viernes, 6 de septiembre de 2024

KAMALA HARRIS NO ES AMIGA DE PALESTINA

 

KAMALA HARRIS NO ES AMIGA DE PALESTINA

LIGA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES LITCI

Hace un mes se produjo una sacudida en el Partido Demócrata que ha provocado que el actual presidente, Joe Biden, se aparte de la carrera presidencial. En la Convención Nacional Demócrata de esta semana, Kamala Harris será coronada como la nueva candidata del Partido Demócrata. Esta nueva situación abre importantes interrogantes para el movimiento de solidaridad con Palestina en Estados Unidos: ¿Es Harris una aliada de la lucha palestina?

La respuesta corta es que no, ni de lejos. Harris ya es la vicepresidenta, parte de la administración que ha estado financiando y armando al ejército israelí mientras este lleva a cabo su genocidio en Gaza. Esto en sí mismo debería bastar para disipar cualquier ilusión sobre su posición al respecto. Mientras su carrera ha despegado, cientos de miles de palestinos han muerto, millones han sido desplazados y la población de Gaza está asolada por el hambre y las enfermedades, todo ello a manos de las Fuerzas de Defensa israelíes, con el pleno apoyo de la administración Biden-Harris.

Ni una sola vez Kamala Harris ha hecho una declaración directa oponiéndose al genocidio; es cómplice del mismo. Es tan leal servidora de la clase capitalista dominante estadounidense como Joe Biden. Pero si ese es el caso, ¿por qué todavía hay ilusiones?

¿Por qué dimitió Biden?

En el movimiento de solidaridad con Palestina hay quienes consideran la renuncia de Biden como una victoria de la “campaña de no comprometidos”, que comenzó como un esfuerzo para que los Demócratas inscritos votaran “no comprometido” durante las primarias estatales como protesta contra el apoyo de Biden al genocidio de Israel. Más de 650.000 personas emitieron este voto1. El movimiento de “no comprometidos” ha contribuido a organizar concentraciones de “Ni una bomba más” (Not Another Bomb) en todo el país durante la semana de la Convención Nacional del Partido Demócrata, y a agitar para tener voz en la sala de la convención.

Pero hay dos problemas a la hora de ver la sustitución de Harris por Biden por parte de los Demócratas como una victoria sobre la cuestión de Palestina. El primero y obvio es que la presión para que Biden abandonara la carrera salió a la luz después de su tragicómica actuación en el debate con Trump el 27 de junio, que puso en duda su capacidad para gobernar. En segundo lugar, la presión para que se retirara provino del establishment Demócrata, no de su flanco izquierdo, que lo apoyó hasta el final, con pocas excepciones2 . Las pruebas indican que la presión para que Biden se retirara de la carrera fue una maniobra del establishment del Partido Demócrata para aumentar sus posibilidades de ganar las elecciones. Sus bajos índices de aprobación se debieron principalmente a la edad de Biden y a sus capacidades cognitivas, siendo Palestina una cuestión secundaria.

Aún más importante es la comprensión política de que la alternativa a Biden es una candidata que ha mostrado tanto apoyo a Israel como él. Como presidenta, no podemos esperar que Harris sea tan diferente hacia la política estadounidense en Oriente Medio como cuando era vicepresidenta.

Juego de cooptación del Partido Demócrata

Incluso antes de que salieran a la luz las presiones para que Biden dimitiera, Harris se presentaba a menudo como más amistosa con la causa palestina. Ya en marzo, fue elegida por la Administración para pedir públicamente un alto el fuego3.

Más del 70% de los demócratas registrados apoyan un alto el fuego4, algo que tanto Biden como Harris han defendido de boquilla, pero que en realidad no han intentado impulsar. Cada día que el genocidio continúa, más y más personas se disgustan con la actual administración por este asunto.

Por supuesto, el alto el fuego que la administración dice apoyar deja a los palestinos en una terrible desventaja. Además, Harris atribuyó la responsabilidad de lograr un alto el fuego a Hamás, no a Israel, que es la entidad que actualmente lleva a cabo el genocidio.

En junio, se armó un gran revuelo por el hecho de que Harris no asistiera al discurso de Netanyahu ante el Congreso, a pesar de que al día siguiente se reunió personalmente con él. Poco después, volvió a asegurar que buscaba algún tipo de acuerdo de paz en Gaza: “Así que, a todos los que han estado pidiendo un alto el fuego y a todos los que anhelan la paz, os veo y os oigo. Lleguemos a un acuerdo para conseguir un alto el fuego que ponga fin a la guerra. Traigamos a los rehenes a casa. Y proporcionemos el alivio que tanto necesita el pueblo palestino”.

Y sin embargo, mientras afirmaba que “no se callaría” ante el sufrimiento, Harris también repitió la manida frase de que “Israel tiene derecho a defenderse”.

¿Qué es esto? ¿Está la candidata del Partido Demócrata luchando contra demonios internos, tratando de hacer lo correcto en una situación difícil? ¿O simplemente está hablando por los dos lados de la boca, tratando de desmovilizar al movimiento de solidaridad con Palestina mientras mantiene un apoyo inquebrantable a Israel?

Harris no es una jugadora neutral; no es simplemente una persona elegida al azar entre la masa de la población de EE.UU., y lo suficientemente “valiente” como para enfrentarse a Trump. Es una representante calculadora de la clase capitalista estadounidense, la clase imperialista más poderosa del mundo. Esta clase capitalista-imperialista tiene intereses objetivos y concretos en mantener a Israel como cabeza de playa en el mundo árabe. Israel defiende los intereses económicos y geopolíticos de Estados Unidos; es una amenaza constante para las masas árabes de la región y actúa para impedir su unificación, que a su vez sería una amenaza para la influencia de Estados Unidos en la región.

Harris está intentando tranquilizar a Israel, haciéndole saber que Estados Unidos le cubrirá las espaldas y que el alto el fuego se producirá según sus condiciones; no se interferirá en los intereses israelíes de limpieza étnica, genocidio y apropiación de tierras. Pero al mismo tiempo, está intentando pacificar el movimiento antiguerra en casa. Debemos profundizar en este segundo aspecto, porque es el meollo de la cuestión.

El movimiento pro-Palestina supone un problema para el Partido Demócrata, porque se está produciendo bajo su administración. Es difícil para los Demócratas fingir que tendrían una política más humana, como ocurre bajo las administraciones republicanas.

En el DNC, incluso Biden se sintió obligado a decir que su actual administración trabajaría “para poner fin al sufrimiento civil del pueblo palestino”. Y continuó: “Esos manifestantes en la calle tienen razón. Mucha gente está muriendo, en ambos bandos”. Pero a pesar de tales muestras de “preocupación” -y a pesar de las desdentadas advertencias a Israel sobre los peligros de cruzar una “línea roja”- la administración Biden-Harris sigue apoyando a ultranza la política genocida de Israel.
Ahora que Harris es oficialmente candidata, se ve obligada más que nunca a demostrar quién cuenta realmente con su apoyo: Palestina o Israel. Su apoyo, como era de esperar, recae directamente en este último. En un reciente mitin de campaña, cuando los manifestantes pro-palestinos interrumpieron su discurso, ella les sermoneó: “Si quieren que gane Donald Trump, díganlo; si no, ¡hablo yo!”5.

El continuo asalto a Gaza, la invasión de Rafah, los repetidos bombardeos de escuelas, todo ello demuestra que no existe una verdadera “línea roja” para la administración Biden-Harris. Nada de esto ha hecho que la administración cambie de rumbo en lo que respecta a las relaciones entre Estados Unidos e Israel; sigue ofreciendo un apoyo incondicional a Israel independientemente de sus últimos actos sangrientos en Gaza y Cisjordania.

Recientemente, Phil Gordon, asesor de seguridad nacional de Harris, afirmó que el vicepresidente no apoya un embargo de armas a Israel6. Por supuesto, un embargo de armas -que es una demanda clave planteada por el movimiento Ni una bomba más- no cortaría realmente la línea vital de Estados Unidos a Israel; la demanda más clara es “Fin de la ayuda estadounidense a Israel”. No obstante, la admisión de Gordon, más de 11 meses después del inicio del actual genocidio, deja meridianamente claro que una administración Harris no tomaría ninguna medida significativa contra Israel y continuaría el curso actual de Biden de dar impunidad indefinida al Estado sionista. Su simpatía expresada por el sufrimiento de los palestinos de Gaza queda así vacía.

Walz como VP

Algunos han opinado que la elección de Tim Walz, gobernador de Minnesota, es también una victoria para el movimiento, al desbancar al gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, como candidato a la vicepresidencia. Pero, ¿dónde está la victoria? Walz también se ha declarado aliado incondicional de Israel y enemigo de los movimientos sociales de liberación. Como gobernador, fue responsable del despliegue de la Guardia Nacional contra el movimiento de George Floyd, gaseando con gases lacrimógenos y maltratando a la gente que salía contra la brutalidad policial.

Kamala Harris y Tim Walz, declarado aliado incondicional de Israel y enemigo de los movimientos sociales de liberación.

El gobernador Walz también ha despreciado los derechos de los palestinos. En una entrevista con Mondoweiss, después de que Walz cancelara una reunión con familias palestinas, Sana Wazwaz, de Musulmanes Estadounidenses por Palestina, dijo:
“Nunca, ni una sola vez, ha decidido sentarse a reunirse con una familia gazatí. Ha rechazado todos los intentos de sentarse a hablar con cualquiera de nosotros, y se ha negado a reunirse con una sola mezquita aquí en Minnesota para hablar de lo que está ocurriendo en Gaza. Pero, por otro lado, se apresuró inmediatamente después del 7 de octubre a ir a las sinagogas, a acudir a una concentración de apoyo a Israel, a ordenar que las banderas ondearan a media asta en honor de las víctimas israelíes”7.

Está claro que Walz tampoco es amigo del movimiento palestino, y presentarlo como tal es una maniobra para que los que se han horrorizado con el apoyo de los Demócratas al genocidio vuelvan al redil del Partido Demócrata. No hay que fiarse ni de Harris ni de Walz.

El movimiento debe ser independiente

La única manera de avanzar para nosotros en el movimiento de solidaridad con Palestina es mantener una estricta independencia de los partidos capitalistas, tanto republicanos como demócratas, sin importar las dulces mentirijillas que vomiten.
La política de Harris sobre Palestina no diferirá de la de Biden. Ella está utilizando la retórica de la solidaridad con el fin de desmovilizar a un movimiento que amenaza los intereses capitalistas de EE.UU. en el extranjero, debido a su atractivo para las masas. Si nos dejamos llevar al redil del Partido Demócrata, acabaremos cayendo en una trampa que ya ha sido jugada, por Obama en la guerra de Irak y por varios presidentes, tanto demócratas como republicanos, durante la guerra de Vietnam.

El movimiento es una espina clavada en el costado de la clase dominante. A medida que las masas de la clase trabajadora ven que su gobierno gasta miles y miles de millones de dólares para financiar un genocidio televisado a diario, a medida que se movilizan en las calles contra él, están pasando por un proceso de radicalización. Movilizarse por Palestina acaba siendo una movilización contra el Estado estadounidense en su conjunto, poniendo en cuestión quién gobierna este país y por qué.

Muchos se preguntarán: ¿por qué no parar? ¿Por qué no invertir el dinero aquí, donde se necesita, para mejorar la vida de millones de personas, en lugar de hacer llover destrucción sobre otro pueblo? La clase dirigente y sus partidos políticos son incapaces de dar una respuesta satisfactoria a esta pregunta.

En realidad, Palestina está revelando a millones de personas las sangrientas profundidades a las que la clase dominante está dispuesta a llegar para mantener sus intereses, y también la poca atención que prestan a las demandas del pueblo. No hay razón para pensar que un gobierno de Harris vaya a ser ningún tipo de aliado del movimiento; debemos seguir construyendo un movimiento de masas independiente de los partidos de la clase dominante.

N. Irazu – Voz de los Trabajadores (EE.UU.)

 


1.    https://www.politico.com/news/2024/06/05/biden-uncommitted-primary-vote-00161700 ↩︎

2.    https://www.newyorker.com/news/our-columnists/why-did-progressive-democrats-support-joe-biden ↩︎

3.    https://www.nytimes.com/video/world/middleeast/100000009340980/israel-gaza-kamala-harris-ceasefire.html ↩︎

4.    https://www.commondreams.org/news/poll-permanent-ceasefire ↩︎

5.    https://www.youtube.com/watch?v=ZgvKaMQOUPI ↩︎

6.    https://x.com/PhilGordon46/status/1821539980017070229 ↩︎

7.    https://mondoweiss.net/2024/08/minnesota-activists-criticize-tim-walz-for-refusing-to-meet-with-palestinians/ ↩︎

 

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