8 DE MARZO Y LA ROSA ROJA
LEONESA EN LLAMAS
POR MAITÉ CAMPILLO
El asesinato de la
Rosa roja leonesa encaja en la primera tanda de crímenes por doquier, poco
después de la conspiración internacional que desencadenó bajo las órdenes del
“General”, el sangriento 18 de julio, como presagio de holocausto. Frío helador
desgarrando carne en vida, detenida esperanza y apego cercando el tiempo de
muerte. La denigran públicamente. Torturan su cuerpo un pelotón de depravados y
violan, rocían con gasolina, queman y descargan metralla contra su cuerpo;
contra todos sus sentidos su avance humano de la vida y concepción intelectual
de superior inteligencia. Lunas negras en noches largas de tristeza y ansiedad,
lucha y resistencia frente a la espeluznante figura en capa a caballo y
tricornio; yugos, flechas, cruz pesada el sable del español en imperio de
guerra. El franquismo existe nada sustancial a cambiado. Me uno a los que se
preguntan y denuncian levantando antorchas contra el oscurantismo, que engendra
la ignorancia a favor del golpe de Estado y holocausto contra la República, su
población indefensa y sus líderes políticos; a favor de un falso 8 de marzo,
alejado de la mano que meció su logro contra la tiranía y, me preguntó como
mujer que tanta sangre costó ¿con qué derecho, en nombre de qué, de quién, cambian
y tergiversan su naturaleza?
Ni la lluvia ni el
sol son únicamente fenómenos naturales, hace tiempo que no llueve sobre
cosechas de futuro, que no aletea la lluvia en cordón umbilical luminoso. Tiene
que llover gente, a cantaros y pedradas, e imponer del sol la luminaria de
avance a los ojos del mundo. Sueños de ayer y hoy artífices de luz contra la
soledad en los campos de lucha, no hay quijotes a la vista, se amplia el campo
de Cervantes en olvido. Náufrag@s en resistencia lo aclaman. Sudor y vidas han
sido mutiladas, no hagas un baile de su recuerdo, no permitas que todo te
resbale que nada se detenga, ocho de marzo, roce de dos mundos antagónicos. Día
Internacional de la Mujer Trabajadora, que no de la mujer en abstracto, ni día
de fiesta (venga la orden de la liga española pro derechos humanos y federación
internacional pro-derechos-humanos-españa, del ministerio del Interior, Cultura
o Deporte, de la Casa Blanca, CIA o Pentágono me da igual), sino
reivindicativo, de reflexión e historia sin deslavar enturbiando el contenido
que sostuvo motines y refriegas, lucha de clases, legado histórico que apuntala
el triunfo internacional logrado en potencia humana, mujer en marcha contra la
explotación y marginación clasista. La mayoría de desahucios son mujeres las
víctimas, los asesinatos entre parejas mayoritariamente son mujeres las
víctimas, las violaciones casi todas por no decir todas es víctima la mujer,
diezmada por la iglesia, Estado, leyes, educación reglada desde niñas, marido,
hermanos y hasta padres en muchos de los casos, desde la adolescencia sufre la
precariedad laboral de forma arbitraria y marginal víctima del capitalismo
esclavista a escala internacional.
La historia nos
debe ayudar a ver quienes somos, quienes fuimos, y a donde queremos llegar. A
situarnos sin ambages en el camino de la lucha unid@s para derrocar un sistema
que oprime, que nos hace retroceder a los años medievales donde la mujer era no
más que un simple objeto para ser utilizado por depredadores, iglesia y
caballeros de la santa inquisición. Hoy andan muchos de estos que quieren
encerrarnos en una fábrica, o en una casa para prendernos fuego si no aceptamos
ser esclavas, sus esclavas. Solo la lucha diaria nos hará fuertes, solo la
lucha organizada nos hará libres; ni títeres ni pantomimas ni bufones de su
carnaval (Recuerda) El 8 de marzo no es un día de fiesta como no lo debe ser el
1º de mayo. Días de lucha y revolución contra el sistema opresor capitalista y
sus lacayos nos esperan, no mires hacia otro lado. No teledirijas los sueños
por muy alegre que pongan la banda sonora. Hablamos del ocho de marzo no de
cine y teatro. La resistencia se hizo historia (No lo olvides) Mujeres y
hombres han dejado su huella en páginas de ella, símbolo de fuerza en duro
entrechoque de estrépito y de furia contra los bandidos de las grandes
finanzas.
Como dijera en uno
de los encuentros de teatro que mantuve con el portugués Helder Costa: “La vida
es el mejor teatro. Pero hemos de ver si somos figurantes o queremos ser
actores, saber pensar y tener coraje: saber actuar / saber luchar. Es la
necesidad la que mueve el mundo. No conviertas su historia (nuestra historia)
cultura y lucha en un estandarte del poder. La libertad no es un engaño, su
energía es liberadora, los mundos futuros surgen de ella. Haz camino al andar,
avanza entre el viento y la danza en aroma de las flores de nuestra historia.
Me uno a ellas por ese mundo posible que ensalzaron desde lo más profundo, no
es una batalla perdida, ¿acaso dudas quién saldrá ganando? A la Rosa roja leonesa
Teresa Monge Melcón (a todas ellas), germen de vida sudorosa, amor febril
luchando contra las llamas.
(II)
Teresa Monge Melcón
conocida como la ‘Rosa roja leonesa’, fue víctima de uno de los “paseos”,
crímenes, más terroríficos y espeluznantes del siniestro golpe de Estado contra
la República. Nace en Monforte de Lemos -Lugo- en 1914. Discípula destacada de
la séptima promoción en una de las escuelas para niñas de la Fundación Sierra
Pambley en León, entre 1924 y 1927, cuya ampliación de la enseñanza primaria
contempla la preparación para seguir estudios superiores .
Se cree por la
fecha que fue discípula de la reconocida pedagoga María Pedrosa, una de las
docentes represaliadas de dicha provincia, las preparaba para su ingreso en el
instituto en la “Escuela Normal o en la de Comercio”. Su impulso consolidó el
que hubiera varias generaciones de mujeres con éxito en el acceso a estos
niveles de estudio; era a su vez directora interina de la Fundación, y desde
este puesto, puso en marcha la concesión de becas para niñas.
La ‘Rosa roja
leonesa’ florece en adolescencia y compromiso de muy hondo, acaricia el nuevo
espacio entre puños militantes afiliada a las Juventudes Socialistas, liberándose
como cumbre sin dueño y sin nubes. Se crean las Juventudes Unificadas y pasa a
formar parte de ellas. Altiva mirada y pensamiento, formada en la enseñanza
libre, anhela, exige, participa, en los años 30, en numerosos movimientos
políticos-sociales portadores de entusiasmo, refuerzo de vanguardia y
compromiso en alianza obrero-campesina que motiva a los pueblos a la
proclamación de la II República.
Teresa es asesinada
entre atroces abusos y torturas imborrables en la historia, tiene 22 años; nos
encontramos a principios del golpe de Estado. La primera noticia que se tiene
sobre el impactante caso fue publicada en un sencillo “librito”, dos años más
tarde / 1938 en Barcelona. No tuvo que ser fácil para el autor superar la
visión vivida, escribirla y lograr publicarla; se deduce que a través de los
enlaces de militancia, entre desplazamientos obligatorios, dada la represión
desencadenada y movimientos de resistencia que se iban generando. Testimonio
que publica como ‘Prometeo’ (nombre de guerra clandestino), cuyo lugar de
nacimiento no debió ser muy lejano al de Teresa. Esta vivencia sufrida que
transmite el autor de los hechos, narra una parte estremecedora y clarificante,
del carácter nazi del crimen golpista` El fascismo en la provincia de León:
«Teresa Monge fue
ultrajada y asesinada el 4 de septiembre, después de horribles sufrimientos.
Luego que abusaron de ella cuantos criminales iban en el grupo, clavaron
cuñitas de madera entre las uñas de pies y manos, y la pincharon con los
machetes, cortándole un pecho en vida y rociándola con gasolina las partes
genitales a las que prendieron fuego, retorciéndose la infeliz en una terrible
agonía entre el doble sufrimiento físico y moral. La remataron después en las
inmediaciones de La Virgen del Camino, arrojándola a la hoguera en unión de
cuarenta y cuatro más, entre ellos su hermano».
‘El inmenso placer
de matar a un gendarme’ (memorias de guerra y exilio). Se hace referencia al
compromiso político y solidario de la joven. Su autor, Santiago Blanco, publica
en 1977 el testimonio en Cuadernos para el Diálogo. En el narra el tiempo en
que estuvo haciendo la ‘mili’ obligatoria en el cuartel de Santocildes de
Astorga y el Cid de León: «de León venían a verme compañeros y compañeras,
Teresa Monge Melcón, era visita segura» «¡Bella y dulce Teresa Monge! (¡Mujer,
mujer!, ¿cómo es posible que te hayan asesinado? Un día en la guerra me
contaron que sobre ella habían caído la hidra y la hiena de las torturas
inconcebibles)».
Victoriano Crémer
en ‘El libro de San Marcos’ «La condujeron en uno de aquellos fatídicos
camiones, especialmente destinados para cargamentos humanos, agarrotados por el
cuello con otros compañeros y hasta con los pechos segados, y, que una vez
llegado al lugar del sacrificio, el Gólgota que se diría, les prendieron fuego
a todos, disparando sobre aquellas antorchas humanas despavoridas, aullantes,
como los moros de conquista y de nueva reconquista cuando corren la pólvora».
Cuentan los que
vivieron el holocausto contra el hito histórico republicano, que ni los
registros civiles descansaban ante el riego del crimen sembrado por los
caminos, lo prueba el hecho de que el parte oficial de defunción fuera emitido
por el Ayuntamiento de Valverde de la Virgen a las 22 horas del 12 de octubre
(?) En aquellos años del golpe, tres de ellos les costó lograrlo, y todos los
que le siguieron en vida a la dictadura llevándose por delante varios consejos
de guerra y cinco penas de muerte un 27 de septiembre de 1975, días antes de la
desaparición física del dictador. Carreteras y cunetas de la provincia leonesa
fueron testigo, desencadenan las mayores atrocidades contra pueblos y culturas
indefensas; atrocidades sin luz propia, dormidas en lo oscuro, sin antorcha,
silenciadas.
NOTA
Elena Aguado,
profesora de Historia Contemporánea de la Universidad de León: «Una de las
cosas que debe subrayarse es que la República fue precedida de un cambio
cultural que hizo posible el desembarco de todas estas maestras en las
escuelas». En León, este dinamismo se logró gracias a la Fundación Sierra
Pambley, en el caso de las maestras, hay que referirse a dos etapas. La primera
de ellas es la que llega hasta 1918. Se trata de una generación nueva que fue
aportada por José Bartolomé Cossío y entre las que cabe destacar a María
Pedrosa, Luisa de la Vega, Esther Uceda… esta última crea en Hospital de Órbigo
una biblioteca que se convirtió en punto de referencia cultural de los alumnos
y sus familias, implicando así a toda la población en el desarrollo cultural.
León, con más de 150 bibliotecas creadas, sería una de las provincias más
beneficiadas, con las de Oviedo, Pontevedra, Huesca y Guadalajara. Uceda y
Pedrosa entran en sana competencia para conseguir el mayor número de pensiones
para sus alumnas. Durante la guerra, María Pedrosa se ve obligada a entregar a
la Guardia Civil toda la documentación de la Fundación. Fue encarcelada y
posteriormente depurada por Franco, pero nunca abandonó su vocación, se fue a
Granada y continuó impartiendo su magisterio, logrando el ingreso a la
universidad de un gran número de mujeres. Finalmente destaca en su declaración
la profesora Elena Aguado «Realizaba tras sus clases filandones de arte, cine,
teatro, literatura… sabía que el sueño de la igualdad pasa por la educación y
nunca dejó de trabajar por este sueño».
EDUCADORAS Y
EDUCADORES EN LEÓN AL FILO DE LA GUERRA CIVIL Raquel Poy Castro de la
Universidad de León: Decía Luis Bello en 1926, tras su recorrido por las
Escuelas del Estado, León podía ser considerada la «provincia modelo» en
educación «no sólo el valle de Laciana, sino toda la provincia de León, tiene
primacía sobre el resto (…). León y su provincia cuentan con mil cuatrocientas
treinta y nueve escuelas, la primera en asistencia escolar» La tasa de
analfabetismo en el Estado español comprendía el 30% de sus casi 24 millones de
habitantes y el 50% de los niños no estaban escolarizados. En el caso de León,
el porcentaje de varones analfabetos se reducía en 1930 a un 9% y un 28% de las
mujeres mayores de diez años. Cinco años después de la publicación de la obra
de Bello, se proclamaba la Segunda República en 1931. Uno de los principales
grupos será el de los seguidores de la Institución Libre de Enseñanza,
conocidos como institucionistas, asentados décadas atrás en la provincia
leonesa, junto a algunos partidarios de la Escuela Nueva y defensores de la
nueva pedagogía renovadora, bajo el ideario modernizador de una sociedad que
pretendía dejar atrás un turbulento siglo XIX lleno de enfrentamientos civiles
y crisis económicas que habían frustrado una y otra vez los reiterados intentos
liberales de modernización. Esta conjunción leonesa de diversas iniciativas y
proyectos educativos tanto progresistas como conservadores genera una espiral
frenética de actividad pública cuando no de abierta confrontación, la cual
culminará en el dramático conflicto de 1936-1939, convirtiendo el laboratorio
de ideas educativas leonés de 1930 en un espacio de investigación difícilmente
equiparable en el panorama español de la época.
En los años 30 del
pasado siglo. Así, con el estallido de la rebelión y conflicto bélico
subsiguiente, los grupos sublevados contra el Gobierno de la República cargarán
inmediatamente contra aquellos educadores acusados de agitar la conciencia
revolucionaria en la población. A los educadores les inculparían desde el nuevo
régimen dictatorial de haber generado graves amenazas contra un statu quo que
se había mantenido durante décadas en precario equilibrio. Por otro lado, las
facciones que respaldaban la legitimidad republicana cometerían igualmente
acciones de represión contra aquellos sospechosos de alentar la rebelión. El
drama de la represión no tendría precedentes pues, como señala el profesor
Olegario Negrín, aunque durante el Gobierno de Primo de Rivera y los gobiernos
republicanos hubo depuraciones del profesorado por motivos políticos e
ideológicos, los gobiernos de la dictadura franquista la adoptarían como una
política de exterminación total, declarada y pública. Pero fue la proclamación
de la Segunda República en 1931 y la victoria de los partidos de izquierda,
encabezados por los socialistas, la que daría a la política educativa de
comienzos de la década un impulso sin precedentes. El nuevo Gobierno abordaba así
el reto integral de la instrucción pública en un país con veintitrés millones y
medio de habitantes y una tasa de analfabetismo del 30%, con un total de un
millón de niños sin escolarizar.
Hasta diciembre de
1931, bajo el mandato del ministro Marcelino Domingo se abordaron las primeras
medidas urgentes y de mayor espectro reformista. En primer lugar, se procuró la
mejora de las condiciones laborales de los docentes. De los 36.680 maestros que
existían en 1931, el primer Gobierno republicano impulsó una mejora salarial
que los equiparase con otras categorías de funcionarios, lo que supuso en la
práctica el ascenso de 14.000 maestros, dando prioridad a los que padecían una
situación más precaria. El nuevo régimen republicano impulsaba el Decreto de 24
de junio creando de una sola vez 7.000 plazas de nuevos maestros y maestras.
Hasta el final de la Segunda República, se habían creado un promedio de 3. 200
plazas anuales, frente a un promedio de 962 anuales de la década de 1920. En
1935 ya se habían superado los 43.000 maestros, junto a 2.051 profesores de
instituto, 1.357 profesores de escuelas especiales y 1.233 profesores
universitarios.
Al proclamarse la
República existían 35.716 escuelas en el Estado, siendo el promedio de creación
de los anteriores 25 años de unos 500 nuevos centros al año. La Dirección
General de Instrucción, liderada por el socialista e institucionista Rodolfo
Llopis, profesor de la Escuela Normal de Cuenca y presidente de la Asociación
General de Maestros, marcó como objetivo la creación de 27.000 nuevas, y en el
primer año se habían conseguido crear 7.000 pese a las limitaciones
presupuestarias del nuevo Gobierno. En tercer lugar, se intentó elevar la
cualificación del profesorado. El Ministerio de Instrucción Pública señalaba
que en 1926 existían 10.501 maestros ejerciendo la enseñanza privada,
incluyendo educadores religiosos y seglares, de los cuales el 57, 9% carecía de
titulación que los habilitase para la docencia, siendo un objetivo central
acabar con dicho intrusismo. Esta actitud gubernamental redoblaría la oposición
de buena parte de la élite y clases medias que sostenían el sistema de
enseñanza privada tradicional ya que el Gobierno prohibió la apertura de nuevas
escuelas si no se acreditaba la disponibilidad de maestros titulados.
Una de las medidas
más polémicas, y que provocó una fractura mayor entre partidarios de la nueva
escuela laica y los defensores de la escuela cristiana, fue la que emanó del
Decreto de 1931 que suprimía la obligatoriedad de la instrucción religiosa en
las escuelas. Las reacciones de importantes colectivos sociales fueron
virulentas y se llegó a convertir en una cuestión de Estado de suma importancia
en la época. Además, el segundo ministro de Educación republicano, Fernando de
los Ríos –sobrino de Francisco Giner de los Ríos–, acometió como primera
actuación la expulsión de la Orden de los Jesuitas en enero de 1932, lo que
ahondaría el problema relativo a la Cuestión Religiosa. Bajo su mandato se
impulsó la financiación de nuevas escuelas y se abordaron profundas reformas
legislativas de la estructura educativa. Y, aunque el Gobierno conservador que
gobernó entre 1933 y 1935 ralentizó algunas de estas reformas, como las
relativas a la implantación de la coeducación de género o el ritmo de creación
de centros, no obstante la reforma continuó avanzando hasta que se produjo la
victoria de las izquierdas coaligadas en el Frente Popular y pocos meses
después el estallido de la sublevación de julio de 1936. Unos y otros serian
arrollados por la guerra y su irracionalidad aunque, al termino de la misma, la
represión del régimen se prolongase durante décadas al adoptar la dictadura un
carácter estrictamente policial.
PD.
HOY PARA MI NO ES
UN DÍA CUALQUIERA.
Motiva su historia
real en lucha y solidaridad de clase víctimas del desprecio más cruel. Mujeres
humilladas por su condición de mujer, represaliadas, asesinadas, hijos e hijas
secuestrados, desaparecidos, deportados a los campos de exterminio,
encarcelados durante años interminables en mazmorras franquistas. A todas. A
todos. A los que no lograron resistir su feroz represión y condiciones de vida,
enfermando, muriendo de miseria en las garras de la celda, y exilio, de pena y
repudio a esa unión patética del nazi-fascismo. A cientos de Rosas rojas entre
sacas en su último ‘paseo’ a la muerte (Nada sustancial ha cambiado). Perpetua
“la transición” el crimen y la violación, leyes degradantes en humillación,
marginación económica y sexual del “hombre” sobre la mujer. La bestia represiva
siguió vertiendo su odio inflamable, son las mismas llamas, que quemaron a 129
obreras y 23 obreros en una fábrica de EEUU.
Maité Campillo
(actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)
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