martes, 21 de enero de 2020

TOMANDO EL AGUA DE LA VIDA


TOMANDO EL AGUA DE LA VIDA
CRISTINA COVO
Desde que el hombre comienza su andadura por la vida, comienza también su proceso de evolución, su madurez como especie .

El ciclo del samsara es precisamente ese, nacer, madurar, morir. En ese proceso tenemos dos opciones, aprender la lección que se nos pone por delante o volver a caer una y otra vez en los mismos errores. Tal como dice el refrán, el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, todas las posibles mejoras empiezan en este escenario, todas las pruebas deben interpretarse como una forma de ascenso. Superado el obstáculo, pasamos al siguiente nivel, dentro de esta escala nos estamos midiendo y superando dia a dia. A partir de los siete años el individuo va tomando conciencia de sí mismo, antes no había tenido que enfrentarse al dilema del bien y del mal, simplemente porque no había despertado a esta realidad . Pero a partir de esa edad ya sabe lo que es mentir, ya puede engañar y es completamente consciente de cómo está obrando: ya posee capacidad de discernimiento. No se trata de pasar por la vida y quemar sin más sus etapas, sino de aprender algo de ella. Los antiguos tomaron la imagen del hombre sabio, que llegando al final de sus días bebía las aguas del Mnemosine, el río de la Vida o del Leteo que le sepultaba finalmente en la muerte, con lo cual debía volver a empezar de nuevo, porque para él la lección había sido nula. Empezar por el principio es involucionarse, sin metas, dirección ni aprendizaje es imposible la linea de crecimiento.
Tan sólo con ese pensamiento espero dar a mis días el sentido que realmente me enriquece y agranda como persona, para que mi paso por este mundo sea realmente constructivo y deje alguna huella.

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