SIEMPRE NOS QUEDARÁN LOS CERDOS
ANA PARDO DE
VERA
Desde aquella extraña reflexión de cinco días que se tomó el presidente del Gobierno para decidir si se iba o no de La Moncloa, acosado por el lawfare contra su esposa, Begoña Gómez, no hay quien pare a Pedro Sánchez: una vez decidió que se quedaba, tanto los suyos -algún barón díscolo que aún sueña con sustituirlo al frente de la Secretaría General del PSOE- como los de enfrente -un Alberto Núñez Feijóo que, según las fotos hechas en un playmobil de La Moncloa, tiene una pataleta de aquí te espero por llegar a la Presidencia ya- tienen que asumir que Sánchez no se va en 2024, ni en 2025 y veremos si en 2026, si no se aprueban los siguientes presupuestos, ya que los de 2025 se dan por perdidos.
Veamos: el PNV
ha dado la espalda a un PP echado al monte en sus relaciones institucionales en
el Parlamento, Vox se refuerza en Buenos Aires haciendo la ola a un Javier
Milei cada día más descarado en su intención de vender Argentina al mejor
postor, la dramática situación en Venezuela se ha vuelto en contra
de Feijóo tras tratar de exprimirla contra el Gobierno como a un limón maduro
(sic) e Isabel Díaz Ayuso ha dividido al partido entre partidarios
(todos menos la presidenta madrileña) y detractores (Ayuso y Feijóo, pero solo
cuando la tiene delante) de acudir a La Moncloa invitados por el presidente
satánico para hablar de financiación autonómica.
Feijóo, no
obstante, sigue teniendo a su favor las encuestas, que continúan señalándole
como presidente-aunque-no-quiera y a la Xunta de Galicia, pues su
sucesor, Alfonso Rueda, gracias a su última mayoría absoluta, ha blindado a la hermana y a la prima del hoy presidente del
PP nacional, así como las cuentas que ambas hicieron en la oscuridad y con
dinero público; no habrá, pues, explicaciones de ningún
tipo a la oposición ni a los y las gallegas dueñas de ese dinero gastado, como
mínimo, a espuertas.
Varios de los
asistentes al último Comité Federal del PSOE han dicho lo que parece: que Sánchez
se queda y si alguien espera que se vaya, tendrá que echarlo vía moción de
censura y con Junts mediante -no hay otra-. El presidente ha empezado con
fuerza lo que calentó en verano, una de cal, una de arena: ruta por los países
africanos; la financiación autonómica vía Catalunya, convocatoria de
presidentes autonómicos incluida, y viaje a China, porque las relaciones
comerciales están regular y eso no es bueno para nadie, ha argumentado.
En realidad, Pekín anunció represalias contra la industria porcina española
en venganza por los aranceles a los coches eléctricos anunciados por la UE y
allá se ha ido el presidente del Gobierno a pedir concordia mientras España se
ahoga en metano de macrogranjas.
Es curioso que
el mismo día que Sánchez habló en China, ante empresarios, ante el presidente Xi
Jinping y ante el primer ministro Li Qiang, el expresidente del BCE,
Mario Draghi, presentara su ya famoso informe ante la presidenta de la
Comisión, Ursula von der Leyen, con la conclusión poco alentadora de que
la competitividad europea ha quedado muy atrás frente a EE.UU. y, sobre todo,
China. Draghi ha pedido unidad a los países de la Unión a la hora
de abordar las políticas para reforzar la competitividad y ha insistido en la
necesidad de un plan marshall, de grandes inversiones públicas
que ayuden a las empresas a hacer de la UE una potencia a la altura de las
otras dos.
Ese mismo día,
este lunes, cuando Bruselas pide mayor competitividad a sus países miembros,
Sánchez se ha ido a China a pedir lo suyo: que no se ceben con una
industria maltratadora, insalubre y contaminante que es la principal
exportadora de productos cárnicos (no confundir con "carne") desde la
UE a China. Porque los chinos son los que más productos cárnicos generan, pero
no les da para comer a todos/as, que son muchos, y recurren a otros países para
comerse sus cerdos maltratados mediante al maltrato al medioambiente; sobre
todo, a España. Más allá de una cuestión de ética por el sufrimiento animal
generado, les recomiendo la lectura de las exhaustivas investigaciones que Datadista
ha hecho sobre esta industria (un decir) devastadora para España y el planeta,
en general. Y Draghi pidiéndonos competividad ...
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