*Francisco Castro
El hidroavión “es lo de menos”. Se
trata de una afirmación un tanto exagerada, pero no lo es desde el punto de
vista que voy a expresar. Quiero decir que el hidroavión, como otros problemas
que se plantean a la opinión pública, es lo superficial de la noticia, un
exponente del problema, digamos lo inmediato. Lo profundo del problema es que
en Canarias no ha habido un interés político efectivo, que no social, por el
medioambiente, salvo unas necesarias leyes de protección del territorio, unas
directrices de la UE, y poco más. Por lo demás, por lo que se ha estado
transmitiendo en los medios de comunicación, desde que estoy en periodismo,
desde hace unos treinta años, cada vez que hay un incendio forestal de gravedad
observamos el bochornoso espectáculo de los políticos que se acusan unos a
otros, pero no aportan soluciones. Y aquí están incluidos todos los partidos,
porque en estos treinta años que hace que tengo memoria ya han gobernado todos
los partidos, tanto en el Congreso como en la Comunidad autónoma de Canarias.
Y, ¿cuál es el fondo de la cuestión?
Pues, que después de tantos años de democracia; después de tantos años de
autonomía y de conocimiento del territorio no hay en Canarias un marco
legislativo, en general, que trate del uso de la naturaleza. No hay un marco
que regule el uso de los suelos rurales; no hay normas que fomenten y regulen
la comercialización respecto al medio ambiente, entiéndase, por ejemplo, la
limpieza de los montes y la recogida de pinocha; no hay vigilancia forestal; no
hay planes de emergencia municipal. Por lo tanto, el hidroavión es importante,
pero el problema falla desde la base. El problema no es nuevo, es muy viejo y
está en conocimiento de todos los partidos. Faltaría más. Entonces, ¿para qué
gobiernan?
Dicho lo dicho, que todos los partidos
que han gobernado han tenido suficiente información, recuerdo, como ejemplo, la iniciativa de un
concejal de ATI en el Ayuntamiento de Santa Cruz, Manuel Vera, recientemente
fallecido. Hace unos veinte años solicitó la construcción de un helipuerto en
Anaga, para la protección de este macizo y para una intervención rápida en el
resto de la Isla. La propuesta, publicada varias veces por quien suscribe, fue
rechazada. Estamos hablando de hace veinte años, con que ha habido tiempo
suficiente.
Hace al menos quince años, en una
rueda de prensa, se le preguntó a un destacado concejal del mismo partido, cuyo
nombre me lo guardo, aunque también está publicado, sobre qué ocurriría si
hubiera una explosión en la Refinería. El concejal contestó que sólo quedaría
rezar. Siempre he pensado que esa contestación fue una burla a los periodistas
y no un sentimiento real del político ni del grupo de gobierno. En cualquier
caso, vale el ejemplo para destacar con qué ligereza se ha tratado todo lo
relacionado con la seguridad y emergencia de los problemas de Canarias. Y
vuelvo a insistir que todos los partidos políticos son responsables de lo que
se ha hecho o dejado de hacer, no sólo los nacionalistas en el gobierno.
En una época más reciente, habría que
hablar de la Policía autonómica que, por cierto, existe con el beneplácito del
PP, que gobernó, no hace mucho, con Coalición Canaria. ¿Dónde está la Policía
autonómica?, cuando uno de sus fines es, precisamente, la defensa del medio
ambiente. Sin restar méritos a los medios de emergencia autonómicos, lo cierto
es que hemos necesitado la intervención del Estado para resolver el problema.
Quiero decir que no entiendo dónde está el nacionalismo que gobierna. ¿Dónde se
han centrado las inversiones de los nacionalistas que han gobernado y de los
partidos nacionales que les han apoyado en las diferentes legislaturas?
Ahora viene el problema del
hidroavión. Una vez que ya hemos resuelto el problema de base, es decir, un
marco legislativo, una sana actividad económica respecto al medio ambiente, una
política efectiva de residuos, un personal adecuado para el medio forestal, hay
que pensar en una inversión en vehículos. O bien, todo a la par.
Quiero destacar algo importante. En
mis treinta años de periodismo no he conocido a un político que haga o deje de
hacer a sabiendas. No hay ningún político que gobierne para fastidiar a nadie. La
buena voluntad hay que darla de antemano. Lo que sí hay es falta de
conocimiento y negligencia. Por ello, aunque es imprescindible criticar, sobran
los insultos. Lo que hay que transmitir a los políticos es que dejen a un lado
sus batallas en el ámbito de los partidos y regulen de una vez el uso,
vigilancia y mantenimiento de los espacios naturales. Y es una ocupación de
todos: Gobierno del Estado; Comunidad autónoma; cabildos y ayuntamientos. Este
ha sido otro ejemplo claro de que falla el sistema, este sistema de
duplicidades, este sistema de ver quién tiene la competencia, este sistema de
falta de coordinación ante las emergencias.
No miremos atrás a otras legislaturas;
no tengamos ya en cuenta esas declaraciones, hechas no se sabe para quién,
porque aparte de rezar hay que poner en práctica la política sobre medio
ambiente que seguro que está en el deseo de todos los políticos. Ora et labora.
*Periodista
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