Eduardo Sanguinetti
filósofo rioplatense
Miren a
Buenos Aires o Montevideo: da lo mismo, estimados lectores. Ciudades grandes y
atractivas, entre otras grandes ciudades. Los ciudadanos pasan, los autos
última generación circulan. Vean los shoppings, restaurantes gourmets, hoteles
boutiques, las portadas de los magazines con la imagen de las prostitutas o top
models de turno, cierto simulacro, acerca de una causa célebre en la Justicia
que será archivada en tiempo calculado, la simulada investigación de las
corruptelas del poder empresarial o político, da lo mismo.
Todo
pareciera, a los ojos de los incautos ciudadanos, que funcionara fantástico.
Vacaciones, elecciones, fines de semana, tuiteos de ministros o de algún nuevo
parásito/a comentando su último video hot subido a youtube, la denominada
prensa y la libertad de expresión, pareciera estar ensimismada en las acciones
sexuales de apetecibles mujercitas, que ofrecen su trasero, bien construido en
ejercicios de sommier, en fiestita de los políticos y empresarios, que pagan
sexo “a la carte”. Mujercita, aplaudida por el pueblo que la admira ante
semejante hazaña de follar y cobrar, para luego en un complot armado en estudio
de tv, convertirse en víctima de haber sido inducida a hacer “cosas feas”, con
“hombres malos”.
Se
publican libros bazofia, desfila la moda, siempre articulando estilos
reciclados y no olvido las fiestas a beneficio de los organizadores de dichos
eventos, “hay que blanquear”. ¡Ah! y se juega fútbol, siempre se juega fútbol,
y luego en un tercer tiempo van las conquistas de estos gladiadores del tercer
milenio.
Por
cierto que hay mendigos. Viven en cajas de cartón, el pavimento es su cama. La
miseria se ve en las esquinas incluso en las puertas de los hoteles cinco
estrellas. Pero la vida continúa para los poderosos y sus acólitos,
entretenida, amable incluso, la pornografía la acompaña.
Ahí
están, con su edad, sus puños, cabellos, venas, la compleja sutileza de su
sistema nervioso, su sexo, su estómago. Su tiempo deteriorado. Su nacimiento
que fue para cada uno el comienzo del mundo. Miradas de adultos pobres y
ancianos pobres. ¿Pero quién puede determinar su edad?
Los
detentadores del poder económico, puestos en sus sitios de poder en el imperio,
personajes mentirosos, vacuos, cobardes e ignorantes, calificativos a los que
puedo sumar otros pero lo dejo a su imaginación, amables lectores. Estos
personajes, hoy tienen a sus pies a los revolucionarios que hace un tiempo
reclamaban, reivindicaban, combatían por los principios de la Igualdad, la
Libertad y la Equidad; un poco más adultos, pareciera que la llegada de los
años les dio pánico y fueron comprados. ¿La revolución es para los jóvenes?
Pero los jóvenes de hoy, la “Generación Bonzai”, van tras otros intereses: la
“tekne”, la indiferencia es feroz, en estos jóvenes que el sistema supo
asimilar y desactivar.
El
peligro no está tanto en la situación, como en la aceptación ciega, la
resignación general a lo que se presenta en bloque como algo ineluctable. Como
quiera que haya sucedido, se trata de una verdadera revolución del sistema del
neoliberal en su cenit. El liberalismo invalidó cualquier lógica que no sea la suya.
El
sistema liberal actual es lo suficientemente flexible, en su implacabilidad,
para adaptarse a las diversidades nacionales de nuestros territorios. ¿Las
armas del poder? La economía privada jamás las perdió. Sucede que el Estado no
es lo mismo que el poder. Este último nunca cambió de manos. Las clases
dirigentes de la economía privada en ocasiones perdieron el Estado, pero nunca
el Poder.
¡Feliz
2013!
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