EL VIENTO
DUNIA SÁNCHEZ
Será
el viento, el viento…el que estremece mis oídos en su ronronear incesante. Será visiones mías si digo que con el
reconozco su voz ida hace años. No sé, me pregunto de que desbastara manera me
sumerjo en el delirio. Me desvisto de este pijamas de flores, de flores malvas
, rojas, amarillas, verdes, etc….Y desnuda me introduzco en la bañera. Agua
fría que hará que mis sentidos se calmen. Ahora no lo escucho, no escucho su
grito mortal hacia mis emociones. Salgo y me visto, despacito…muy despacio como
si de se tratase, me han traído su recuerdo , su olor. Otra vez, el viento,
otra vez su voz amenizando mi despertar, esta jornada coronado con un sol
radiante y mentiroso. Y si fuera el ¡Qué hacer¡ ¡qué hacer¡ Voy a la calle,
desierta, el polvo pisa mis ojos y no logro ver bien. El viento, el viento…se
introduce en mi vientre y parezco caer. Sí, si es él. Me estaré volviendo loca
…todo es incierto. Lo busco en esa fuerte masa de aire caliente y no lo
encuentro, me induce a su búsqueda a través de este paisaje desértico tatuado
de casas blancas, azules. Debo de ser yo pero el viento, no lo dudo, me trae
sus palabras, siempre las mismas, te quiero. Me halló acogida en la calma, mi
nerviosismo parece apagarse. Pero…pero el, ¿Dónde está? Retorno a casa ante el
encuentro fallado. Cierro ventanas, cierro puertas y me siento donde el viento
no penetre en el baño. Abro el grifo del lavamanos y me echo agua a la cara
¡Mis ojos¡ mis ojos en la incesante búsqueda. Aquí no puedo quedar todo el día,
pienso. Salgo y el viento entra en su etapa de serenidad, ¿será el?
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