EL TIMO DE LOS
SEGUROS ANTIOKUPACIÓN
Varias
aseguradoras lanzan un producto-ganga que confunde de forma deliberada el
allanamiento de la primera y segunda vivienda con la okupación para captar
clientes asustados
Imagen de la web de de Línea Directa donde se promociona
el seguro antiokupación.
El pastel de la industria del miedo es grande y hay tarta para todos. Es lo que han pensado algunas de las grandes aseguradoras del país que, al grito de “que vienen los okupas”, acaban de sacar un nuevo producto estrella: el seguro antiokupación. Por un módico precio que va desde los siete hasta los 50 euros al año, puede usted hacerse con una póliza que le permitirá bajar tranquilo a comprar el pan. Si cuando vuelve con el bollo y la barra bajo el brazo se hubiesen cumplido las predicciones de Ana Rosa Quintana, y en el sofá de su casa hubiera un señor con su correspondiente pasamontañas, tranquilo: el seguro se hará cargo de todos los gastos derivados de este drama supuestamente cotidiano. Línea Directa, aseguradora fundada por Bankinter, fue la primera en decir por qué no, y lanzarse –aguantándose la risa– a la venta de este producto homeopático con el que, desde el año pasado, ofrece protección absoluta ante la posible okupación de tu primera y segunda vivienda. Homeopático porque es un hecho física y metafísicamente imposible que suceda, ya que el acceso ilegal a una primera o segunda vivienda se llama allanamiento y no okupación. Su solución es tan sencilla como llamar a la policía, igual que cuando alguien rompe la puerta o la ventana para robarte.
El
pequeño detalle de ofrecer coberturas para sucesos que no existen es algo que
no parece importarles a empresas como Línea Directa, Mutua Madrileña o
Generali, entre otras. La consejera delegada de Línea Directa, Patricia Ayuela,
lo explicaba estupendamente bien en una reciente conferencia entre empresas del
sector frente a las críticas de otras aseguradoras que calificaban este
producto como “poco serio”: es obligación de las aseguradoras detectar las
necesidades de los clientes. Dicho de otro modo, si mañana los clientes
tuviesen la necesidad de protegerse frente a los satélites que nos leen el
pensamiento o los aviones que nos fumigan, ahí estarían Línea Directa y tantas
otras para sacar un seguro al respecto sin sonrojarse.
Para
entender cómo funciona este despropósito sobre el terreno llamo a Línea
Directa, la aseguradora del grupo Bankinter, pionera del sector en la caza del
cliente desinformado y asustado. La comercial que responde al otro lado me
ofrece un jugoso producto antiokupación y hace hincapié en la posibilidad de
asegurar mi primera vivienda, la habitual, tal y como se promociona desde la
página web de la compañía. Le explico a la operadora que me atiende amablemente
que soy un tipo al que le da un miedo terrible bajar a por el pan y a la vuelta
poder encontrar mi casa okupada. La mujer me entiende porque, efectivamente,
“las cosas están fatal por culpa de las leyes que se han aprobado últimamente”.
La realidad es que, mientras los vendedores de miedo aumentan, las okupaciones
han bajado en España un 9% en el último año. Si antes estábamos a
la cola europea, ahora lo estamos más. Pero ese no es el asunto. Le pregunto
qué ley nueva es esa y no me lo sabe explicar, pero a cambio me ofrece una
solución para mis miedos: por sólo dos euros al mes me puedo quedar tranquilo.
Por 24 euros al año quedan cubiertos los gastos de luz, gas y agua generados
por los okupas. Además, Línea Directa cubriría mi alojamiento temporal en una
nueva vivienda mientras se soluciona la okupación provocada por mi amor
desmedido hacia los bollos, vienas, molletes y demás derivados del trigo. Y,
por si fuera poco, los gastos jurídicos durante el proceso también se incluyen
por esta cifra irrisoria. Una ganga absoluta, incomprensible teniendo en cuenta
la supuesta frecuencia con la que estas okupaciones suceden. O las aseguradoras
se han vuelto oenegés o están estafando a alguna gente asustada.
Avanzada
la conversación, le planteo a la comercial la pregunta del millón: ¿es posible
que se produzca una okupación de primera vivienda? Teniendo en cuenta que la
ley a eso lo llama allanamiento de morada y que, cuando sucede, la policía
actúa del mismo modo que si alguien entrase por la ventana para robarte, veo
complicado que podamos llamar a eso okupación y, por tanto, que el seguro lo
cubra. La operadora pide un momento para consultarlo con sus superiores y al
cabo de un minuto vuelve con la respuesta a mi duda. “Tienes razón en que, si
se trata de la primera vivienda, sería un allanamiento de morada, pero si los
okupas consiguen estar 48 horas dentro, ya no puedes echarlos”. Les presento el
bulo de las 48 horas. Una desinformación ampliamente desmentida por jueces y
juristas especialistas en la materia a los que pocas veces invitan a los
grandes programas asustaviejas. Especialistas que, consultados por este asunto
de las 48 horas, no aciertan a adivinar de dónde ha salido ese dato aleatorio
que la legislación no contempla. Como explicaba hace unos meses Rafael Estévez,
juez decano de un tribunal de lo penal, “un allanamiento de morada lo sigue
siendo hayan pasado 48 horas o 200 días, eso no importa. Y eso afecta a la
primera y a la segunda vivienda”. Tras escuchar atentamente el bulo de las 48
horas le pregunto a la operadora si sería tan amable de decirme dónde podría
encontrar esa información, ya que he escuchado que se trata de un bulo y le
pido que entre a un par de artículos donde así se explica. Me pide consultar de
nuevo con sus superiores y se compromete a llamarme cuando tenga la
respuesta.
Lo
hace. Al cabo de media hora, la amable –lo fue– telefonista de Línea Directa,
me llama de nuevo para explicarme que, según le han dicho, lo de las 48 horas es
una cifra estimada que se da teniendo en cuenta que la policía, que está
desbordada, suele desentenderse pasadas las 48 horas y le pasan el caso al
juzgado, así que el proceso se eterniza. Los jueces, que, como decimos, jamás
son invitados a las televisiones que generan estos bulos sobre los que algunas
empresas construyen su economía, niegan la mayor. Es falso. Si usted se va dos
meses de vacaciones –ojalá– y a la vuelta encuentra a alguien en su casa, se
trata de un allanamiento que usted no sabe en qué momento comenzó. Y no, la
policía no le pide al okupante un ticket de la hora para ver si ya ha cumplido
48 aparcado en su sofá, ni tiene forma de saber cuándo se produjo el
allanamiento hasta que llega una denuncia, ni te responde “lo siento, no vamos a
actuar porque el ladrón lleva ya un rato dentro”. La mujer ha sido de lo más
amable, así que me despido de ella diciéndole que algo no me cuadra, que tengo
que pensármelo porque me da la sensación de que Línea Directa –como otras
muchas compañías– está vendiendo un producto para algo que no existe: la
okupación de primera y segunda vivienda. Su respuesta es que el seguro
antiokupas está teniendo muchísimo éxito, así que duda que no exista este
problema. Le pregunto si tiene datos del número de clientes que, una vez
contratado este seguro que comercializan desde hace un año, han tenido que
usarlo porque su vivienda habitual ha sido okupada. Se ríe y me desea buenos
días.
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