martes, 5 de abril de 2022

FEIJÓO EL DEMÓCRATA, LOS GIRONDINOS Y BERLINGUER

 

FEIJÓO EL DEMÓCRATA, LOS GIRONDINOS Y BERLINGUER

Hay hambre mediática de una derecha democrática aunque la encuesta de Prisa diga que PP y Vox rozan la mayoría absoluta. Hay hambre mediática de una derecha educada, como Mañueco, que es educadísimo y gobierna con la ultraderecha

PABLO IGLESIAS

Feijóo en un yate con el contrabandista Marcial Dorado en el verano de 1995.

¿Se imaginan a Yolanda Díaz en bañador junto a un narcotraficante en un barquito? Si tal foto existiera es posible que ni las Comisiones Obreras berlinguerianas apoyaran a la ministra de Trabajo. Pero es Feijóo y en España hay hambre mediática de una derecha democrática con buenas formas y buen talante. Hay hambre de una derecha hija de Romay Beccaría, como dice el también berlingueriano Juliana. Al fin y al cabo, Beccaría no fue básicamente un franquista aunque ocupara altos cargos políticos durante el franquismo. Beccaría fue un hombre de Estado como todos los franquistas en España. En palabras de Juliana fue “el Andreotti de Galicia, un hombre que nunca levanta la voz”. Ese es el padre de Feijóo para el berlingueriano de Badalona. Aunque quizá a lo que se refería Juliana es a las relaciones del líder democristiano italiano con la mafia y sus eventuales paralelismos con Galicia. Aquí hemos venido a estudiar y si no estudiamos tanto como deberíamos, al menos conocemos el cine de Paolo Sorrentino.

 

Hay hambre mediática de una derecha democrática aunque sea corrupta. ¿Se puede ser corrupto y demócrata? En España, sí. En España se puede ser demócrata y franquista, se puede votar contra la Constitución y ser padre de la Constitución. En España se pueden organizar los GAL y ser un estadista. Lo que no se puede es ser maleducado y recordar en sede parlamentaria que Felipe González tiene las manos manchadas de cal viva. En España se puede ser verde ecologista hoy y transversal ayer, pero estando a favor de la OTAN y del envío de armas a los ucranianos (a los palestinos y a los del Polisario ya no, que fuera de Europa sí que somos pacifistas). En España se puede ser comunista sí, pero del último Carrillo y del Berlinguer seguro bajo su elegante paraguas; comunista pero de los que nunca gobiernan ni quieren gobernar; comunista pero de los que valoran “más el acuerdo que el conflicto simplemente porque nuestra realidad ya es exageradamente conflictiva”; comunista con pinta de ir a misa los domingos, que estamos en España coño, no vamos a ir con los pelos esos que llevaba Toni Negri.

 

Hay hambre mediática de una derecha democrática aunque la encuesta de Prisa diga que PP y Vox están rozando la mayoría absoluta ellos solos;  no digamos ya con las confluencias navarra y asturiana o con los sospechosos habituales de dar gobiernos a la derecha. Hay hambre mediática de una derecha educada, como Mañueco en Castilla y León, que es educadísimo y gobierna con Vox, o como Moreno en Andalucía, que es también muy educado.

 

 

Hay hambre mediática de una derecha democrática que pacte con el PSOE. “Un PP moderadamente girondino que no espante a la España periférica… un PP centrado. Un PP europeísta, atento a Bruselas, Berlín y París… El objetivo final de ese PP girondino sería hacer prisionero al PSOE en el interior de un gobierno de concertación nacional en el que podría llegar a participar el PNV”. No lo escribo yo, lo escribe mi querido Juliana, que es lo más lúcido de la prensa española, pero que sigue soñando con una derecha española que no existe.

 

Coda irónica sobre el futuro. Me imagino al bueno de Enric cabizbajo en el patio de la cárcel junto a Vallín, uniforme a rayas con estrella roja de tres puntas (nunca hay estrella específica para “liberales”), reflexionando sobre la derecha girondina mientras los hijos de Marat, Liebknecht, Luxemburg (y Negri si hace falta) les llamamos para que vengan a jugar a las cartas. Jugarán con nosotros también los berlinguerianos, los rojos con traje y pinta de ir a misa y los alérgicos al conflicto. Solo se salvará algún verde (el ecofascismo necesitará cuadros). En fin, tomémonos las cosas con algo de humor negro (de camisa negra), pero dejemos de engañarnos con la derecha española.

 

Coda menos irónica sobre el pasado. No nos creamos del todo las caricaturas de Berlinguer. Sabía hablar a la ultraderecha. Preguntado de manera impertinente por un periodista de Il secolo d´Italiano se privó de decirle: “Solo erais valientes detrás de las SS. Pero cuando tuvisteis cara a cara a los partisanos, fascistas, siempre salisteis corriendo”. Tratar a la derecha delincuente y ultra que aspira al Consejo de Ministros como si fuera una derecha democrática será algo de lo que ciertas izquierdas se acabarán arrepintiendo.

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