miércoles, 3 de marzo de 2021

LA TARDE---

 

LA TARDE---

DUNIA SANCHEZ

Uhm…la tarde. Un cielo celeste se cuela por sus ventanas.  Respira el sudor de una jornada se va. Un olor mezclado con las cenizas del invierno. Sus pisadas se entremezclan entre  extraños, entre extrañas  y avanza por la acera oxidada a través de un viento que no cesa…que no cesa. Hacía tiempo que no salía de estar bajo su techo. Hacía tiempo que olía de las miradas. Su buzón solitario solo derramaba tela de arañas, desusado, abandonado, olvidado…Uhm, porqué sí, estaba olvidado. Uhm…la tarde, los pájaros en sus escondrijos, ya no cantan. Y él con los hombros caídos caminaba y caminaba, escuchaba música.  La música de una ciudad de instrumentistas callados, alejados a sus pensamientos. Y es qué él en esa tarde se sentía vital aunque los rostros desterrados expresarán amagos amargos, de penalidades que hablaban de ellos, de la vida.  No se sentía cansado  a pesar que los kilómetros dejados a su espalda fueran muchos. Una dicha se levantaba, en vertical, y otra vez la luz de las gentes a pesar de ser rostros desterrados en lugar llamado desesperanza. Uhm…él  veía el arco iris o hacía que lo veía con sus ojos perdidos en la infinidad de un cielo celeste. Cuando se encontró con luna llena que venía acompañar la noche regresó a su piso, bajo un techo donde la dejadez comenzaba a pesarle, donde un piano lleno de polvo lo inducia a acariciarlo.

Solo, viejo, herido, caído, desahuciado puso sus dedos en las teclas. Unas notas pérdidas en su queja lo invadió.  La noche venía, la noche lo cercaba. Uhm…se levantó del piano y envuelto en las brumas de unas fotos del ayer se recostó en su sillón. Tras la ventana un viento que no cesa…que no cesaba. Y de repente, inesperada el sueño. Y de repente, inesperada el vuelo de almas idas. Inesperadas velas encendidas encima del piano.  Velas de distinto color según cual significado, blancas para los amores , negras para aquellos que lo negaron, rojas por aquellos que vendrán.  Uhm..tras la ventana un viento que no cesa…que no cesaba.  Y de repente, inesperadamente se fueron apagando y su rostro figuraba la placidez del mañana.


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