FEIJÓO LLAMA DELINCUENTE A ZP
César Arxina / Europa Press
A
Alberto Núñez Feijóo primero se le acabaron las ideas, después las propuestas
lisérgicas, más tarde agotó los bulos y ahora ya solo le quedan las
insinuaciones. Esta semana, en una entrevista con Europa Press, ha insinuado
que José Luis Rodríguez Zapatero cobra de Venezuela. Se lo lleva crudo de la
máxima reserva petrolífera mundial. Es el nuevo Pablo Iglesias de nuestra
intervenida democracia (por los chavistas, o sea). Lo que pasa es que Feijóo ya
no se tiene que inventar una cuenta en las granadinas apoyado en la policía patriótica,
como Mariano. Le basta con insinuar.
Que el presidente del partido más votado de mi país denigre con insinuaciones sin sustento al expresidente de mi país, al hombre que me ha representado para bien y para mal, me ensucia como ciudadano. Incluso a algún juez le parecería delictivo si Alberto Núñez Feijóo se llamara Arnaldo Otegi.
Como
yo no soy muy listo, os transcribo las palabras textuales de Feijóo sobre
Zapatero, no vaya a ser que mis pocas entendederas os confundan: "[El
Gobierno] no tiene ni propuesta, ni liderazgo, ni criterio en este asunto
[resultado de las elecciones en Venezuela]. Ya todos los españoles empiezan a
preguntarse por qué. ¿Será porque el expresidente Zapatero tiene compromisos
con el régimen de Maduro? ¿Será por lo que venía en aquellas maletas de la
vicepresidenta venezolana [Delcy Rodríguez] que fueron a recoger los miembros
del Gobierno al aeropuerto de Barajas?".
En
un país que tiene a raperos encarcelados por cantar que los borbones son unos
ladrones, evidencia histórica, Feijóo rapea en Europa Press que ZP es un
agente de Maduro / trafica con dinero o cocaína / como la de Dorado aunque más
fina / Y, con Delcy, se lo lleva crudo / por mediar en elecciones sibilinas /
amañadas como todos los negocios / que no ganan mis socios.
No
es la primer vez que un aspirante a la presidencia acusa de delitos a su
predecesor. José María Aznar, con razón, acusaba a Felipe González de
terrorismo de Estado por los GAL; Zapatero, con razón, denigraba las mentiras
de Aznar sobre las armas de destrucción masiva de Irak; seguro que Rajoy, con
razón, acusó de mil cosas a Zapatero, pero aun andan los lingüistas intentando
descifrarlas; y Sánchez, con razón, llamó corrupto a Rajoy en la moción de
censura.
Memoria
aparte merece el día en que Pablo Iglesias, en parlamentaria presencia de Pedro
Sánchez, recordó que las manos de Felipe González y los pétalos de la rosa del
logo del PSOE están manchados de cal viva. También era verdad.
Si
yo no fuera un feroz anarquista sino un demócrata en bata, me preocuparía que
en mi paraíso de la libertad el líder de la oposición se atreviera, sin prueba
alguna, a insinuar que nuestro demócrata país ha sido presidido por
delincuentes. Porque si, como ha insinuado Feijóo, ZP está prestando su apoyo
de mediador en Venezuela a cambio de favores económicos, silencios o
complicidades, ZP es un delincuente.
Está
ahora la UE muy preocupada por legislar los bulos de los pseudomedios, cuando a
mí me parecen mucho más peligrosas las mentirosas insinuaciones de
presidenciables como Alberto Núñez Feijóo. Si Feijóo sabe algo sobre ZP, tiene
la obligación de denunciarlo. Y, si no sabe nada, tiene la obligación de
callarse. Porque no es un borracho opinando de fútbol en un bar, aunque a veces
lo parezca. Su voz, autorizada por su estatus, llega mucho y muy lejos. Feijóo
es consciente de que su insinuación quedará para siempre flotando en la niebla,
y no le costará nada. Salvo quizá un par de votos, si la esperanza aun no fue
lo último que se perdió.
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