el
poder político? no dejando de estar presentes en todas las manifestaciones con
sus consabidos bombos e incluso armados (como "la Tuta" en el
hospital Francés o Quiroz en San Vicente) ¿ante este estado de cosas puede
instalarse una democracia en su genuina expresión?
¿Por qué no se anuncian las internas abiertas
en el peronismo?, de las cuales surgiría el candidato legítimo al cargo de
Presidente de la República.
¿Por qué se reformó el consejo de la
Magistratura pese a la oposición de la inmensa mayoría de los juristas
otorgando un poder político a un tribunal? ¿Por qué fue votado en el Congreso?
¿Alguien confía seriamente en la Justicia?
Esta es la base de la gran decadencia de la
Argentina. Acá no hay un estado de derecho. "Al enemigo ni justicia",
dijo alguna vez Perón. Los derechos humanos no deben defender a criminales o
ladrones dice Patti. Es decir que si por casualidad cae en nuestras manos un
ladrón crucifiquémoslo. Ya que perdió sus derechos. Eso lo dijo Perón, señores.
El mismo líder cuyos restos eran llevados a San Vicente cuando los pistoleros
se agarraron a tiros. Ese líder que dijo: "Por cada uno de los nuestros
que caiga caerán cinco de los de ellos" . Un líder cuyo nombre figura en
toda la geografía del país casi sin excepción, ¿qué podemos esperar? *
Publicado por MARIANA TURCHIO
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