CARA A DIOS CON LA CAMISA NUEVA
ANÍBAL
MALVAR
La plaza Martim Moniz de
Lisboa se ha convertido en esta JMJ en el "Parque Cristonautas".-
Cristina Cabrejas / EFE
Las
Jornadas Mundiales de la Juventud, que nuestros chavales católicos celebran
estos días en Lisboa, están trayendo síntomas de que el cristofascismo renace
con pubescente ímpetu en España y en el mundanal globo. Los niños ya no suben a
las redes esa horterada de canción que decía "te ofrecemos, Señor, nuestra
juventud". Ahora salmodian un impetuoso "que te vote Txapote". Y, orgullosos, lo tiktokean e instagraman (que
la RAE me absuelva mis pecados).
Ayer mismo, ya no en sus redes, sino en una televisión portuguesa que los estaba entrevistando, el discurso de la mocedad católica española ante la prensa internacional fue el que sigue:
-¿Estáis bien aquí? [pregunta el
reportero].
-La tranquilidad. Vas a otros pueblos y
están llenos de franceses y...
-Jajaja.
-Y aquí hay mucha unión española con agua
y refrescos.
-¿Cuáles son vuestros [no sé qué] para
venir aquí?
-Ir va misa... eh.
-[Una chica corta al aguerrido chaval] Ir al concierto de
Hakuna e ir a misa. ¡Y a confesar! Estos dos ojos han visto al Papa.
-Yo no lo he podido ver. Estaba muy lejos.
-Yo lo he sentido. No lo he visto.
-¡Que te vote Txapote! -le arrebata una
rubilla el micrófono al periodista para demostrar ante el mundo su catolicismo.
-Viva España -gritan todos.
Podéis
ver el vídeo aquí, por si dudáis de la
inteligencia de nuestros neocatecúmenos.
Pero
lo que más enterneció a nuestras sensibles almas cristianas fue escucharles
cantar el Cara al sol. Se ha puesto de moda
el Cara al sol entre nuestras juventudes meapilas.
Apostaría -con ganas de perder- a que ninguno de esos cachorros cantarines sabe
lo que canta. Son fascistas por moda. Por estética y por ignorancia. Son el
futuro de un mundo que renuncia a la evolución y quiere volver al primate a
base de presumir de idocia.
Todos
estos chavales admiran a Quentin Tarantino y les encanta ver cómo Brad Pitt le
corta la cabellera a los nazis en Malditos bastardos.
También le sucede a sus padres y a sus abuelos, con lo cual no discrimino
generacionalmente. En su vastísima incultura, desconocen que el Brad Pitt
tarantiniano también les habría cortado la cabellera a ellos. Por fascistas y
por nazis.
Porque
el Cara al sol es un himno inspirado por un fascista
y nazi llamado José Antonio Primo de Rivera.
Como
en España el estudio de la historia se considera una afrenta al patriotismo,
habrá que recordar que José Antonio fue un firme defensor de Mussolini, Adolf
Hilter y del exterminio de judíos, como se demuestra, solo yendo a las
hemerotecas, consultando el ABC de
entonces. En 1933, El Ausente mantuvo
correspondencia pública en el torcuatiano diario con el entonces director, Juan
Ignacio Luca de Tena. El periodista, católico irreprochable, le preguntaba al
creador de Falange: "¿Con qué medios, por qué procedimientos aspira el
fascismo español a conquistar el poder?". Sabía que esos medios y
procedimientos eran sangre, no tinta, eran muerte, no ideas, eran crueldad, no
dialéctica.
El Cara al sol nace como edulcorada exaltación de la
violencia y, en sentido más filológico, de la incultura. Y eso que lo
escribieron a pachas gentes tan ilustradas como el novelista Agustín de Foxá
(al que los fachas no habréis leído, porque no leéis nada), Dionisio Ridruejo
(al que los fascistas no conoceréis, porque no practicáis la palabra) y al
músico Juan Tellería (que, para regocijo del nacionalismo, escribió la música
antes en honor de un pueblo vasco).
Pero ese estúpido himno contiene el verso
más tonto y peor escrito de cuantos he leído en mi vida: "Me vendrá la
muerte si me lleva". Hombre, JA, si te viene, te lleva, y si te lleva, te
viene. No hacía falta tanto poeta para tan escasas alforjas literarias.
Todas estas cosas no las sabéis y vuestros
hijos tampoco. Y se os nota. Así que esconded las cabelleras de vuestro admirado
y maldito bastardo Brad Pitt.
Tampoco hay que preocuparse demasiado de
que nuestras juventudes católicas entonen en nombre de dios un himno nazi.
Sucede en todas las culturas. O inculturas. En esas mismas jornadas de la
juventud católica, unos chicos y chicas de color no demasiado ario, intentaron
obligar a una chavala a retirar una bandera LGTBI.
-"No debes hacer esto, es apología
de...".
-Puedo estar aquí.
-No, no puedes.
-Puedes estar aquí, no te decimos que no,
solamente no lleves la bandera.
El
vídeo lo podéis ver aquí.
Se puede portar una cruz, pero no un trapo
multicolor inofensivo. Está mejor visto un fusil falangista que una bandera con
los colores del arcoíris. Son los nuevos católicos, los de siempre, el paredón
social de la ciencia y el pensamiento. Y escribo esto delante de la iglesia a
la que acabo de traer a mi madre a misa. Manda huevos.
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