J-M
AIZPURUA
Por fin en la década de 1930, las tribus Ibéricas
habían conseguido librarse de su obsoleta monarquía y sus señoritos, y
embarcados en la forma moderna y eficaz de gestionar Estados, la república,
emprendieron el camino inalcanzado de equipararse a Europa, abandonando la
miserable diferencia.
Un golpe de estado, fracasado y reconvertido en
guerra acabó con la legalidad constitucional, y volvieron los señoritos al
poder, por las armas no por los votos, y lo mantuvieron 40 años en dictadura.
Al fin reaccionó Europa y en 1978 se produjo un
cambio de leyes, de las dictatoriales a las constitucionales europeístas y esto
nunca fue aceptado por los señoritos fascistas, que, camuflados entre
demócratas, siguen tratando de mantener un discurso para justificarse ante la
Historia y embaucar a los muchos descerebrados de una línea pura española de
Don Pelayo a Rajoy, pasando por el Caudillo, que constituyen la buena gente, y
el resto es basura roja, separatista y judeo masónica. ¡Vaya tropa!
Desde aquí, desde Canarias, en la distancia se
recuerda a Obelix; estos godos están locos.
¿Cómo es posible que se ponga el grito en el
cielo por repatriar a los fascistas de la División Azul? Los que tienen a los
suyos en cunetas, deben ser los primeros en comprender los deseos de familiares
a enterrar a los suyos en sus tumbas. Demócratas y fascistas se enfrentaron en
batalla y debemos suponerles ideales y entrega, que la muerte libera y sus
restos deben volver al familiar enterramiento.
Todos querían un mundo mejor, y el que no lo
comprenda, no llegó temprano al reparto de cerebros.
La guerra del 36 terminó en el 39, con victoria
fascista, pero la victoria soviético-democrática con la derrota nazi el 8 de
mayo de 1945, revertió la causa franco fascista, que, marginada por la Europa
democrática, fue transformándose hasta su total derrumbe en 1978. Franco al fin
perdió su guerra y su régimen fascista y la democracia se impuso en el Estado
español.
No podrán por mucho que subvencione Rajoy,
alterar el sentido de la Historia, y a nada que investiguen, verán a los
señoritos de siempre tras la Historia, defendiendo sus caudales frente a las
necesidades populares de progreso y equiparamiento a Europa.
Miren bien y verán los apellidos de siempre con
los dientes largos para apoderarse de las pensiones públicas y montar sus
chiringuitos pensioneros, que acabarán como siempre en una nueva estafa
millonaria. Los que ahora defienden lo indefendible ya tienen su puerta
giratoria adjudicada en los futuros consejos de administración de pensiones
complementarias. Y son de todo pelaje; no se confundan.
¿A que aquí el único listo es el que se marchó a
Waterloo? Si cotiza, Bélgica si le pagará su pensión actualizada.
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