LLEGÓ DONALD TRUMP Y
MANDÓ CALLAR
FÉLIX POBLACIÓN
Después de
estar acostumbrados al competente arte escénico y mediático de Obama, con esa
triunfal despedida en la que exaltó el amor a los suyos al borde de la lágrima,
la primera rueda de prensa de su sucesor puede que haya satisfecho a sus
incondicionales más devotos, pero ha dejado a su protagonista a muy baja altura
en lo que se entiende por libertad de expresión, tan ensalzada siempre en su
país.
El presidente
electo de Estados Unidos, Donald Trump, se ha despachado como se advierte en el
vídeo con el periodista Jim Acosta, de CNN, al que prohibió hacerle una
pregunta, argumentando que ese medio difunde noticias falsas, por lo que, según
Trump, no tiene derecho a formularle cuestión alguna. Tenemos, pues, a la
máxima autoridad de aquel país imponiendo de modo ostensible y reiteradamente
provocador la mordaza a un profesional de un canal internacional de televisión,
algo que en cualquier otro Estado del mundo se hubiera considerado una actitud
propia de repúblico bananero o dictadura tercermundista.
Como es de
razón y obligación, CNN ha respondido de forma inmediata con un comunicado en
el que se reafirma en la veracidad de sus fuentes, ignoro si añadiendo -además-
la opinión que le merece semejante comportamiento por parte del presidente
electo. De haber ocurrido esto en cualquier otra república latinoamericana
desmarcada de la tutela del imperio, los medios serían un clamor de editoriales
e indignados artículos contra semejante jefe de Estado.
Me temo que
nada bueno se puede esperar de quien así se estrena, imponiendo silencio. Puede
que sea la constatación a nivel simbólico de que a los políticos de esa escuela
les importa un bledo quedar mal, conscientes como son del papel de marionetas
que juegan a instancias de los poderes oligárquicos y financieros. ¿Qué otro
tipo de poderes han llevado al mentado si no a la Casa Blanca?
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