DEMOCRACIA
JOSU AIZPURUA
Surgida en Grecia
antigua, para las ciudades pequeñas donde el disimulo era imposible, hoy en los
grandes Estados su práctica es dificultosa, pero aun así se revela como el mejor
método de salir de conflictos, sin sangre.
Su esencia está en
la participación paritaria de todos los ciudadanos y en que esa mayoría triunfante
debe ser justa con las minorías.
Concede a las
mayorías la prevalencia sobre Constituciones y Leyes, que pueden ser
cambiadas por el voto de los ciudadanos para avanzar en derechos y libertades;
se adapta al desarrollo social y la natural evolución.
La pretensión, sobre todo facha, de un “constitucionalismo” limitador es una falacia del Régimen78, antidemocrática, Trumpista, y contraria a la realidad. Cambiarlo todo, ordenadamente, es la clave para que los revolucionarios se moderen y acepten que la urna los empodera.
Moisés no trajo los
10 mandamientos y la Constitución78.
Ya es hora de que
la Constitución78, del siglo XX, deje paso a una del siglo XXI, y con conocimiento
real de sus ciudadanos.
Debe ser corta y
certera sin los defectos de la actual que concede derechos irrealizables como
la vivienda o la igualdad ante la Ley. ¿Cómo se denuncia su vulneración?
Las razones que se
aducen para contrarrestar la Democracia son bélicas, de orden vencedor que ya
en este siglo XXI son nulas de pleno derecho. Toda norma social debe
estar sujeta a la Democracia y respetar el sentir mayoritario expresado en
urna. Cada generación tiene el derecho a escribir su futuro y la tradición es
la coartada de los ricos inmovilistas.
El Estado78
español, NO ES DEMOCRÁTICO. Venía del fascismo y la colonización y no
dio oportunidad de rechazar la inclusión. Se votó algo desconocido para evitar
el enfrentamiento con los militares que no pararon de hacer ruido de sables.
La Constitución78
debió someterse a revisiones y actualizaciones anuales, para ir cogiendo un
aire práctico, alejado del virtualismo actual. Nada resuelve ni nada contiene de
avance histórico sobre los problemas perennes ibéricos; su invertebración, si
plurinacionalidad, sus terribles brechas. Un rey de opereta pone la guinda al
pastel.
Hay un abismo
institucional entre las Autonomías y el Gobierno. En un país, Estado78, descentralizado
y que se rige por la Ley del más cercano, no hay mecanismo para que las
decisiones cercanas, autonómicas, se adopten en el Gobierno. Son entes
diferentes y sin armonía ni conexión.
Nos tienen, por
vagancia e incapacidad, en unas Instituciones para la galería, sin contenido y
presas de una Casta que las controla y orienta en base a sus privilegios que en
su mayoría vienen por los botines del saqueo colonial.
Ya es tiempo de recambio
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