"LA VEZ ENTRE DESPUÉS
Y AHORA": A PROPÓSITO DE LA ÉTICA ESTÉTICA DE VÍCTOR RAMÍREZ
RESULTA MUY EVIDENTE QUE
SU LITERATURA ES IDEOLÓGICA
FERNANDO GÓMEZ AGUILERA (DLP:
20-MAYO-1991)
CORAZÓN por
palabra, entre sangre voraz de vida y de adentramiento en las miserias que bien
sojuzgan desde fuera, bien nombran desde dentro a su pueblo, Víctor Ramírez
accede a la literatura porque procede de la palabra y en ella ha de derramarse;
pero, también, porque su sanguínea disposición humana le obliga a muchos
vuelcos, a todos los actos de fe y razón derivados del «yo soy aquí y amo aquí,
luego...».
Víctor Ramírez, escuchador por
naturaleza de la gente de las afueras, se encumbra como un narrador vigoroso y
caracterial, excedido en la pasión de ser y de ser en/de un pueblo, de
pertenecer a la historia de su territorio y de participar, vocacionalmente, en
su conformación, agarrando del lado de la valentía. Escribe, entonces, desde el
exceso léxico, exceso sintáctico, exceso ético: desde el exceso del amor y de
la convicción.
Así, la condición
narradora de Víctor Ramírez emana de un imperatvo ético, cuyo camino real se
encuentra señalado por mojones fundamentales: Canarias-solidaridad,
barrio-ladera, risco-suburbio, afueras-periferia, marginalidad-compromiso
social, independencia-denuncia, lucha-libertad/opresión, verdad-dolor.
Resulta evidente que su literatura es
ideológica, pero precisamente porque el escritor asume esa condición con todas
sus implicaciones en el plano textual ("... la verdadera lucha no se
sostiene con las ideas, sino con el lenguaje...»), su escritura muestra esa
singularidad que lo diferencia y encumbra entre sus compañeros de generación,
que conforman lo que, por inercia, se dio en llamar, al comienzo de la década
de los 70, el «boom» de la narrativa canaria -Ramírez publica su primera obra,
«Cada cual arrastra su sombra», en 1971.
Esa singularidad
con respecto a sus compañeros de promoción indujo a estudiar su obra a Ángel
Sánchez, quien situó los caracteres específicos de la literatura de Víctor Ramírez
en tres planos: temático, estilístico e ideológico.
Ello es así porque el componente ético
del escritor se instala en la dimensión literaria con suma coherencia. Tanto
las variantes temáticas, como los tipos de la ficción o los recursos técnicos
que se habilitan en la elocución narrativa, encuentran sus puntos de identidad
y referencia en el recorrido de ese imperativo ético que hemos señalado.
El innovador tejido
sintáctico de la ficción, el léxico, los ritmos elocutivos, la catadura humana
de los personajes, el ensamblaje técnico de los contenidos y los referentes
sociales, geográficos y antropológicos, emanan de la posición ética e
ideológica del autor, y en ella encuentran su referente y unidad.
Claro está que la inmediatez de esa
instalación personal nos conduce a mirar un territorio muy concreto: o el
barrio suburbial en Gran Canaria y su tejido social, cultural y linguístico.
+
Este nuevo título
-el segundo al que da acogida la colección Lan celot 28°-7', auspiciada, por el
Excmo. Cabildo Insular de Lanzarote, reúne, en nueva edición revisada -pero sin
alteraciones sustanciales-, dos relatos largos de Víctor Ramírez: "La vez
entre después y ahora» y "Además lo primero».
El primero de ellos -"La vez entre
después y ahora", escrito en 1975- fue publicado en Cuentos Cobardes
(1977), por Taller de Ediciones J.B. Por su parte, "Además lo
primero", aunque anterior en redacción, pues hay que datarlo en la Navidad
del curso 69-70, pensado con el título inicial de "La primera lección bien
aprendida", dio la luz con posterioridad, en 1978, en la editorial Planas
de Poesía, y debido a la insistencia de Ángel Sánchez - uno de los mejores
críticos de la obra de Víctor Ramírez -, quien instó al escritor que no lo
condenara al olvido de la gaveta, por primerizo, y lo diera a los tórculos, ya
que consideraba, entonces, el crítico "que era de mucho interés por su
valor intrínseco y como referencia de la
evolución narrativa de Víctor Ramírez (...). Interesante de modo
referencial porque en esta historia que estaba destinada al olvido aparecían ya
las siluetas de lo que iba a ser el mundo argumental, estilístico, intencional
y sociológico del autor».
Hoy aparecen juntos
estos dos cuentos de tan diferente carácter, pero, en sus diferencias,
igualmente significativos dentro del corpus narrativo Víctor Ramírez, si bien
es cierto que debido a razones diferentes:
el primero, por su indudable calidad y
ambición literaria, técnicamente complejo y riquísimo; el segundo, sin
minusvalorar su valor narrativo, por su trascendencia a la hora de reconstruir
y expÍicar la trayectoria literaria de Víctor Ramírez, pues es éste un cuento
iniciático en el que se ofrecen ya importantes claves del universo literario
del escritor.
"Además lo
primero", el cuento más juvenil de los dos que aquí se presentan -escrito
cuando Víctor Ramírez contaba 25 años -, relata algo menos de un día en la vida
de Juanito, un niño de barrio de 9 años, pasando la narración por una mañana en
la escuela, que le vale de excusa al escritor para introducir, en contrapunto
alternativo, las zozobras vitales del maestro, don Anselmo.
Las dos historias paralelas sirven de
cañamazo para entrecruzar las sendas condiciones vitales contrapuestas: la
iniciación a la vida, el aprendizaje del vivir a través del engaño y el fracaso
(Juanito), y el hastío vital de la madurez (don Anselmo), coincidentes ambas en
el desamparo del dolor: principio' y fin, en definitiva, de la vida.
El ambiente, los
personajes y el sesgo de la literatura de Víctor Ramírez, su mundo narrativo,
en definitiva, emerge ya aquí. El espada de la ficción se presenta con unas
marcas referenciales concretas, determinantes en la creación del escritor: la
isla y el barrio urbano: el suburbio, las afueras. En ese espacio escénico, son
los personajes.
El tiempo cronológico, por su parte,
bien podría corresponder al de la propia infancia del autor, sin agotarse en
esos años. De cualquier modo, aun siendo fundamental en la literatura de Víctor
Ramírez el contexto narrativo, sólo lo es de modo subsidiario; a saber: en
tanto en cuanto resulta decisivo en el ser y vivir -de las criaturas de la
ficción y en la propia textualidad.
Quiere decirse que el barrio en sí no
es objeto de interés costumbrista para el escritor, pero sin el ánimo y
referente de éste, resultaría inexplicable su narrativa, por cuanto este
elemento es el alma de la propia condición vital y literaria del escritor.
En cuanto al
conflicto planteado en "Además lo primero", éste ocurre no en la
trama, sino en las galerías interiores de los dos personajes principales,
Juanito y don Anselmo, e incluso en el entrañable Rufo Chinito.
El desengaño y el desgarramiento constituyen
el punto de conexión entre los diferentes mundos de los personajes,
desprendiéndose, obviamente, una visión de la vida como camino de dolor y
desamor.
Sobre ello ha advertido el autor que no
hay que catalogarlo como pesimismo, sino como estricto realismo, carácter este
definitorio de su literatura si los entendemos despojados de rémoras
historicistas y nos situamos en una relación desnuda entre la narrativa del
escritor y el mundo de referencia, admitiéndose, como es obvio, la traspolación
a arquetipos.
Desde los comienzos
de su andadura literaria, ha sido esa concepción de la vida como trayecto de
abandono y sufrimiento, el lado oscuro de nuestra condición, lo que ha
alimentado su mundo creativo.
En "Además lo primero",
subyace el desarrollo de esa conocida sentencia popular que dice que la gran
maestra de la vida es la calle.
A partir de una cuidada construcción
antitética: tiempo de escuela/ tiempo de calle, en la que el primer término de
la antinomia se caracteriza por el vacío y la traslación del ritmo vital de los
protagonistas a su mundo interior, mientras que el segundo se desarrolla como
el lugar donde el protagonista recibe la lección, se establece la tesis del
verdaderó aprendizaje y su color oscuro.
Conlleva implícita,
claro está, una crítica a la inhibitoria y represiva escuela tradicional.
Además, quienes conocen a Víctor Ramírez, orgulloso de su profesión de
enseñante, le habrán oído decir con frecuencia que, en su orden de prioridades,
lo fundamental en la escuela es hacer felices a los muchachos y enseñarles
humanidad.
La ternura con que el escritor se
aproxima, en este cuento, a los miedos, fantasmas. pasiones, inquietudes y
anhelos de estas criaturas de apenas 9 años, a pesar de la dureza de la tesis
de fondo, nos puede ayudar, también, a comprender la inclinación del hombre y
del maestro Ramírez hacia el mundo de los escolares, a quienes en el buceo
psicológico que aquí realiza les confiere la dimensión de plenitud y
profundidad que realmente les es propia.
Por ello, "Además lo primero"
significa, también, un canto a la grandeza espiritual del mundo infantil.
Por su parte, el
material narrativo se dispone en el cuento sobre la base de una cierta
linealidad progresiva, aliviada por la alternancia del diario de don Anselmo, que,
como ha sido ya puesto de manifiesto, sirve para introducir uno de los
procedimientos técnicos de narración más queridos del escritor: la
simultaneidad, apoyada, en este caso, por el relato de dos historias paralelas.
Esa preocupación por romper el monolitismo
del discurso narrativo es constante en la obra de Víctor Ramírez, y las
soluciones técnicas que ha venido dando sorprenden, en muchos casos, por su
maestría, de la que "La vez entre después y ahora" puede constituir
uno de los mejores ejemplos.
"La vez entre
después y ahora", el otro de los relatos reeditados, que, precisamente, da
título al volumen, representa, en la obra de Víctor Ramírez, una de las
narraciones de mayor calado literario.
Técnicamente complejo y urdido con
indudable acierto, desde el punto de vista estilístico, acumula abundantes
rasgos definitorios de la escritura del autor, quien teje la ficción sobre el
cañamazo de la oralidad, rasgo este presente prácticamente en toda su
literatura, y punto de referencia ineludible de la cultura canaria y de parte
importante de su literatura.
La temática que
sirve de pretexto narrativo está plenamente entroncada en la obra y el
compromiso social e ideológico del pueblo canario y la consiguiente crítica
políticosocial: las cobardías, miedos, represiones y compromisos que originan
las 'luchas de liberación' y las 'guerritas de la Dependencia'.
En. un artículo reciente·, a propósito
del libro "Arena Rubia", el profesor universitario senegalés El Hadji
Amadou NDoye reflexionaba sobre ese aspecto clave en la temática de la obra de
Víctor Ramírez, poniendo de manifiesto cómo, en este último texto suyo
publicado, el escritor volvía a incidir en planteamientos ideológicos y
sociales presentes, con insistencia, en el resto de sus creaciones anteriores,
planteamientos emanados de la evidente condición ética que alimenta la
literatura de Ramírez.
Enraizado, pues, en lo ideológico con
el compromiso del escritor, rebasa con creces el riesgo.de panfletarismo, tanto
por el modulador distanciamiento irónico y paródico que se introduce, como por
la profunda elaboración estructural sintáctica y estilistica a que se ve
sometido el texto, hasta construir una pieza literaria sólida y hermosa.
A diferencia de lo
que suele ser común en la literatura de Víctor Ramírez, el espacio y el tiempo
de la ficción no se presentan en este relato de una manera precisa,
correlacionados con un espacio y un tiempo real claramente identificable.
Ello es así por el carácter mágico
general de la narración, al que el escritor hace corresponder un espacio y un
tiempo míticos, aunque no sin suficientes marcas linguísticas y situacionales
como para desgajarlo del ámbito canario.
De cualquier manera, una lectura
comparativa con otros relatos nos corroboraría prontamente el carácter singular
de este texto, que se sitúa en un espacio y tiempo más especificamente
autónomo, literario, aunque no sin puentes paródicos e irónicos que lo hagan de
fácil lectura en el territorio canario.
Si interesante
resulta el planteamiento temático de la obra, más lo es el aparato técnico y
estilístico que el autor pone en funcionamiento en el texto, apartado este
último ya estudiado minuciosamente por Ángel Sánchez en su ensayo "Cómo
narra Víctor Ramírez (un análisis lingüístico)", al que remito al lector
interesado.
A los rasgos estilísticos ya
mencionados cabría añadir dos más, frecuentes en la escritura de Víctor
Ramírez, cuales son el empleo reiterado del pretérito anterior en sustitución
del pretérito pluscuamperfecto de indicativo ("propiedad que hubo sido
de.."; "y se lo hubo dicho con el remilgado tono rabioso del que
mendiga"); y el uso preferente de construcciones adjetivas que afectan
tanto al sujeto de la acción como al verbo predicado -el ComplemenJo
Predicativo tradicional-, en sustitución de adverbios de modo ("se
carcajeó ruidoso"; "a cumplir férreo"; "se carcajeó
ruidoso, casi rebuznón").
Me detendré, muy
brevemente, para acabar, en poner de manifiesto algunos procedimientos técnicos
que inciden directamente en la estructuración del relato, y que, a mi juicio,
gozan de importancia en la narrativa de Víctor Ramírez, en general, y con este
cuento en particular.
Hacía referencia, al principio, a la
indudable complejidad y valor significativo de "La vez entre después y
ahora", desde el punto de vista técnico.
En la construcción
del relato, participan variados procedimientos, dirigidos a romper la
linealidad y el monolitismo de lo narrado, preocupación esta constante en la
obra del escritor.
De ahí que la narración por
yuxtaposición de fragmentos complementarios del discurso narrativo se erija
como el recurso fundamental de la articulación del texto.
_____________________________
"La vez entre
después y ahora", Víctor Ramírez. Ediciones del Excmo. Cabildo de
Lanzarote, 1991.
Fernando Gómez
Aguilera es profesor de Lengua y Literatura, poeta y ensayista. Reside en
Arrecife de Lanzarote y trabaja actualmente en un libro sobre la vida y obra
del escritor canario Leandro Perdomo.
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