EL
VOLCÁNICO VERBO DE
VÍCTOR RAMÍREZ
POR
JOSÉ MANUEL BALBUENA CASTELLANO
PRÓLOGO DE LA NOVELA
“CRIATURADIVINA”
(José Luis Gallardo Navarro, a comienzos de 1981, escribió proféticamente
estas palabras sobre la aún escasa narrativa de nuestro autor –formada tan sólo
por cuentos y relatos breves, editados en CUENTOS
COBARDES y una antología:
“Pocos escritores logran así de golpe producir en nosotros esa
desazón punzante que nos induce a confirmarnos en la sospecha de que la
literatura consiste en algo que nos resulta atractivo sólo porque es inútil. Y,
como sin quererlo, sin embargo consiguen esos pocos escritores ponernos los
pe-los de punta, desde un esquinazo de la escritura, cuando él camina descalzo
sobre cristales de botella recién rotos, cortantes.
Porque uno ha leído hasta demasiado -hasta las más de las veces
o por inercia o por compromiso-, tiende a olvidar la necesaria conexión con la
vida que haga que la literatura no sea algo nocivamente ocioso. A uno también
le ahíta la re-petición de lo mismo, hasta que tropiezas con un Víctor Ramírez, un Rimbaud, un Artaud, un Kafka, un Passolini. Entonces las cosas, como quien dice, se enderezan, se
ponen a contrapelo.
Es que o al lenguaje hay que tomarlo desde dentro de su
partición o el lenguaje simplemente no es. Como afirma Freud de las
intenciones: Antes de llegar a ser perturbadoras, tienen que haber sido alguna vez
ellas mismas perturbadas.
Nada que añadir, sino que Víctor Ramírez practica en su
narrativa a tumba abierta, si no la
única, sí al menos una de las escasísimas actitudes posibles que no sea la
claudicante, la de negarse al discurso y sin embargo, por imperativo de
rebeldía, continuar de todos modos escribiendo” –José Luis Gallardo Navarro.)
* * *
Y ahora pudimos leer “Su literatura es un derroche de lenguaje con
toda la soltura del mundo creativo. Narración sin tiempo histórico ni
costumbrismo, que pone a flote la memoria de personajes primarios de un barrio
en una ciudad sin esquinas”: así define el profesor, escritor y
cronista de Artenara, José Antonio Luján,
la obra de Víctor Ramírez, a quien comencé a leer y admirar cuando publicó su
libro NOS DEJARON EL MUERTO, editado
por vez primera en 1984. Acto seguido la recomendé a mis conocidos e, incluso, la llevé a amigos
y parientes que vivían en la Península para que la leyeran.
Por su parte Luis León Barreto proclama: “En una cosa admiro al compañero escritor y
sin embargo amigo Víctor Ramírez: en su fe militante, en su capacidad para
mantenerse en el ruedo. Víctor es hombre explosivo que no se anda con rodeos,
que proclama su fe allí donde va”.
También señala el autor palmero que “entiende VR la escritura como una forma de
solidaridad primaria con su pueblo, con esa masa de lectores y no lectores, con
ese público indeterminado que no puede apreciar la literatura hecha en las
islas, esa literatura marginada por tantos y que, a pesar de todo, sale a
flote”.
*
Personalmente le fui siguiendo el rastro a todo lo que produjo
VR y al que me encontré ofreciendo su opinión en los numerosos artículos aparecido
en Diario de Las Palmas gracias a las
puertas que le abrió en desaparecido director Santiago Betancor Brito. Víctor refleja en su conversación y en sus
escritos el profundo amor a esta tierra y no oculta para nada su inclinación
independentista.
Pero no es un independentista cerrado e
intransigente que ve enemigos por todas partes o que culpa de los males de
Canarias a los que colonizan esta tierra. Él reconoce que personas peninsulares
le han ayudado y abierto las puertas más que otras que sí son nativas canarias,
pero que tienen una mente estrecha y se comportan como godos y no como
compatriotas de la Patria Canaria.
Recordemos otras obras de VR: Arena Rubia, La tercera mitad del cariño, Precisamente, Guirres sin
alas, Machanguita, Largo oscuro origen… Pero es polifacético. Además de sus
obras en prosa, escribe también poesía convertida en canciones mexicanas con música propia y que canta en emisoras de
radio, donde también aprovecha para comentar la actualidad o promocionar a
escritores y músicos nuestros. Es, a veces, tan mejicano como el fallecido Premio Nobel colombiano Gabrial García Márquez, que guarda
ciertas semejanzas con nuestro escritor.
*
Mucho antes de que escribiera NOS DEJARON EL MUERTO, editó en
1976 con el profesor y escritor Rafael
Franquelo, con el que ha coincidido en otras publicaciones, una antología
de textos de la LITERATURA CANARIA, en la que figuran 97 autores isleños.
Ha contribuido a una siembra de semilla en esa
escuela sometida, según recalca una y otra vez, “a la ignorantación del sistema
educativo”, que bajo mi punto de vista está dando sus buenos frutos, tanto por
la creatividad cada vez mayor originada en las islas, como por el conocimiento
de lo que se realiza actual-mente y de lo que se elaboró en el pasado. Pero hay
que insistir, no cejar en la tarea de culturizar a este pueblo.
Tenemos en Canarias, en nuestros escritores, un mundo de
fantasías, de anhelos, de utopías, de quimeras, que deben salir a flote y ser
conocidas por las futuras generaciones. Es una responsabilidad que han de
asumir quienes influyen sobre los niños que aprenden y los jóvenes que se
forman.
Un deber de profesores, de las instituciones, de
los políticos y, cómo no, de los padres. Es un derecho inalienable y no puede
estar vetado a nadie. Se trata de abrir mentes, fomentar la iniciativa propia,
crítica, la toma de decisiones, el impulso a salir de los pozos en los que nos
han metido o, a veces, en el que hemos entrado voluntariamente.
“Víctor vuelve a
mostrar en su novela que es nuestro escritor más cercano, el que mejor se mueve
en los bordes de la ciudad, en las laderas duras y desnudas, pobladas por
quienes añoraban un campo que nunca fue de ellos, pero donde quedaron para
siempre sus recuerdos, sus muertos”, fue la opinión de Faustino
García Márquez de la novela LARGO
OSCURO ORIGEN y que puede aplicarse a CRIATURADIVINA.
Lo mismo podemos
decir de estas palabras del periodista Antonio
G. González tras leer MACHANGUITA:
“Me embarga cierta emoción cuando puedo
volver a disfrutar de un hecho de estas características referenciado a mi
realidad más inmediata, la canaria; pues uno tiene la sensación de que VR logra
así, como lo han hecho también algunos pocos autores, regalar a la Islas un
mayor bagaje identitario. Sin
politizar este hecho, pues echaría abajo el edificio de la pluralidad canaria,
nadie está en condiciones de negar que la producción cultural de altura es un
elemento importantísimo en una sociedad tan desmemoriada y tan falta de
referentes, por su tendencia al olvido, como ésta en la que vivimos la mayoría
de nuestros paisanos... Cuando esta
aparición de un nuevo lenguaje acaece, lo cual es bien difícil, surge esa gran
literatura, algo que nos identifica sin duda alguna”.
*
Víctor, en toda su obra, expresa preocupación por los problemas
sociales, por las ansias de que haya equidad, sin esas desigualdades que nos
diferencian de forma desorbitada, insultante y cruel. Para ello se sumerge en
ocasiones en una utopía que supone que quizás se pueda alcanzar si todos nos
embarcamos en esa misma tarea, sin excepciones. De esa forma se contribuiría a
elevar nuestro grado de evolución que ayudaría a mejorar, al mismo tiempo, la
raza humana.
Aparece en sus relatos ese lenguaje sencillo y
llano del pueblo, con palabras que forman parte de nuestro vocabulario y
patrimonio más arcanos y que se quieren desterrar debido a las nuevas
tecnologías del lenguaje y la comunicación, a la introducción de neologismos y
barbarismos que corroen nuestra lengua, nuestro léxico y hasta nuestro deje. Y
cuando habla, presentando libro o dando charla, nos sigue sorprendiendo este
Víctor auténtico, espontáneo, que dice lo que piensa y que no se esconde para
hacerlo. Utiliza un lenguaje sin recovecos, claro, que todo el mundo entiende,
incluso aquellos que prefieren no entender.
Pregona que existen en esta tierra escritores
que se arriman al poder o se arredran porque no son capaces de lanzar al viento
determinadas situaciones que rayan la opresión, tanto social y cultural como
real y que es necesario reivindicar. Son los vendepatrias que agachan la
cabeza, cobardemente, sumisos, como si no tuvieran dignidad.
Sí, no me queda más que corroborar ese valor
identitario y certero de nuestro autor, que a veces confundo con la
personalidad de otro genio de la literatura, o sea, Gabriel García Márquez, aunque cada cual actúa en su contexto.
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