UNA REVOLUCIÓN INCONCLUSA
Eduardo
Sanguinetti publicó el libro Morbi Dei en 1985.
Por Eduardo
Sanguinetti, filósofo (Cambridge, Inglaterra), poeta, performer, ecologista,
artista y periodista, especial para NOVA
"Te arrojan al mundo como a una pequeña momia, cada cual luego sigue su propio camino y, aunque la tierra se pudra en cosas buenas, la procesión se abalanza hacia el letrero de salida, y hay tal pánico, tal ansía por salir, que los indefensos quedan pisoteados en el barro… Y no se escuchan sus gritos".
(Texto
de mi libro Morbi Dei, 1985, Ediciones Corregidor)
La Revolución de Mayo, de la cual Juan José Castelli, fue uno de los principales ideólogos, y el principal orador de la misma, a quién Andrés Rivera instala como personaje relevante, en su novela “La Revolución es un sueño eterno” , es negada tal como ha acontecido por neo-historiadores oportunistas, serviles al gobierno de turno, en una Argentina entregada al fraude, la fuga y la estafa, falseando la misma, haciendo desaparecer documentos históricos: "La revolución -escribe Castelli- se hace con actos se narra con palabras. Con muerte. Y se pierde con ellas... desarmado, me acojo al sueño eterno de la revolución para resistir a lo que no resiste en mí. El sueño eterno de la revolución sostiene mi pluma..."
El
25 de mayo es una fecha trascendente en la historia argentina, sin dudas, pero
habría que tomarlo como punto de partida hacia la formación de la identidad
nacional hoy en acto de ser eliminada, por gobierno del plagiario “Mileii Pig”
y entorno de arrastrados eunucos sin pertenencia, en búsqueda de identidad en
regiones lejanas.
Suponer
que los que lideraron la revolución en 1810 sabían que lo estaban haciendo en
nombre de la Nación Argentina es caer en un anacronismo especulativo, pues
nacía en aquella semana de mayo, un nuevo modelo desde el cual operar una
ruptura con España y su monarquía, fundando una nueva tradición cultural y
política, con anclaje en la vertiente popular, deviene del pueblo este término,
de neta inspiración romántica, negada desde nuestro origen por los cipayos, los
esclavos de tendencias foráneas, en antípodas con nuestro ser, que pertenece a
un espacio y tiempo: la argentinidad fundante, hoy celebrada por el caretaje
"medio pelo", con empanadas y locro, pastelitos y Tedeum.
Y
me pregunto yo, un humanista, iconoclasta, argentino bien parido, ¿qué puede
celebrar este gobierno de entregadores de soberanía y eliminadores de nuestra
historia, plena de patriotas asesinados y desaparecidos de bibliografías y de
la literatura sobre la historia argentina este 25 de mayo?
Así,
la literatura nacional tiene el mismo basamento que los orígenes
revolucionarios de emancipación que conformaron la Patria... Presenta además,
una vertiente doble: la poesía patriótica, con el himno nacional como su
culminación en los cielitos. Un origen culto y otro popular, unidos tras un
horizonte de libertad y armonía.
Descubrir,
que nuestras instituciones, nuestra vida cotidiana, nuestros sistemas de
interpretación, están sometidos al imperio de la mentira y el genocidio, es
poco más que descubrir que el modelo humanista de la vida en estado natural, es
poco más que un modelo olvidado, hoy un recuerdo escindido, al que la humanidad
le resulta indiferente, pues transita el sendero que lleva a las repúblicas de
los ignorantes influencers, de los coaches, de los alcahuetes de medios
mercenarios, de las modelos escorts y ¿por qué no será así?, si hace siglos el
emperador Calígula casi nombró cónsul a su caballo Incitatus.
Asemejo
al plagiario “Milei Pig” como un Calígula del tercer milenio, profesional de la
destrucción y eliminación de identidades, de la inestabilidad sin tregua, que
instala este 'fat ball’ lleva a experimentar una vida humillante a una
comunidad, que en su 50 por ciento pareciera encontrar a quién propone
naturalizar el sufrimiento como modo y manera de existencia en crisis...
Naturalizar crisis eternas deviene en patologías varias que dócilmente soporta
el pueblo, que ingenuamente espera visualizar una luz al final de un túnel
"endless".
Este
es el estado artificial y continuo que como paisaje recibimos. Lo que
resultaría aún más ingenuo sería elevar al terreno del deseo justo lo que ya
existe como realidad.
Porque
aunque el conocimiento implique responsabilidad, la irresponsabilidad de los
sociópatas que rigen en esta tierra, no va a curarnos del conocimiento, ni de
la incapacidad de funcionarios, para asumir responsabilidades, que hagan
precisa su permanencia en acto evidente, de eliminación de voluntades lúcidas,
por indiferencia… Pero la máscara del simulacro impone criterio y la obscenidad
instalada, ante la pérdida de una escena, es irreversible.
Para
un sistema, la indiferencia general es una victoria mayor que la adhesión
parcial, no se ignora que nos han declarado una guerra los enemigos de la
libertad y la igualdad, son ellos, los inquisidores de nuevo cuño, en acto de
instalar el adoctrinamiento, autoritario, represivo sobre los habitantes de la
República Argentina y del mundo.
En
verdad, es la indiferencia la que permite la adhesión masiva a ciertos
regímenes, las consecuencias son por todos conocidas. Pero, qué sucedió para
que Argentina se debate nuevamente en esta instancia que tanto le ha cobrado en
tiempo y vida a un pueblo, con buitres de la corporación mafiosa mediática que
hora a hora difaman, mienten y dibujan la realidad distópica, que consideran
apropiado para minimizar el sufrimiento de los indigentes, ante la mirada
turbia y ausente de un gobierno ridículo y circense.
Las
consignas de las dictaduras también se reciclan, sobre todo porque con el
tiempo estas se fueron legitimando y el reciclaje es integral, aplicándose a
las prácticas de vidas ficcionales de millones de habitantes de Argentina,
donde la verdad se ha espectralizado, sino desaparecido.
Nietzsche
sostiene que el ser humano es tal en la medida en que puede usar el pasado para
el presente y llama "hombre histórico" a aquel cuya visión del pasado
lo conduce al futuro, lo alienta a perseverar en la vida y le da esperanzas en
la justicia por venir.
En
cualquier caso, sería tener sentido del Apocalipsis, que en etimología hablada
nos dice: la "revelación" lo revuelve todo. En la literatura, como en
el arte, eso es el genio, tener el sentido del Apocalipsis.
Revelación
y revolución se convierten en sinónimos. Revelación por la revolución y
viceversa, pues el vendaval del apocalipsis nos azota con virus letales,
pandemias anunciadas en escrituras apócrifas y palabras de visionarios, jamás
escuchadas, todo lo contrario… desde antes del Diluvio.
Y
la impaciencia ha devenido cuál aguafiesta, para dejar sin futuro el presente
que no dejó jamás de pretender barrer con la hipocresía pacata de la
colonización de mentes, llevada a cabo por los acopiadores de riquezas, la
omnipotencia del dinero, el egoísmo filoso de los resentidos, los cobardes y
traidores, que pululan por doquier y es historia siempre vigente…
En
el vasto entramado de discursos de la contemporaneidad, pueden reconocerse,
como paradigmas innegables, los relatos que -desde la ficción- indagan,
preguntan, representan la realidad social mediata e inmediata, coqueta y vacua
de la "canalla" que rinde culto al negocio de la sumisión y la
incontinencia de pueblos sumidos en la ignorancia y el temor, indiferentes a
todo lo que no afecte sus sobrevidas.
La
historia transita hoy se hace relato fabulado, biografía novelada, cómic,
abandona los enunciados verificables y la remisión a determinados y específicos
hechos, comprobables de manera total y absoluta, ¿o es que alguien ha muerto?
Pero
el fardo de los mercados logró cubrir por entero a la humanidad indiferente,
acorralada en su imposibilidad de reaccionar, ante una revolución que ha
acontecido sin que cayeran en la cuenta de ello.
Una
revolución drástica, en antípodas a la del 25 de mayo de 1810, sin teorías
declaradas, ni ideologías expresadas, se impuso por hechos consumados, se hizo
visible cuándo ya estaba instaurado el nuevo orden mundial globalizado,
aplicando una ley de eutanasia novelada.
Y
se torna indispensable que un colonizado fragmentado y “roto” como "Milei
Pig", comience ya un curso de inglés básico... Absurdo este fat ball
admire a la genocida Thatcher, al actor bizarro Reagan y no hable el idioma
colonizador del planeta... Comunicar lo incomunicable es una tarea
extremadamente agradable.
¿No
les parece?... ¡Viva la Patria argentinos/as bien paridos!... Y no olviden, que
los verdaderos revolucionarios son siempre minoría, nunca inmensa mayoría. La
revolución la hicieron los jacobinos en la Revolución Francesa, los
bolcheviques en la Revolución Rusa, los pocos que acompañaron a Fidel y al
“Che” en Sierra Maestra.
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