A contracorriente
LA GENERACIÓN EQUIVOCADA
Enrique
Arias Vega
Llevo un tiempo sin entender el mundo
en el que vivo, como si yo perteneciese a otra especie, a otro siglo, casi a
otro planeta.
La primera reacción a ese sentimiento
es que el mundo se equivoca, que va por mal camino, que las cosas están cada
vez peor, desde una política internacional errática —en la que un loco está
instalado en la Casa Blanca, Europa se resquebraja, China quiere imponerse
económicamente…— a unos comportamientos sociales en los que todo vale, desde
los tatuajes antaño carcelarios a relaciones sexuales antes proscritas.
Y no hablemos de la tecnología, que
cambia a una velocidad vertiginosa y respecto a la cual uno anda siempre con el
pie cambiado, es decir, que no da pie con bola, como se decía antes.
Ya ven si uno se encuentra o no
perdido por culpa de este mundo… hasta que me he percatado de que es el mundo
el que va a su ritmo y que soy yo el que se halla desfasado. Y, como yo, la
tira de gente. También me he dado cuenta del porqué.
Decía Ortega y Gasset que cada generación es educada por la anterior en
el sistema de valores, creencias y conocimientos que ésta posee y que serán
diferentes de las que a ella le tocará vivir. Voilà. Si eso era cierto en
tiempo de Ortega, no les digo nada en este otro, en que la innovación va a
ritmo de vértigo. Y menos aún en el de mañana.
Todo esto me sobrevino hablando a mi
nieto del teléfono de disco, la telegrafía y otras antiguallas. Y caí en la
cuenta que las ideas, los conocimientos y valores de este mundo son los que son
y que los míos provienen de unos educadores que no sabían la que nos venía
encima.
Lo que más me fastidia ahora es que a
mi nieto le sucederá igual y, lógicamente, nadie le está preparando para la que
se avecina.
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